Según nos aclara Mónica Cavallé Cruz (Doctora en Filosofía y autora de libros sobre filosofía perenne y sabiduría oriental) en su artículo “El vedânta advaita ante el sufrimiento“:“… la doctrina de la no-dualidad (advaita-vâda), lejos de ser exclusiva de la tradición vedânta, constituye el eje central de prácticamente todas las grandes tradiciones espirituales y metafísico-gnósticas. Encontramos esta doctrina no-dual en el mundo índico (en el vedânta advaita, en el Shivaísmo de Cachemira, etc.), en el budismo (especialmente en el budismo mahâyâna, y dentro de éste, en el budismo zen), en el taoísmo, en el núcleo esotérico del islamismo (en el sufismo y la gnôsis shiíta), en la filosofía griega o de ascendencia griega, ligada a los Misterios (el orfismo, el platonismo, el neo-platonismo), en ciertas vertientes del gnosticismo y de la mística especulativa (Eckhart, Angelo Silesio…), en el hermetismo, en la qabbAlAh hebrea, etc.”
Como Sir Edwin Arnold hace notar: “Esta venerable religión – el budismo- contiene en sí la eternidad de una esperanza universal, la inmortalidad de un amor sin límites, un elemento indestructible de fe en el bien final, y la más rotunda afirmación que jamás se ha hecho de la libertad humana”.
“Hasta aquí el conocimiento sólo nos ha traído la muerte. Más adelante nos traerá una nueva vida. Pero por el momento todo es confusión y oscuridad. Porque hemos perdido nuestra fe en las hadas, porque ahora no creemos que existan duendes en nuestras cavernas, porque no existe espíritu en el viento ni voz en el trueno, nos hemos llegado a convencer de que los árboles y las rocas, las flores y las tempestades, son todas cosas muertas.
Nosotros, decimos que están formadas de materiales que ya conocemos, que están gobernados por leyes que hemos descubierto, y que no existe vida alguna en la naturaleza. Para el budista, así como para el griego en la antigüedad, toda la Naturaleza es una
cosa viviente”. Mr. Fielding
Las últimas entradas de
éste blog, se corresponden a un esfuerzo para ofrecer a los lectores, un
recorrido por algunas de las principales aportaciones espirituales en la
historia de la Humanidad, en el convencimiento de que existe la necesidad de una
rapidísima y poderosa transformación, en el orden de los valores dominantes del
mundo de hoy.
En las dos entradas
anteriores dedicadas al Tao Te King, reproducíamos el siguiente pensamiento de
R. Guenon: “La Tradición es de esencia doble, religiosa y metafísica; puede
calificarse muy exactamente de exotérico el lado religioso de la doctrina, que
es en efecto el más exterior y el que está al alcance de todos, y de esotérico
su lado metafísico, que constituye el sentido profundo de la misma, y que
es, por otra parte, considerado como la doctrina de la élite; y esta distinción
conserva bien su sentido propio, dado que son éstas las dos caras de una sola y
misma doctrina». Conviene añadir que, para Guénon, el esoterismo es siempre y
por todas partes el mismo, cualesquiera que sean los nombres que se le dan
según la variedad de los países y tradiciones. Si el conocimiento verdadero de
la última Realidad es el objeto final de la búsqueda esotérica, los métodos
utilizados, aunque frecuentemente análogos, no son forzosamente idénticos;
pueden variar como varían también las lenguas y los individuos. «La diversidad
de los métodos, escribía Guénon el 3 de octubre de 1945, responde a la
diversidad misma de las naturalezas individuales para las cuales están hechos;
es la multiplicidad de las vías conducentes todas a una meta única».
Es conforme a éste
pensamiento que presentamos las dos entradas que dedicaremos al Budismo en ésta
ocasión. Nos ceñiremos lo máximo posible al mensaje original del Buda,
personaje excepcional en su humanidad y en la ola de transformación espiritual
que generó con su experiencia y enseñanzas. Para ello, nos acogeremos al Canon
Palí, el más antiguo y “supuestamente fiel” a sus palabras, dejando de lado
otras corrientes del budismo más en boga, como el budismo tibetano, o más
próximo a mis personales puntos de vista, como el budismo zen. A éste último,
deberemos remitirnos en alguna otra entrada posterior.
Como aviso a lo que nos
viene encima, esos cambios de paradigma a los que me refería anteriormente,
comenzaré por reproducir, los resultados de un reciente estudio.
Según todos los estudios
que he podido consultar, en las próximas décadas se producirá un aumento
espectacular de las religiones a nivel mundial, recíprocamente, un disminución
porcentual equivalente, de las personas ateas, gnósticas o no adscritas a ninguna.
Algunas de las razones son de tipo demográfico, parece bastante lógico que
aquellos países del mundo con una tasa de crecimiento de la población más alta,
con una población más joven, aporten un mayor número de creyentes a la religión
dominante en su país, veamos el siguiente cuadro:
En el
2010, el cristianismo era, con mucho, la religión más grande del mundo,
con un total estimado de 2.2 mil millones de adherentes, casi un tercio (31%)
del total de 6,9 millones de
personas en la Tierra. El Islam fue segundo, con 1,6 mil millones de
adherentes, o el 23% de la población mundial. Si las tendencias demográficas
actuales continúan, el Islam casi igualará al cristianismo a mediados del siglo
21. Entre 2010 y 2050, se espera que la población total del mundo aumente a 9,3
mil millones, un aumento del 35%.
Durante ese mismo período, los musulmanes - una población relativamente
joven, con altas tasas de fecundidad - se prevé que aumente en un 73%. El
número de cristianos también se prevé que aumente, pero más lentamente,
aproximadamente a la misma tasa (35%) que la población mundial en general.
Como resultado de ello, de acuerdo con las
proyecciones del Pew Research, para el año 2050 habrá cerca de la paridad entre
los musulmanes (2,8 mil millones, o el 30% de la población) y cristianos (2,9
mil millones, o el 31%), posiblemente por primera vez en la historia.
Con la excepción de los budistas, todos los
principales grupos religiosos del mundo están preparados para, al menos, tener
un cierto crecimiento en números absolutos en las próximas décadas. Se espera
que la población mundial budista se mantenga bastante estable debido a las
bajas tasas de fecundidad y al envejecimiento de la población en países como
China, Tailandia y Japón. Pero a ello, habría que sumar los millares (o
millones?) de practicantes de las técnicas de meditación zen y/o Mindfullness,
tanto en Europa, como en los EE.UU y otros países americanos,
independientemente de la religión a la que se adscriban.
A nivel mundial, la población hindú se prevé
que aumente en un 34%, de poco más de 1 mil millones a cerca de 1,4 millones de
dólares, más o menos mantener el ritmo de crecimiento de la población en
general. Los Judios, el grupo religioso
más pequeño para el que se realizaron las proyecciones separadas, se espera que
crezca un 16%, a partir de un poco menos de 14 millones en 2010 a 16.1 millones
en el mundo en 2050.
Los adherentes de diversas religiones
populares - incluyendo las religiones tradicionales africanas, religiones
populares chinas, las religiones indígenas americanas y religiones aborígenes
australianos - se prevé que aumenten en un 11%, pasando de 405 millones a casi
450 millones de dólares.
Y todas las demás religiones combinadas -
una categoría general que incluye bahaíes, los jainistas, sijs, taoístas y
muchos credos más pequeñas - se prevé un incremento del 6%, de un total de
aproximadamente 58 millones a más de 61 millones en el mismo período.
Del mismo modo, la población religiosamente
no afiliada se proyecta para reducir el tamaño como un porcentaje de la
población mundial, a pesar de que se incrementará en número absoluto. En 2010,
los censos y las encuestas indican, había alrededor de 1,1 mil millones ateos,
agnósticos y las personas que no se identifican con ninguna religión en
particular. En 2050, se espera que la población no afiliada a superar los 1,2
mil millones. Sin embargo, como porcentaje de todas las personas en el mundo,
los que no tienen afiliación religiosa se prevé que disminuyan del 16% en 2010 al 13% a mediados de este siglo.
Otro determinante importante del
crecimiento es la distribución de la edad actual de cada grupo religioso ya que
sus adherentes son predominantemente jóvenes, con sus años reproductivos todavía
por delante.
En 2010, más de un cuarto de la población
total del mundo (27%) fue menor de 15 años. Sin embargo, un porcentaje aún mayor de
los musulmanes (34%) e hindúes (30%) eran menores de 15, mientras que la
participación de los cristianos menores de 15 años coincidía con la media
mundial (27%). Estas poblaciones de jóvenes son algunas de las razones por las
que se proyectan los musulmanes a crecer más rápido que la población total del
mundo y que los hindúes y los cristianos están proyectados para mantener más o
menos el ritmo de crecimiento de la población en todo el mundo.
Más allá del año
2050 se espera que en el 2070 el número
de cristianos y musulmanes en el mundo quede igualado, mientras que para el
2100 el número de musulmanes supere al de cristianos en un 1%.
La corriente filosófico-existencial
imperante en la sociedad occidental, secularizada tras un profundo arraigo
cristiano, que se halla ya superado por la llamada Nueva Era, ha permitido que
se dieran las circunstancias idóneas para una rápida expansión de tradiciones
trascendentales como el budismo, que en pocos años ha ganado más y más adeptos
en Europa y Estados Unidos.
Es un hecho que la popularidad de una
figura como la del Dalai Lama, otrora defenestrada por las férreas convicciones
religiosas de corte romano-occidental, ha experimentado un notable ascenso en
las diferentes sociedades occidentales durante los últimos años. El papel del
líder espiritual del budismo tibetano ha pasado en Occidente de gran
desconocido al entrañable personaje cuya voz y opinión es tenida en cuenta cada
día más. Y no es extraño a éste fenómeno que muchas personalidades del mundo occidental se hayan sumado a una extraordinaria campaña de marketing, en favor de la libertad del Tibet.
Tal es el calado que el budismo tibetano ha
logrado en el nuevo pensamiento occidental que ciertamente encontramos la
huella de esta filosofía oriental en buena parte de las bases y principios más sobresalientes
de la llamada Nueva Era ("New Age" en inglés) que, hoy por hoy,
concentra buena parte de la actividad intelectual occidental.
Uno de estos principios coincidentes es la
concepción globalizadora del conocimiento o, dicho de otra forma, la creencia
en una conciencia que, más allá de los individuos y su ciclo vital, va
perpetuándose en un camino sin fin ni principio.
La influencia del budismo en el "New
Age" se deja ver también en la visión trascendental de la misma existencia
del hombre, estableciendo la consecución de una meta, como el final de un
camino de esfuerzo y autocontrol, de las facetas tanto física como mental y
emocional –concepción, por otra parte, holística del ser humano,
hasta llegar a alcanzar un nivel más elevado
de consciencia.
Definitivamente, la cultura occidental ha
dejado atrás el racionalismo práctico y se ha dejado invadir por actores como
el misticismo, la meditación, la visión trascendental de la existencia y
tradiciones y técnicas basadas en la conjunción de cuerpo, mente y alma en un
todo inseparable.
Éste es la encrucijada en la que nos
encontramos como especie. Lo hemos dicho reiteradamente en éste blog, es
imprescindible un cambio de paradigma, de visión del mundo. Tal vez como decía
Eckhart Tolle, el cambio, el despertar de una nueva espiritualidad, de una
nueva consciencia, se está produciendo ya, aunque no nos demos cuenta, como les
ha pasado siempre a las personas que han vivido en los grandes períodos de
cambio de la historia de la humanidad.
Hoy nos dedicaremos a reflexionar sobre el
Budismo, especialmente sobre las enseñanzas del fundador de ese movimiento de
reforma religiosa –en el sentido de religare, volver a unir- y espiritual que
fue el Buda.
Aproximación biográfica.
El Buda nació en el 566 a.e.c. en el Parque
Lumbini, lo que actualmente es la parte sur de Nepal. Aunque su nombre
Siddhartha no aparece en el canon pali, aquí lo utilizaremos por conveniencia.
Gotama, (sct. Gautama) otro nombre utilizado para referirse al Buda, era el
nombre de su clan.
El padre de Siddhartha, Shuddhodana, no era un rey, como se describió posteriormente en la literatura budista. En lugar de ello, fue un noble del clan Gautama, quien probablemente sirvió como gobernador regional en Sakiya. El canon pali no registra el nombre de la madre del Buda, pero fuentes sánscritas posteriores la identifican como Maya-devi.
La madre de Buda Maya Devi soñó con un elefante blanco durante el embarazo.
Dice la leyenda que Maia fue fecundada por un pequeño y bello elefante provisto de seis colmillos que hirió delicadamente su regazo sin causarle dolor. Al nacer, el pequeño Siddharta habría aparecido ante su madre sobre un loto mientras una suave lluvia de pétalos caía sobre ambos, y dijo:
El padre de Siddhartha, Shuddhodana, no era un rey, como se describió posteriormente en la literatura budista. En lugar de ello, fue un noble del clan Gautama, quien probablemente sirvió como gobernador regional en Sakiya. El canon pali no registra el nombre de la madre del Buda, pero fuentes sánscritas posteriores la identifican como Maya-devi.
La madre de Buda Maya Devi soñó con un elefante blanco durante el embarazo.
Dice la leyenda que Maia fue fecundada por un pequeño y bello elefante provisto de seis colmillos que hirió delicadamente su regazo sin causarle dolor. Al nacer, el pequeño Siddharta habría aparecido ante su madre sobre un loto mientras una suave lluvia de pétalos caía sobre ambos, y dijo:
«Triunfaré sobre el
nacimiento y la muerte y venceré a todos los demonios que hostigan al humano»
La madre de Siddhartha murió poco después
de su nacimiento, por lo que él fue criado por su tía Pajapati, con quien su
padre se casó como era la costumbre de la época.
Se dice que cuando Buda empezó a caminar a cada paso florecía una flor de loto.
Dice también la leyenda, que cuando Gautama nació recobraron la vista los ciegos, los sordomudos hablaron y una música celestial llenó el mundo.
Buda y su padre
Según la tradición oral, poco después de su nacimiento fue visitado por el brahmán Asita, un asceta de gran reputación por su sabiduría y por sus dotes para interpretar presagios. El sabio brahmán profetizó que Siddharta llegaría a ser un gran gobernante o un gran maestro religioso, lo que consternó a Śuddhodana, que quería que su hijo siguiera sus mismos pasos y que un día le sucediera en el trono. Por ello su padre lo protegió de la dureza de la vida, fuera de palacio, para evitar que el hijo desarrollara su tendencia hacia lo espiritual.
El brahman Asita visita a Buda.
Pensó que el mejor modo de evitarle la tendencia a la religiosidad consistía en impedirle toda experiencia con el lado amargo de la vida, de modo que creó en torno de él una vida llena de placeres y con el menor contacto posible con el sufrimiento de la realidad.
Los primeros 29 años de la vida del príncipe Siddharta Gautama Buddha, transcurrieron completamente ajenos a toda actividad espiritual, siempre vivió con su familia.
Los detalles de la infancia y juventud de Siddharta narran una vida rodeada de enorme lujo y comodidad. Recibió la mejor educación y formación posibles en su tiempo.
Siddharta comenzó a sentir curiosidad por conocer cómo eran las cosas en el mundo exterior y pidió permiso a su padre para satisfacer su deseo. Śuddhodana accedió, pero preparó la salida de su hijo ordenando que despejaran las calles de toda visión que pudiera herir la sobreprotegida conciencia del príncipe.
No obstante, sus cuidadosos arreglos fracasaron pues Siddharta,
aclamado por la multitud a su paso por las calles, no pudo dejar de percibir el
dolor bajo sus formas más agudas, por primera vez se percató de la vejez,
enfermedad y muerte.
Siddhartha se casó con Yashodhara. Ella era la prima de Siddhartha y la hermana de Devadatta. Posteriormente, Devadatta llegaría a ser el principal rival del Buda.
Tuvieron un hijo llamado Rahula.
Poco después del nacimiento de su hijo, el Buda dejó Kapilavatthu a la edad de 29 años y se dirigió a Magadha en busca de la verdad espiritual . Viajó a lo largo del camino norte y cruzó el río Ganges para llegar a Rajagaha.
Buda abandona su hogar, a su mujer y a su hijo.
Partió ataviado con un vestido amarillo de itinerante, sin dinero ni bienes de ninguna clase, en busca de la iluminación. Más tarde descubrió que todo extremo es malo.
Se rapó la cabeza y se puso un Brahma, despojado de todos sus bienes.
Aprendió diferentes técnicas de meditación y logró altos estados de conciencia. En esencia, las distintas ideas que examinó Siddharta intentaban redefinir la unión del individuo con un absoluto para así lograr la liberación. Pero a pesar de sus grandes logros con estas prácticas, no encontró en ellas satisfacción para sus preguntas. Entonces, en un intento por doblegar totalmente al mundo sensorial, Siddharta probó a someterse a austeridades tan extremas que casi ocasionaron su muerte,
pero aun así tampoco encontró solución a su problema. Por esto decidió investigarlo de una manera nueva y diferente.
Aprendió dos cosas de suma importancia: primero, que el ascetismo extremo no conducía a la liberación total, sino que era preciso algo más; y segundo, que, alcanzado cierto punto, ningún maestro era capaz de enseñar nada más. Siddhartha partió decidido a no seguir buscando fuentes externas de sabiduría, sino a encontrarlas dentro de sí mismo.
Una versión mítica de esta etapa de su vida nos dice que Siddharta, en sus extremas prácticas de ascetismo, después de algunos días sin comer ni beber agua, pocos minutos antes de su muerte, escuchó a un maestro que estaba enseñándole a una niña a tocar la sítara.
Dicho maestro le dijo que si la cuerda estaba muy floja no sonaría, pero si la cuerda del sitar se encontraba muy tensa se rompería: la cuerda debía estar en su justa tensión para que pudiera dar música y armonía. En ese momento Siddharta comprendió el camino del medio: tanto el ascetismo extremo como la vida de placeres del palacio eran dos extremos, y la verdad se hallaría en la justa medida entre el placer exacerbado y el ascetismo extremo.
Al final de su periplo Siddharta caminó a un lugar llamado Bodhgaya, en el estado indio Bihar, hasta sentarse bajo la sombra de un árbol llamado bo o bodhi (ficus religiosa), considerado el árbol de la sabiduría.
Una noche de luna llena decidió no levantarse hasta que hallara la respuesta al sufrimiento. Pasó varias semanas debajo de este árbol. Como empezó una terrible tormenta, de debajo de las raíces del árbol surgió Muchilinda, el rey de los nagas (serpientes), se enroscó alrededor de Gautama y lo cubrió con su caperuza.
La fuerza de determinación de Buda hizo que pronto Mara (el rey de los demonios) se preocupase, enviando a sus ejércitos para quebrar la voluntad de Siddharta, quien respondiendo a la tentación de Mara describió a sus ejércitos de este modo:
Se dice que cuando Buda empezó a caminar a cada paso florecía una flor de loto.
Dice también la leyenda, que cuando Gautama nació recobraron la vista los ciegos, los sordomudos hablaron y una música celestial llenó el mundo.
Buda y su padre
Según la tradición oral, poco después de su nacimiento fue visitado por el brahmán Asita, un asceta de gran reputación por su sabiduría y por sus dotes para interpretar presagios. El sabio brahmán profetizó que Siddharta llegaría a ser un gran gobernante o un gran maestro religioso, lo que consternó a Śuddhodana, que quería que su hijo siguiera sus mismos pasos y que un día le sucediera en el trono. Por ello su padre lo protegió de la dureza de la vida, fuera de palacio, para evitar que el hijo desarrollara su tendencia hacia lo espiritual.
El brahman Asita visita a Buda.
Pensó que el mejor modo de evitarle la tendencia a la religiosidad consistía en impedirle toda experiencia con el lado amargo de la vida, de modo que creó en torno de él una vida llena de placeres y con el menor contacto posible con el sufrimiento de la realidad.
Los primeros 29 años de la vida del príncipe Siddharta Gautama Buddha, transcurrieron completamente ajenos a toda actividad espiritual, siempre vivió con su familia.
Los detalles de la infancia y juventud de Siddharta narran una vida rodeada de enorme lujo y comodidad. Recibió la mejor educación y formación posibles en su tiempo.
Siddharta comenzó a sentir curiosidad por conocer cómo eran las cosas en el mundo exterior y pidió permiso a su padre para satisfacer su deseo. Śuddhodana accedió, pero preparó la salida de su hijo ordenando que despejaran las calles de toda visión que pudiera herir la sobreprotegida conciencia del príncipe.
Siddhartha se casó con Yashodhara. Ella era la prima de Siddhartha y la hermana de Devadatta. Posteriormente, Devadatta llegaría a ser el principal rival del Buda.
Tuvieron un hijo llamado Rahula.
Poco después del nacimiento de su hijo, el Buda dejó Kapilavatthu a la edad de 29 años y se dirigió a Magadha en busca de la verdad espiritual . Viajó a lo largo del camino norte y cruzó el río Ganges para llegar a Rajagaha.
Buda abandona su hogar, a su mujer y a su hijo.
Partió ataviado con un vestido amarillo de itinerante, sin dinero ni bienes de ninguna clase, en busca de la iluminación. Más tarde descubrió que todo extremo es malo.
Se rapó la cabeza y se puso un Brahma, despojado de todos sus bienes.
Aprendió diferentes técnicas de meditación y logró altos estados de conciencia. En esencia, las distintas ideas que examinó Siddharta intentaban redefinir la unión del individuo con un absoluto para así lograr la liberación. Pero a pesar de sus grandes logros con estas prácticas, no encontró en ellas satisfacción para sus preguntas. Entonces, en un intento por doblegar totalmente al mundo sensorial, Siddharta probó a someterse a austeridades tan extremas que casi ocasionaron su muerte,
pero aun así tampoco encontró solución a su problema. Por esto decidió investigarlo de una manera nueva y diferente.
Aprendió dos cosas de suma importancia: primero, que el ascetismo extremo no conducía a la liberación total, sino que era preciso algo más; y segundo, que, alcanzado cierto punto, ningún maestro era capaz de enseñar nada más. Siddhartha partió decidido a no seguir buscando fuentes externas de sabiduría, sino a encontrarlas dentro de sí mismo.
Una versión mítica de esta etapa de su vida nos dice que Siddharta, en sus extremas prácticas de ascetismo, después de algunos días sin comer ni beber agua, pocos minutos antes de su muerte, escuchó a un maestro que estaba enseñándole a una niña a tocar la sítara.
Dicho maestro le dijo que si la cuerda estaba muy floja no sonaría, pero si la cuerda del sitar se encontraba muy tensa se rompería: la cuerda debía estar en su justa tensión para que pudiera dar música y armonía. En ese momento Siddharta comprendió el camino del medio: tanto el ascetismo extremo como la vida de placeres del palacio eran dos extremos, y la verdad se hallaría en la justa medida entre el placer exacerbado y el ascetismo extremo.
Al final de su periplo Siddharta caminó a un lugar llamado Bodhgaya, en el estado indio Bihar, hasta sentarse bajo la sombra de un árbol llamado bo o bodhi (ficus religiosa), considerado el árbol de la sabiduría.
Una noche de luna llena decidió no levantarse hasta que hallara la respuesta al sufrimiento. Pasó varias semanas debajo de este árbol. Como empezó una terrible tormenta, de debajo de las raíces del árbol surgió Muchilinda, el rey de los nagas (serpientes), se enroscó alrededor de Gautama y lo cubrió con su caperuza.
La fuerza de determinación de Buda hizo que pronto Mara (el rey de los demonios) se preocupase, enviando a sus ejércitos para quebrar la voluntad de Siddharta, quien respondiendo a la tentación de Mara describió a sus ejércitos de este modo:
‹‹La sensualidad y los
placeres forman tu primer ejército, el segundo se llama Aversión. Tu tercer
ejército es el Hambre y la Sed, el cuarto, el Deseo. Tu quinto ejército es
Pereza e Indolencia, el sexto, Cobardía. Tu séptimo ejército es la Duda, el
octavo, la Hipocresía y la Estupidez. Ganancias, Fama, Honores y Gloria
falsamente obtenidos, la Alabanza de uno mismo y el Menosprecio de los demás;
éste es tu ejército››.
Viendo que Shakyamuni (nombre comúnmente usado para el Buda Siddhartha) no claudicaba, Mara envió a sus tres hermosas hijas para que lo seduzcan y lo desvíen de su búsqueda espiritual. Esas hijas eran Deseo, Satisfacción y Arrepentimiento.
‹‹Al no tener éxito, Mara le envía a sus tres hijas para seducirlo sexualmente. Las tres hijas recurren a toda clase de ardides amorosos de que disponen, exhibiendo su piel semejante al alabastro, atrayéndolo con canciones y danzas, miradas de soslayo y dulces palabras de elogio.
Se pasean frente a él levantando sus faldas y diciéndole cosas como: “Quisiera ser la servidora de un gran hombre como tú”. Pero, es innecesario decirlo, Shakyamuni permanece inmutable.››
Irritado ante el autocontrol de Siddhartha, Mara le dice que el asiento de la iluminación le corresponde por derecho a él. “¡Yo soy tu testigo!”, claman al unísono los demonios de Mara, quien desdeñoso interroga a Buda diciéndole: “¿Quién hablará por ti?”
Entonces Siddhartha, conservando aún su postura meditativa de flor de loto, acerca la mano derecha a la tierra y la toca (la pone hacia abajo sobre su rodilla derecha, según otras fuentes). Tras ser tocada, la tierra tiembla, se abre y de ella sale la Diosa Tierra (personaje simbólico) con un jarrón de flores. “Yo doy testimonio”, dice la diosa, aunque las palabras que expresa en la versión de Joseph Campbell son más impactantes a la hora de entender el sentido de la budeidad:
‹‹Éste es mi hijo amado, quien a través de innumerables vidas se ha entregado a sí mismo, por lo que no hay un cuerpo aquí››
Viendo que Shakyamuni (nombre comúnmente usado para el Buda Siddhartha) no claudicaba, Mara envió a sus tres hermosas hijas para que lo seduzcan y lo desvíen de su búsqueda espiritual. Esas hijas eran Deseo, Satisfacción y Arrepentimiento.
‹‹Al no tener éxito, Mara le envía a sus tres hijas para seducirlo sexualmente. Las tres hijas recurren a toda clase de ardides amorosos de que disponen, exhibiendo su piel semejante al alabastro, atrayéndolo con canciones y danzas, miradas de soslayo y dulces palabras de elogio.
Se pasean frente a él levantando sus faldas y diciéndole cosas como: “Quisiera ser la servidora de un gran hombre como tú”. Pero, es innecesario decirlo, Shakyamuni permanece inmutable.››
Irritado ante el autocontrol de Siddhartha, Mara le dice que el asiento de la iluminación le corresponde por derecho a él. “¡Yo soy tu testigo!”, claman al unísono los demonios de Mara, quien desdeñoso interroga a Buda diciéndole: “¿Quién hablará por ti?”
Entonces Siddhartha, conservando aún su postura meditativa de flor de loto, acerca la mano derecha a la tierra y la toca (la pone hacia abajo sobre su rodilla derecha, según otras fuentes). Tras ser tocada, la tierra tiembla, se abre y de ella sale la Diosa Tierra (personaje simbólico) con un jarrón de flores. “Yo doy testimonio”, dice la diosa, aunque las palabras que expresa en la versión de Joseph Campbell son más impactantes a la hora de entender el sentido de la budeidad:
‹‹Éste es mi hijo amado, quien a través de innumerables vidas se ha entregado a sí mismo, por lo que no hay un cuerpo aquí››
Finalmente Gautama tomó conciencia de que
ya se había liberado definitivamente. Comprendió las Cuatro Nobles Verdades. Ya
no pesaba sobre él la ilusión del falso yo: su verdadero ser estaba más allá de
las dualidades del aferramiento y la repulsión; había trascendido el espacio y
el tiempo, la vida y la muerte. Comprendió que nunca más volvería a renacer,
que había roto el eterno girar de la rueda del samsara. Esto es el
nirvana.
Contando para entonces 35 años, según la leyenda, Siddharta despertó de sus meditaciones como un Buda y siguió sentado bajo el árbol bodhi durante cierto tiempo, disfrutando de la dicha de la renunciación, de la liberación.
Después empezó a enseñar sobre el nirvana a quien le oyera; fundando lo que se conoce en Oriente como Buddha-Dharma (la enseñanza del buda); en occidente se conoce más comúnmente como el budismo.
El Buda pasó la estación lluviosa en el Parque de los Venados con sus cinco compañeros y pronto atrajo a un pequeño número de seguidores que formaron una comunidad célibe, de la cual se hizo cargo.
Pronto se unieron a la comunidad del Buda Shariputra y Moggallana los principales discípulos de un gurú local. Posteriormente, se volvieron los discípulos más cercanos del Buda. Shariputra le solicito al Buda que formulara los votos para la creciente comunidad monástica y el rey Bimbisara sugirió que adoptaran algunas de las costumbres de los grupos espirituales mendicantes, tales como los jainistas.
Específicamente, el rey recomendó que sostuvieran reuniones trimestrales para discutir las enseñanzas. El Buda accedió.
Mientras tanto, el Buda viajó a visitar a su familia en Kapilavatthu. Su padre, Suddhodana, pronto se volvió uno de sus seguidores, y Rahula, su hijo de ocho años, se unió a la orden monástica como novicio. En los años siguientes, muchos nobles sakiyan se unieron; incluyendo a sus primos.
La tía y madrasta del Buda, Pajapati, le solicitó ingresar a la creciente comunidad, pero inicialmente el Buda se negó. Sin desanimarse, ella se rasuró la cabeza, vistió los hábitos amarillos y, acompañada de un gran grupo de mujeres, siguió al Buda a donde quiera que fuera. Ella siguió pidiéndole la ordenación al Buda pero él se la negó por segunda y tercera vez. Finalmente, pocos años antes de morir el Buda aceptó ordenarla y fue el inicio de las órdenes de monjas en el budismo.
Buda y su hijo
Buddha vio que su padre estaba gravemente enfermo, y después de su muerte el Buda llevó personalmente el ataúd de su padre, dando un ejemplo para el mundo por ese entonces.
El Buda salió una vez más después de las lluvias. En el se detuvo en una de las dos principales ciudades de Malla. Allí en la fiesta se sirvió carne de cerdo envenenada por un herrero llamado Chunda. Ante la sospecha de algo malo, el Buda les pidió a sus primos que no comieran el cerdo; en lugar de ello, se lo comió él y les pidió que enterraran el resto.
Es muy posible que el veneno estuviera destinado para Ananda, quien era famoso por haber memorizado todas las enseñanzas del Buda. Si Ananda fuera asesinado, las enseñanzas y la comunidad del Buda no perdurarían.
Al sufrir el Buda una diarrea hemorrágica aguda, le pidió a Ananda que lo llevara cerca de Kusinara. Allí, en una cama tendida entre dos árboles (hamaca), les preguntó a los pocos monjes que estaban con él si tenían más preguntas o dudas.
Abrumados por el dolor, Ananda y los otros monjes permanecieron en silencio.
Finalmente, se recostó en un bosque de mangos en Kushi-Nagara, a unos 175 kilómetros al noroeste de Patna. Allí, rodeado de sus discípulos, alcanzó la paz eterna de la extinción completa, el paranirvana.
Este es un estado al que solo acceden después de morir los que han alcanzado el nirvana durante su vida. Antes de expirar dijo el Nirvana Sutra, donde resume toda su enseñanza y aclara los puntos que él vio que no estaban bien comprendidos.
El budismo prácticamente desapareció de la India hace mil años. La enseñanza se expandió hacia el sur a Sri Lanka y el sudeste de Asia, donde la forma theravada de budismo aún sigue floreciendo. También se difundió al norte al Tíbet, China, Mongolia y Japón. Las formas majaianas de budismo se practican en estos países. En el siglo XX el budismo empezó a perder adeptos en Oriente, mientras que se ha difundido en Occidente.
Debido a ciertas malas interpretaciones muy comunes, se debe enfatizar que Buda no es Dios. Esto no solo lo aseguró el mismo Buda Gautama, sino que la misma cosmología budista hace esta distinción al afirmar que el estado del budha únicamente lo pueden lograr los seres humanos (pero no se limita a esta humanidad en particular), en quienes reside el mayor potencial para la iluminación.
Siddharta Gautama también afirmó que no existen intermediarios entre la humanidad y lo divino. Devas (dioses o ángeles), humanos y demonios se rigen por el karma, cuyas leyes dictan que la compasión y el amor por la existencia generan provecho tanto para las demás criaturas como para el que las ejerce, purificando su karma. Buda es tan solo un ejemplo, un guía y un maestro para aquellos seres que deben recorrer la senda por su cuenta, lograr el despertar espiritual y ver la verdad y la realidad tal como son.
La doctrina budista de práctica meditativa no fue una revelación divina, sino más bien el entendimiento de la verdadera naturaleza de la mente y tal entendimiento puede ser descubierto por cualquiera. Es el adentrarse en la realidad lo que se logra al comprender que la ignorancia puede eliminarse. (tomado de http://www.taringa.net/comunidades/taringabudismo/8321449/La-vida-del-Buda-Shakyamuni.html)
Contando para entonces 35 años, según la leyenda, Siddharta despertó de sus meditaciones como un Buda y siguió sentado bajo el árbol bodhi durante cierto tiempo, disfrutando de la dicha de la renunciación, de la liberación.
Después empezó a enseñar sobre el nirvana a quien le oyera; fundando lo que se conoce en Oriente como Buddha-Dharma (la enseñanza del buda); en occidente se conoce más comúnmente como el budismo.
El Buda pasó la estación lluviosa en el Parque de los Venados con sus cinco compañeros y pronto atrajo a un pequeño número de seguidores que formaron una comunidad célibe, de la cual se hizo cargo.
Pronto se unieron a la comunidad del Buda Shariputra y Moggallana los principales discípulos de un gurú local. Posteriormente, se volvieron los discípulos más cercanos del Buda. Shariputra le solicito al Buda que formulara los votos para la creciente comunidad monástica y el rey Bimbisara sugirió que adoptaran algunas de las costumbres de los grupos espirituales mendicantes, tales como los jainistas.
Específicamente, el rey recomendó que sostuvieran reuniones trimestrales para discutir las enseñanzas. El Buda accedió.
Mientras tanto, el Buda viajó a visitar a su familia en Kapilavatthu. Su padre, Suddhodana, pronto se volvió uno de sus seguidores, y Rahula, su hijo de ocho años, se unió a la orden monástica como novicio. En los años siguientes, muchos nobles sakiyan se unieron; incluyendo a sus primos.
La tía y madrasta del Buda, Pajapati, le solicitó ingresar a la creciente comunidad, pero inicialmente el Buda se negó. Sin desanimarse, ella se rasuró la cabeza, vistió los hábitos amarillos y, acompañada de un gran grupo de mujeres, siguió al Buda a donde quiera que fuera. Ella siguió pidiéndole la ordenación al Buda pero él se la negó por segunda y tercera vez. Finalmente, pocos años antes de morir el Buda aceptó ordenarla y fue el inicio de las órdenes de monjas en el budismo.
Buda y su hijo
Buddha vio que su padre estaba gravemente enfermo, y después de su muerte el Buda llevó personalmente el ataúd de su padre, dando un ejemplo para el mundo por ese entonces.
El Buda salió una vez más después de las lluvias. En el se detuvo en una de las dos principales ciudades de Malla. Allí en la fiesta se sirvió carne de cerdo envenenada por un herrero llamado Chunda. Ante la sospecha de algo malo, el Buda les pidió a sus primos que no comieran el cerdo; en lugar de ello, se lo comió él y les pidió que enterraran el resto.
Es muy posible que el veneno estuviera destinado para Ananda, quien era famoso por haber memorizado todas las enseñanzas del Buda. Si Ananda fuera asesinado, las enseñanzas y la comunidad del Buda no perdurarían.
Al sufrir el Buda una diarrea hemorrágica aguda, le pidió a Ananda que lo llevara cerca de Kusinara. Allí, en una cama tendida entre dos árboles (hamaca), les preguntó a los pocos monjes que estaban con él si tenían más preguntas o dudas.
Abrumados por el dolor, Ananda y los otros monjes permanecieron en silencio.
Finalmente, se recostó en un bosque de mangos en Kushi-Nagara, a unos 175 kilómetros al noroeste de Patna. Allí, rodeado de sus discípulos, alcanzó la paz eterna de la extinción completa, el paranirvana.
Este es un estado al que solo acceden después de morir los que han alcanzado el nirvana durante su vida. Antes de expirar dijo el Nirvana Sutra, donde resume toda su enseñanza y aclara los puntos que él vio que no estaban bien comprendidos.
El budismo prácticamente desapareció de la India hace mil años. La enseñanza se expandió hacia el sur a Sri Lanka y el sudeste de Asia, donde la forma theravada de budismo aún sigue floreciendo. También se difundió al norte al Tíbet, China, Mongolia y Japón. Las formas majaianas de budismo se practican en estos países. En el siglo XX el budismo empezó a perder adeptos en Oriente, mientras que se ha difundido en Occidente.
Debido a ciertas malas interpretaciones muy comunes, se debe enfatizar que Buda no es Dios. Esto no solo lo aseguró el mismo Buda Gautama, sino que la misma cosmología budista hace esta distinción al afirmar que el estado del budha únicamente lo pueden lograr los seres humanos (pero no se limita a esta humanidad en particular), en quienes reside el mayor potencial para la iluminación.
Siddharta Gautama también afirmó que no existen intermediarios entre la humanidad y lo divino. Devas (dioses o ángeles), humanos y demonios se rigen por el karma, cuyas leyes dictan que la compasión y el amor por la existencia generan provecho tanto para las demás criaturas como para el que las ejerce, purificando su karma. Buda es tan solo un ejemplo, un guía y un maestro para aquellos seres que deben recorrer la senda por su cuenta, lograr el despertar espiritual y ver la verdad y la realidad tal como son.
La doctrina budista de práctica meditativa no fue una revelación divina, sino más bien el entendimiento de la verdadera naturaleza de la mente y tal entendimiento puede ser descubierto por cualquiera. Es el adentrarse en la realidad lo que se logra al comprender que la ignorancia puede eliminarse. (tomado de http://www.taringa.net/comunidades/taringabudismo/8321449/La-vida-del-Buda-Shakyamuni.html)
Posteriormente a esa experiencia crucial
dudó sobre que hacer y, según la leyenda, los dioses del cielo le pidieron que
no se quedara para sí esa experiencia sino que la compartiera con los demás
hombres. Así fue como en el Parque de las Gacelas, en Isipatana (la actual
Sarnath), el Buda se encontró nuevamente con los 5 ascetas que habían
compartido con él parte de su búsqueda.
Al principio éstos se negaron a
escucharle, convencidos que aceptar alimento (aquellas gotas de leche) había
sido una claudicación.
No obstante la serenidad y confianza del Buda se impuso y escucharon el primer sermón. De esta manera, cuenta la leyenda, empezó a girar la rueda de la ley: las cuatro nobles verdades que caracterizan al budismo con una identidad propia. Así fue como nació la Sangha.
No obstante la serenidad y confianza del Buda se impuso y escucharon el primer sermón. De esta manera, cuenta la leyenda, empezó a girar la rueda de la ley: las cuatro nobles verdades que caracterizan al budismo con una identidad propia. Así fue como nació la Sangha.
La Sangha, la comunidad budista, es la
consecuencia de la prédica del Buda. No resisto la tentación de transcribir las
apasionadas palabras de Edward Conze, un reconocido estudioso del budismo:
"La comunidad budista es la
institución más antigua de la humanidad. Ha sobrevivido más tiempo que ninguna
otra institución, con excepción de la secta afín de los jainos. Allí están los
grandes y orgullosos imperios de la historia, guardados por legiones de
soldados, naves y magistrados. Apenas alguno de ellos duró más de unos tres
siglos. Y allí tenemos un movimiento de mendigos voluntarios, que siempre
apreciaron más la pobreza que la riqueza; que habían jurado no hacer daño ni
matar a otros seres; que pasaban el tiempo soñando maravillosos sueños,
inventando hermosas tierras de nunca jamás; que despreciaban todo lo que el
mundo valorara; que valoraban todo lo que el mundo despreciara; la mansedumbre,
la generosidad, la contemplación ociosa. Y sin embargo, mientras que esos
poderosos imperios, construidos sobre la codicia, el odio y el engaño, duraron
sólo unos cuantos siglos, el impulso de autonegación llevó a la comunidad
budista a través de 2.500 años."
Volveremos a hablar de la Sangha al final de la segunda entrada dedicada a la palabra del Buda.
Volveremos a hablar de la Sangha al final de la segunda entrada dedicada a la palabra del Buda.
Durante 45 años Buda predicó a toda clase
de personas: de ambos sexos, ricos, pobres, santos y ladrones. No hacía ninguna
distinción de clase, de cultura, o de sexos. Tampoco de castas (con lo que se
enfrentó directamente con el hinduismo, la religión dominante en la zona).
También aceptó la admisión de mujeres al nuevo culto; siendo la primera gran
religión que creó la categoría de monjas; algo que en su época causó verdadero
horror porque las mujeres no podían entender ni aspirar al conocimiento
religioso. Un detalle curioso es que las campanas, y su uso dentro del culto,
también son de origen budista.
La personalidad del Buda histórico, Sidarta
Gotama, tal como aparece en todos los relatos de la época, es avasallante. Su
personalidad se proyecta a través de los tiempos en cada anécdota que leemos de
él. El Buda murió en Kusinara (el actual Uttar Pradesh), a los 80 años, rodeado
de una multitud de discípulos. Según los escritos budistas sus últimas palabra
fueron: "todas las cosas son perecederas. Esforzaos por vuestra
salvación".
El Dharma:La obra y enseñanzas de Buda.
Me gustaría comenzar recordando una preciosa conferencia, del muy admirado Jorge Luis Borges
Me gustaría comenzar recordando una preciosa conferencia, del muy admirado Jorge Luis Borges
Los occidentales, siempre interesados en el rigor histórico (a diferencia de los hindúes) también se han preocupado por la realidad de los hechos anteriormente mencionados. Como dice Borges "lo legendario envuelve toda la vida del Buddha, pero es más profuso en la etapa que antecede a la proclamación de su ley. El itinerario de sus viajes debe de ser auténtico, dada su precisa topografía. Nos queda pues a crónica minuciosa de cuarenta y cinco años de magisterio, de la que basta extirpar algunos milagros".
Luego agrega Borges un comentario muy
interesante: "Acaso no sea inútil señalar que el siglo VI a.C., en que
floreció el Buddha, fue un siglo de filósofos: Confucio, Lao Tse, Pitágoras y
Heráclito fueron contemporáneos suyos".
Posteriormente el budismo se escindió en
diversas ramas con sus propias variaciones; extendiéndose desde la India del
Norte por todo el subcontinente, Ceilán, Birmania, Tailandia, Camboya, Laos,
Vietnam, Pakistán, Tíbet, China, Japón, Mongolia, Corea, Formosa, y partes de
lo que hasta hace poco fue la Unión Soviética.
¿Cómo llegó a Europa? Escribe el ya citado E. Conze que "en los siglos XVII y XVIII, los misioneros jesuitas habían adquirido un conocimiento bastante exacto del budismo chino y japonés, pero el primero que dio a conocer el budismo en Europa como una religión viva fue un filósofo alemán, Arturo Schopenhauer.
Sin embargo este filósofo no tuvo
oportunidad de leer ninguna traducción directa de las escrituras budistas por
lo que resulta difícil encontrar una figura claramente introductoria. Por
ejemplo, se dice que Richard Wagner fue también profundamente impresionado por
las enseñanzas búdicas. Wagner en los últimos años de su vida sintió un vivo interés por las doctrinas orientales y dentro de sus proyectos de dramas musicales se hallaba uno titulado "Los Vencedores" cuyos protagonistas Savitrý y Amanda, formaban parte del mundo budista.
En cualquier caso, la lenta infiltración de estas ideas fueron consecuencia, en el siglo pasado, de la propia acción imperialista europea. Muchos estudiosos se aplicaron a conocer a fondo estos antiguos pueblos que empezaba a formar parte del floreciente mercado inglés, y así se aplicaron a estudiar el budismo "como se observa a un enemigo, empeñados en probar la superioridad del cristianismo"
En cualquier caso, la lenta infiltración de estas ideas fueron consecuencia, en el siglo pasado, de la propia acción imperialista europea. Muchos estudiosos se aplicaron a conocer a fondo estos antiguos pueblos que empezaba a formar parte del floreciente mercado inglés, y así se aplicaron a estudiar el budismo "como se observa a un enemigo, empeñados en probar la superioridad del cristianismo"
Pero el conocimiento trajo la comprensión y
algunos descubrieron una doctrina con bondades desconocidas. Este proceso,
derivado de la expansión europea, fue, como era de suponer, particularmente
notable en el Reino Unido, Alemania y Francia; y de muy baja intensidad en los
países periféricos.
Posteriormente se fueron instalando en las
metrópolis de los países mencionados pequeños grupos mixtos, formados por
estudiosos locales e inmigrantes del imperio colonial. Así crecieron nuevas
sociedades, como la Sociedad Teosófica, fundada en 1875 por Madame Blavatsky y
el coronel Olcott, que dieron un fuerte impulso a los estudios orientalistas en
general y a los budistas en particular.
Se produjo un fenómeno muy curioso que fue,
y es, totalmente desconocido en España. Con palabras de E. Conze: "En esa
época [se refiere a la segunda mitad del siglo XIX], la civilización europea,
una mezcla de ciencia y comercio, de cristianismo y militarismo, parecía
enormemente fuerte. La dinamita latente de la guerra nacional y de la guerra de
clases era percibida por muy pocos. Una creciente cantidad de hombres educados
en la India y en Ceilán, sentía, al igual que los japoneses por la misma época,
que no tenía más alternativa que adoptar el sistema occidental con todo lo que
ello implicaba. Los misioneros cristianos esperaban rápidas conversiones
masivas. Pero entonces cambió la corriente, en forma bastante súbita e
inesperada. Unos cuantos miembros de la raza dominante, hombres y mujeres
blancos de Rusia, América e Inglaterra, teósofos, aparecieron entre los hindúes
y los singaleses para proclamar su admiración hacia la antigua sabiduría del
oriente. Madame Blavatsky habló del budismo en términos de la más alta
consideración, el coronel Olcott escribió un "catecismo budista" y A.
P. Sinnett publicó un libro de gran éxito en el cual toda clase de ideas
misteriosas, pero fascinantes, eran presentadas como "budismo
esotérico".
De esta manera, y gracias indirectamente, a
la expansión europea, entró el budismo en las grandes metrópolis coloniales. En
este siglo volvió a darse un fenómeno también imprevisto: la invasión y
posterior anexión del Tíbet por parte de la China comunista (agresión que se
hizo y se consolidó con la absoluta indiferencia del mundo occidental) hizo
volar por el aire el antiguo régimen tibetano, donde la religión estaba
indisolublemente unida a todas las demás actividades sociales. Pronto se
crearon movimientos guerrilleros para combatir al invasor chino; más fueron
desautorizados por el Dala Lama, (hasta entonces gobernante del Tíbet) que,
como budista, rechazaba cualquier forma de violencia para hacer valer sus
derechos.
Se produjo la gran diáspora del pueblo
tibetano, en parte presionado por una política deliberadamente terrorista del
gobierno chino (con destrucción de monasterios y santuarios históricos), y
sustitución de los habitantes nativos por chinos traídos de otras partes del
imperio comunista. Política que está debidamente documentada en organismos
internacionales y que cuenta con la indiferencia de las mismas potencias que se
soliviantan cuando se amenazan las posesiones petrolíferas de cualquier jeque
árabe. Sin embargo, este atentado a un pueblo pacífico y a la comunidad
internacional trajo, como decíamos, un resultado inesperado: una nueva ola de
difusión budista hacia occidente.
Santuario Budista del Garraf (Barcelona)
Ahora localizada sobre todo en USA, y que, en menor medida ha alcanzado a Europa (sobre todo en el Reino Unido y Francia) donde se han fundado nuevos monasterios y consolidados los anteriores.
Ahora localizada sobre todo en USA, y que, en menor medida ha alcanzado a Europa (sobre todo en el Reino Unido y Francia) donde se han fundado nuevos monasterios y consolidados los anteriores.
Los Canons budistas.
Dentro del budismo no existe la noción de libro sagrado inalterable como en el cristianismo o Islam.
Tampoco la creencia de que la verdad sea una revelación divina inalterable. De
ahí que al hablar de canon budista se debe tener cuidado. En el budismo el
canon es considerado como la base de escritos de una escuela o grupo
determinado que estructura la forma de tratar ciertos temas generales o
específicos del budismo y debe ser comentado críticamente. Históricamente las
escuelas budistas muchas veces producían traslados de sus respectivos cánones.
En la actualidad el budismo tiene tres cánones que corresponden
aproximadamente a las tres grandes escuelas del budismo. El canon Pali asociada
al Theravāda, el canon Chino que recopila los principales escritos
del Mahāyāna y el canon Tibetano que es la base del Vajrayāna. Los dos últimos juntan una serie de escritos de las
escuelas del mahayana y otras tradiciones anteriores ya extintas.
El canon budista, siguiendo el modelo del canon Pali, se divide
en tres partes. La primera recopila las enseñanzas del Buda Gautama o Dharma, así como escritos relacionados con sus anteriores vidas
y relatos de su vida. Estos escritos formaron parte de la tradición oral hasta
su fijación en escritura, siendo el Sutta-pitaka (cesto de los discursos) la colección de textos más
antigua disponible. Un segundo grupo corresponde a las reglas y normas del Sangha (la orden de monjes y monjas). Éste
contiene todos los textos relacionados con las reglas de la orden, así como los
comentarios que explican dichas normas. Un tercer conjunto de escritos
corresponde al comentario sobre aspectos doctrinales del budismo. Muchos de
éstos son exploraciones filosóficas sobre temas planteados por los discursos
del Buda, así como teorías psicológicas y epistemológicas derivadas de dichos
comentarios. También se compone de manuales de enseñanza de las técnicas de
meditación, así como sus comentarios. Este tercer grupo de escritos es de fecha
reciente y en general le otorga un alto grado de diferenciación a los distintos
grupos budistas.
Se calcula que entre todos los canones, existen cientos de
volúmenes, hasta superar en 160 veces al contenido de la Biblia cristiana.
El Canon Palí
Tipitaka (del pali ti , "tres" + pitaka , "canastas"), conocido
también como el Canon Pali, es la colección de los antiguos textos budistas
escritos en el idioma pali, que constituye el cuerpo doctrinal y fundacional
del budismo Theravada.
Según la tradición, la metáfora de las "canastas" se remonta
a la época, en la cual estas enseñanzas han sido escritas por primera vez en
hojas de palma en Sri Lanka, luego de ser transmitidas a lo largo de cinco
siglos por vía oral: las hojas fueron colocadas luego en tres canastas de
acuerdo con su contenido, conformando, de esta manera, la gran división del
Canon Pali consistente en tres principales partes: Vinaya Pitaka (Canasta de la
Disciplina), Sutta Pitaka (Canasta de los Discursos) y Abhidhamma Pitaka
(Canasta de la Enseñanza Superior). Según otra interpretación, la alegoría de
las "canastas" denota la portabilidad de estas escrituras: las
canastas, repletas de unas valiosas enseñanzas liberadoras del Buda, pueden ser
llevadas alrededor del mundo y ser compartidas con los demás.
La totalidad de los escritos del
Tipitaka conforma un vasto conjunto de literatura proveniente de las más
diversas épocas. En su última edición autorizada del Gran Concilio Budista de
los años 1955-1957 (World Tipitaka Edition) el Canon Pali cuenta con 40 volúmenes de un total de unas
12.000 páginas.
Hagamos un alto. Me gustaria compartir con vosotros una extraordinaria película no muy conocida El Latido del Tambor:
Hagamos un alto. Me gustaria compartir con vosotros una extraordinaria película no muy conocida El Latido del Tambor:
Por ser ésta la más antigua és la que
utilizaremos para reproducir algunos de los discursos o sermones del Buda.
En 1951 escribía Edward Conze: "El
impulso creador del pensamiento budista hizo un alto unos 1.500 años después
del Nirvana de Buda. Durante los últimos 1.000 años no ha surgido ninguna nueva
escuela importante, y los budistas simplemente han conservado, como mejor han
podido, la gran herencia del pasado".. A juzgar por lo que se ve en la
segunda mitad de este siglo, diera la impresión que la "Sangha" ha
comenzado un nuevo ciclo de expansión.
Para terminar una pequeño fragmento de un
budista que se acerca bastante al tipo de doctrina que nos gustaría compartir:
"Buda afirmó que aquí, en esta vida,
se podía conseguir plenamente un estado de paz, no por sacrificio a los dioses,
ni por oraciones, sino por un esfuerzo incesante y por la abnegación lentamente
perfeccionada.
El Budismo no es una religión que se acepta
ciegamente de una vez por todas; tiene que ser comprendida y constantemente
investigada. Buda dijo 'Aceptad mis palabras sólo y después de haberlas
comprobado vosotros mismos; no las aceptéis simplemente por la veneración que me
profesáis (Tattvasangraha). Aunque en el transcurso del tiempo el budismo ha
sido a veces afectado por la tradición, ritos, etc., su fundador no pretendió
que fuera otra cosa que un método que había que comprobar. La confianza en sí
mismo y la tolerancia son las claves del pensamiento budista. Buda dijo muchas
veces: 'Vosotros mismos sois los que tenéis que hacer el esfuerzo, los Budas
sólo indican el camino' (Dhammapada). Por consiguiente, el budismo nunca podría
ser una fe proselitista. Ciertamente, el seguidor de la enseñanza de Buda es
exhortado a usar dicha enseñanza únicamente "como balsa para cruzar la
corriente". Una vez conseguido el objetivo, Nibbána, la balsa, debe ser
abandonada.
Las últimas palabras de Buda fueron éstas:
"Perseverad atentamente". Perseverar en la atención es ver el mundo
claramente y ver a nuestros prójimos claramente, sin juicio, sin envidia, sin
odio. Para lograr esto es necesario que nos conozcamos íntimamente y que
conozcamos la fuente de felicidad e infelicidad que yace en nuestro
interior"
Nosotros, a menudo confundimos ideas al creer que todas las religiones buscan explicar cómo se creó el universo y quién lo hizo.
En cierta forma el error se justifica
porque lo anterior es aplicable a algunas importantes religiones mundiales,
tales como el cristianismo y el islamismo; pero cometemos el pecado de
"etnocentrismo" al suponer que lo que pensamos y creemos es un
supuesto generalmente admitido por todos los humanos. No es así.
"Cuando corresponde definir la actitud de una religión con respecto a otra en un sentido más específico, es observable una diferencia entre las surgidas del gran tronco semita, incluido el Cristianismo, y la mayoría de las demás, puesto que las primeras tendieron a excluir de su punto de vista la posibilidad de que la espiritualidad, para diversos sectores de la humanidad, pudiese asumir formas diferentes; mientras en el segundo caso, para el cual las tradiciones hindúes proporcionan el modelo, se acepta y no se teme que una pluralidad de senderos espirituales, en el nivel formal, pueda, al seguírselos, implicar de por sí perjuicio para la propia tradición"
Un ejemplo de esta amplia tolerancia para concepciones religiosas radicalmente diferentes es el Budismo. Esta religión que fue fundada por Sidarta Gotama, en el siglo V antes de Cristo, y que se ha mantenido durante estos 2500 años merece ser investigada. Su conocimiento no puede traer ningún perjuicio, y quizá (dependiendo de la actitud del buscador) puede allegar algunas concepciones interesantes para interpretar lo que observamos.
"Cuando corresponde definir la actitud de una religión con respecto a otra en un sentido más específico, es observable una diferencia entre las surgidas del gran tronco semita, incluido el Cristianismo, y la mayoría de las demás, puesto que las primeras tendieron a excluir de su punto de vista la posibilidad de que la espiritualidad, para diversos sectores de la humanidad, pudiese asumir formas diferentes; mientras en el segundo caso, para el cual las tradiciones hindúes proporcionan el modelo, se acepta y no se teme que una pluralidad de senderos espirituales, en el nivel formal, pueda, al seguírselos, implicar de por sí perjuicio para la propia tradición"
Jesús en imagen semejante a Buda
Un ejemplo de esta amplia tolerancia para concepciones religiosas radicalmente diferentes es el Budismo. Esta religión que fue fundada por Sidarta Gotama, en el siglo V antes de Cristo, y que se ha mantenido durante estos 2500 años merece ser investigada. Su conocimiento no puede traer ningún perjuicio, y quizá (dependiendo de la actitud del buscador) puede allegar algunas concepciones interesantes para interpretar lo que observamos.
En un mundo donde, para un occidental,
comunicarse con Japón no resulta extravagante; donde Internet teje una tela
cada vez más tupida, no deja de ser un anacronismo sostener generalizaciones
"etnocéntricas". Esto no quita que cada cual prefiera sus creencias.
El conocimiento de otras religiones no tiene porque modificar nuestros
supuestos básicos; sin embargo una visión más amplia no sólo hace justicia con
otras perspectivas, también enriquece nuestra visión. Recuerdo el caso de un
brillante epistemólogo argentino (con el cual tuve la oportunidad de conversar
sobre "religiones...") que me las criticaba "todas"
basándose únicamente en su erudición del tronco común judeo-cristiano-islámico.
Esto sucedió hace unos años... pero es
probable que, si la conversación volviera a darse, se mantuviera en los mismos
términos. Se trata, en todo caso, de incluir todo el mundo en nuestro análisis,
cuando emitimos opiniones que abarcan todo el mundo. No es mucho pedir, me
parece.
La palabra "ateo" ha tenido muchos avatares en su significado. Muchos desconocen que los cristianos primitivos fueron así clasificados en la Roma imperial: "porque no creían en los dioses del Estado". Al negar el carácter de divinidad, por ejemplo, a Cesar Augusto, eran considerados no-creyentes. Una manera sencilla de cortar la tarta: los buenos aquí, y los malos allá.
La palabra "ateo" ha tenido muchos avatares en su significado. Muchos desconocen que los cristianos primitivos fueron así clasificados en la Roma imperial: "porque no creían en los dioses del Estado". Al negar el carácter de divinidad, por ejemplo, a Cesar Augusto, eran considerados no-creyentes. Una manera sencilla de cortar la tarta: los buenos aquí, y los malos allá.
La palabra evolucionó para significar a los
que niegan la existencia de un Dios creador (del cielo y de la tierra). Es en
este sentido que Von Glassenap habla del Budismo como "una religión sin
Dios" ya que si bien esta religión admite la existencia de dioses, no
acepta la concepción de un creador del universo.
"El budismo considera insoluble la
pregunta por un primer comienzo del mundo y rechaza todas las especulaciones
referentes a ello. La pregunta acerca del gobierno del mundo se resuelve para
el budismo, por medio de la teoría de la ley del Karma, inmanente al mundo, que
es efectiva en forma mecánica y automática, y no requiere de ningún dios que la
mantenga en marcha. (...) Como no cree [el budismo] en un proceso histórico que
conduzca a una futura terminación del mundo, falta en él la creencia en una
conducción providencial.
En este respecto el budismo se apartó de la
concepción propia de la antigua India: "Para las Unapishadas, el proceso
cósmico es el sueño de un dios; para el Budismo, hay un sueño sin soñador.
Detrás del sueño y bajo el sueño no hay nada."
Algunos autores se han extrañado de la
aparente similitud entre la mentalidad budista y la científica contemporánea.
Llevar esta coincidencia más allá de un paralelismo sería demasiado atrevido.
No se pueden comparar ballenas y elefantes, excepto en algunos aspectos que
pueden tener en común como organismos vivos (por ejemplo, la necesidad de
respirar). Cada especie tiene sus propias reglas de juego y hay una esencial
diferencia, creemos, entre ciencia y religión. Sin embargo no deja de ser
impresionante el hecho de que, para una mente entrenada en cualquier disciplina
científica, resulten más "creíbles" algunas de las posturas
esenciales del budismo que las equivalentes en nuestras religiones
occidentales.
"La creencia en un orden moral
universal que se manifiesta en la retribución kármica, releva al budismo de la
aceptación de un creador de los preceptos morales y de un juez riguroso que
vele por el mantenimiento de las prescripciones morales dejadas por él y se
haga cargo de la recompensa y del castigo en el más allá."
No hay juicio final, ni contabilización de
los pecados. De la misma manera que la "ley de gravedad" funciona sin
tribunales ni organismos ocupados de su mantenimiento, la ley del
"karma" funciona según la cadena de consecuencias que provoca cada
hecho. Si haces el mal, recibirás, en algún momento de la cadena, las
consecuencias de tus propios actos. No hay ninguna posibilidad de remediar este
hecho; como no existe ninguna posibilidad de frenar la marea cuando empieza a
crecer.
La diferencia esencial con la ciencia
moderna, está en que para el budismo existe un orden moral inmanente al
universo. No es una creación humana o divina. La retribución kármica es una ley
de la naturaleza. Según la mentalidad budista el universo es "ético"
de la misma manera que es "físico". No hay necesidad de montar
tribunales para hacer respetar que el sol salga cada mañana por el Este. Dios,
(el dios de la concepción judaica-cristiana-islámica), no tiene necesidad de
existir.
Por otro lado, si insistiéramos en
mantenerlo (por aquello de que le hemos tomado cariño) podría tener diversas
funciones asignadas; sólo que no debería ser reconocido como "creador del
universo", ya que, aparte de la indemostrabibilidad de esta hipótesis,
originaría un nuevo problema ¿quién creó a Dios?. Y de admitir que la propia
naturaleza divina hace que se haya generado así misma, se podría argumentar
que, entonces, no es necesario pensar en Dios. La misma hipótesis podría
aplicarse al universo, concluyendo que éste se generó a si mismo.
Esta clase de discusiones Sidarta Gotama
las condenó expresamente por no conducir a nada útil: no solucionan los
problemas del dolor, la enfermedad y la muerte. Sólo sirven para mentes ociosas
que evitan enfrentarse con los más graves problemas de la existencia.
Personalmente pienso que es muy discutible
que las religiones influyan decisivamente en la conducta humana. Y si influyen
... no parece que tengan grandes consecuencias para predecir el comportamiento
diario, ya que en todas partes, (no importa sus creencias religiosas), la gente
suele comportarse razonablemente bien y, en algunos momentos, desagradablemente
mal.
De todas formas cabe la posibilidad que
algunas dificultades sean favorecidas por cierto tipo de creencias. Opinan
algunos psiquiatras que una formación demasiado puritana puede perjudicar el
desarrollo de una sexualidad equilibrada (no dejan en claro lo que significa
"equilibrada", aunque puede entenderse que implica practicar el sexo
sin pensar que tu vida post-mortem cambie a causa de ello). En este caso el
budismo no incentiva ninguna clase de "culpa". Dado que la ley
kármica opera sobre la base de que "se recibe lo que se entrega", la
clave ética de una relación sexual (o de cualquier otra conducta social) estará
dada por la situación específica en la que se sitúa.
En el caso del sexo, según algunas
autoridades budistas que he tenido oportunidad de consultar, si es practicado
sin causar dolor a nadie no origina consecuencias kármicas negativas. Otra cosa
sería, por ejemplo, el adulterio; ya que aquí se está causando dolor (o pesar)
al cónyuge extraño a la relación. En cambio, (y esta es una deducción personal,
porque no se me ocurrió preguntar en su momento) una relación que lo incluya
(un "menage à trois" que dicen los franceses) no sería negativa, ya
que nadie es perjudicado. Insólitas consecuencias de la ley kármica.
Quizá es por esta concepción de la vida que
el budismo constituye la única religión que ha recorrido muchos pueblos de
lenguas y costumbres diferentes sin ocasionar ninguna guerra religiosa. No
existe ningún testimonio conocido de que monjes budistas hayan participado como
tales en una guerra por su Fe. El budismo, luego de muchos siglos de esplendor,
fue batiéndose en retirada en su propia tierra de origen, hasta llegar a ser
una religión puramente testimonial en la India. El golpe de gracia se lo dió el
islamismo persiguiéndolo cruelmente (sus monjes eran eliminados sin más
trámite). A pesar de ello no hubo reacción violenta. Simplemente se limitaron a
extenderse por otros lugares, abandonando la tierra ancestral que les había
dado la espalda. De esta manera fueron llegando a otros países donde predicaron
su particular visión del mundo. Poco a poco, siglo tras siglo, fueron
extendiéndose lentamente por el centro, el sur y el este de Asia hasta llegar
al Japón.
No hay mejor prueba, dicen, que la de
"los hechos"... y en los hechos históricos el budismo obtendría
"matrícula de honor" en su rechazo permanente e inviolable de la
violencia física por causa de creencias religiosas o políticas. "Si se
insultara al Buda, un budista vería muy poca razón para torturar o matar a la
persona que lo "insultara". ¿Para qué indignarse cuando se insulta a
los Budas? A los Budas no los alcanzan las blasfemias".
De todas formas siempre habrá
excepciones, como la siguiente: “Resulta imposible
no vincular la violencia, con centenares de muertos en las calles, a una
campaña emprendida por varios monjes budistas para proteger la nación –
Birmania- de una supuesta amenaza islamista. La campaña se llama 969,
tres números que representan las “tres joyas” del budismo: los nueve atributos
del Buda, los seis atributos del Dhamma
(sus enseñanzas) y los nueve atributos de la Sangha (la comunidad monástica budista). A lo
largo y ancho del país se pueden ver pegatinas con el símbolo de la campaña en
tiendas y taxis. Su propósito es identificar los negocios en los que los
“buenos budistas” deben gastar su dinero. El mensaje implícito es que los
budistas deben evitar las tiendas de los kalar,
un término ofensivo similar al inglés nigger con el que los birmanos se refieren a
los descendientes de indios en general y a los musulmanes en particular.
Ashin Wirathu es la cara más visible del movimiento 969. Este monje de 45
años, que se autodenomina el “Bin Laden birmano” por su discurso
ultra-nacionalista, se ha hecho famoso hasta el punto de ser la portada de
la revista Time, lo que ha provocado una
gran polémica en Birmania. En su monasterio de Mandalay. Sentado en una silla,
y con varios retratos enormes de sí mismo a su espalda, habla de la conspiración para conquistar
Birmania a lo largo de este siglo que, según él, han urdido los
musulmanes y los acusó de obligar a mujeres budistas a casarse con ellos y
convertirse al islam. De todas maneras, aunque me falta mucha información para
poder precisar una opinión, me da la sensación de que detrás de lo que parece
un conflicto religioso, entre musulmanes y budistas, se esconde como casi
siempre, un conflicto de clases sociales. He querido dejar constancia de éstos
hechos como una excepción notoria, pero evidentemente el budismo, los budistas
y en particular los monjes budistas, nunca han sido una masa resignada
dispuesta a soportar la opresión sin protestar o defenderse, la ahimsa –no violencia-
no quiere decir sometimiento borreguil, recuérdese la firme defensa de su
identidad que hicieron los monjes budistas en Vietnam.
Pero volvamos a
nuestro tema.
Una de las consecuencias de esta "tolerancia" histórica que siempre, (insisto), ha practicado el budismo lleva a no negar a los dioses del lugar, siempre que no representen ideas contrarias a los principios básicos, se los integra. Al fin de cuentas todos los hombres santos lo han sido en virtud de sus obras, no por decreto divino; algo que ninguna creencia debería rechazar.
"En las religiones occidentales
(Parsismo, Judaísmo, Cristianismo, Islamismo) se halla, en el punto central de
las creencias, un creador y gobernador del mundo, personal y superior a todo,
junto al cual no se piensa ningún otro ser divino efectivo en la naturaleza. El
budismo ha conservado la idea de los dioses naturales de la India y de los
otros países a los que llegó, ya que considera también a los devas como
arraigados al Samsára".
Si Italia se convirtiera al budismo (es un
decir) San Genaro seguiría siendo un excelente santo o "deva" para
los napolitanos.
Podría seguir haciendo sus milagros dentro
del nuevo orden. Los devas ayudan a los seres humanos, a cambio de devoción y
ofrendas, en sus negocios particulares "pero el poder de las divinidades
se limita a la satisfacción de esa clase de deseos mundanos; crear el mundo,
alterar su orden u otorgar al que se vuelve hacia ellas la salvación o una
reencarnación favorable, no está en su poder.
Y de todas maneras como ningún devoto suele
pedirle a su santo que cambie la ley de gravedad, o equivalente, casi nadie se
daría cuenta del cambio.
La necesidad de santos o devas parece ser
generalizada en todas las tribus humanas. Quizá venga a cuento la reflexión que
sobre este asunto hace Conze: "Debemos darnos cuenta de que la gente
religiosa de todas partes también espera obtener beneficios inmediatos de su
religión. Vi recientemente, en la vidriera de una tienda anglicana en Oxford,
que en la actualidad San Cristóbal parece ser el único santo que tiene
atractivo para esos círculos. Sus medallas protegen de los accidentes
automovilísticos. En forma semejante, el budista esperaba de su religión que lo
protegiera de las enfermedades y del fuego, que les diera hijos y otros
beneficios".
Eso sí, y esto es algo que en principio no
afectaría a la feligresía, pero cambiaría radicalmente la situación de nuestros
queridos protectores: los santos budistas... son mortales.
"Los dioses budistas se diferencian de
los de otras religiones por el hecho de que han nacido y morirán." Los santos, según el budismo, duran más y
están en mejor condición que los humanos. Son una especie de aristocracia de
los seres vivientes; más también les llega su hora.
"Los dioses están libres de enfermedad
hasta que expiran."
Como se ve los santos, o mejor dicho
"devas", han logrado su situación gracias a sus excelentes virtudes
practicadas en otras vidas anteriores; esto los coloca en un nivel de
existencia privilegiada. Con podéres especiales que pueden hacer servir para el
bien; pero todo lo compuesto está destinado a deshacerse, y en algún momento,
por diversas razones, terminan como todos: en el hoyo.
Dejo constancia que la concepción budista
es mucho más compleja que lo descrito más arriba; un superficial resumen de
divulgación. No obstante hago notar que esta "mortalidad" de los
"seres superiores" (que están en otro plano de la existencia) junto
con el reconocimiento de su "importancia" para los hombres, es un
hecho fundamental para definir al budismo como una religión y no sólo como una
filosofía y una práctica de vida. Algo que algunos intelectuales occidentales,
que se han visto deslumbrados por la filosofía budista, les cuesta aceptar, ya
que, básicamente, tienen una mentalidad no-religiosa.
A esta altura debe estar suficientemente
claro que el budismo no arrasa las tradiciones locales; simplemente las va
subsumiendo en una estructura mayor, con la mínima violencia para que encajen
en su visión del universo. Una explicación de por qué se fueron desarrollando
tantas variedades de budismo. Cada una ligada a una zona concreta donde se
instaló y creció.
No existe nada parecido en el mundo
occidental. No existe una rama del cristianismo que no reconozca la existencia
histórica y crucial de Jesús, mientras otra cree que si bien existió no fue el
único ni el más importante; que "Cristos" hubo muchos en la historia,
antes y después de Jesús (en el budismo, el Buda que vendrá recibe el nombre de
"Maitreya").
La variedad del budismo es tal que desconcierta y abruma a quien se ha metido en su estudio con el modelo inconsciente del cristianismo. Por supuesto que todos los budismos aceptan la existencia y la importancia del Buda histórico (Sidarta Gotama); pero existen radicales diferencias cuando llega la hora de considerarlo el "primer" hombre que alcanzó "el despertar" en vida. Y pongo el "primero" porque para el budismo cualquiera, si sigue el camino adecuado, puede convertirse en Buda a partir de su naturaleza humana. Algo que curiosamente no pueden hacer los santos o devas. Si quisieran alcanzar la naturaleza de Buda, no tendrían más remedio que morir y reencarnarse en un humano: el único tipo de ser consciente que por sus virtudes y debilidades puede luchar y llegar a ser iluminado, convertirse en un Buda, si tiene la suficiente voluntad y constancia para ello.
La variedad del budismo es tal que desconcierta y abruma a quien se ha metido en su estudio con el modelo inconsciente del cristianismo. Por supuesto que todos los budismos aceptan la existencia y la importancia del Buda histórico (Sidarta Gotama); pero existen radicales diferencias cuando llega la hora de considerarlo el "primer" hombre que alcanzó "el despertar" en vida. Y pongo el "primero" porque para el budismo cualquiera, si sigue el camino adecuado, puede convertirse en Buda a partir de su naturaleza humana. Algo que curiosamente no pueden hacer los santos o devas. Si quisieran alcanzar la naturaleza de Buda, no tendrían más remedio que morir y reencarnarse en un humano: el único tipo de ser consciente que por sus virtudes y debilidades puede luchar y llegar a ser iluminado, convertirse en un Buda, si tiene la suficiente voluntad y constancia para ello.
Esta última afirmación, que yo sepa, es
única del Budismo: todos los seres sintientes (incluyendo los santos y las
lagartijas) son dignos de respeto y protección... pero únicamente los humanos,
en tanto sienten, sufren y tienen conciencia de sí, pueden alcanzar la
iluminación. Los demás organismos tendrán que esperar una reencarnación
favorable que los haga humanos para tener esta magnífica posibilidad.
De aquí se pueden deducir muchas cosas, yo prefiero deducir una sola: los humanos tenemos el deber de protección de todos los seres del universo; si los dañamos o los destruimos... ese mal se volverá contra nosotros irremediablemente. No sé si la ley kármica existe, pero, si algo de esta intuición religiosa fuera cierta... tal como tratamos a la naturaleza e incluso a nuestros semejantes, tendremos problemas para rato.
De aquí se pueden deducir muchas cosas, yo prefiero deducir una sola: los humanos tenemos el deber de protección de todos los seres del universo; si los dañamos o los destruimos... ese mal se volverá contra nosotros irremediablemente. No sé si la ley kármica existe, pero, si algo de esta intuición religiosa fuera cierta... tal como tratamos a la naturaleza e incluso a nuestros semejantes, tendremos problemas para rato.
Diversas tendencias en el
budismo
Luego de la muerte del Buda su doctrina se
fue diseminando por diversas naciones." Bajo el reino de Asoka se reunió
un primer concilio budista -alrededor del 240 a.C.- con el objeto de zanjar
disputas sectarias. Está claro que ya habían surgido herejías, pues algunos de
los edictos de Asoka tratan de la expulsión de los cismáticos; y en verdad
sabemos que se proclamaron herejías aun durante la vida del mismo Buddha. Con
el transcurso del tiempo aparecieron muchísimas sectas y todas por igual se
proclamaban a sí mismas las seguidoras de la verdadera doctrina, tal como ha
sucedido con el cristianismo y toda otra gran fe.
Las tendencias budistas se dividen en dos
grupos principales: las del Hinayana y el Mahayana. Las primeras cuyas
escrituras se preservan en Pali, sostienen que representan las puras y
originales enseñanzas de Gautama, y en general conservan en alto grado sus
características racionalistas, monásticas y puritanas; las segundas, cuyas
escrituras están en sánscrito, interpretan la doctrina de otra manera, con un
desarrollo místico, teológico y devocional. El Hinayana ha mantenido su
supremacía principalmente en el sur, en particular en Ceylán y Birmania;
el Mahayana en el norte, en Nepal y China. Pero es un error ubicar a las dos escuelas como definidamente del sur y del norte".
el Mahayana en el norte, en Nepal y China. Pero es un error ubicar a las dos escuelas como definidamente del sur y del norte".
Los términos de Hinayana y Mahayana
(Pequeño y Gran Vehículo) son -según cuenta Borges- "metáforas [que] se
refieren al caso de un incendio hipotético, del cual una persona se salva sola,
en un carrito tirado por una cabra [El Hinayana], mientras otra salva a una
multitud en un carromato conducido por bueyes [El Mahayana]"
Se comprende que los budistas del sur no vean con buenos ojos la denominación de "Hinayana" y prefieran la de "Theravada".
Se comprende que los budistas del sur no vean con buenos ojos la denominación de "Hinayana" y prefieran la de "Theravada".
"Ambos Vehículos tienen en común: las
tres características de ser (impermanencia o fugacidad, sufrimiento e
irrealidad del Yo), las cuatro nobles verdades, la transmigración, el karma y
la via media"
Sin embargo las diferencias se fueron
haciendo cada vez más notables. Desde un punto de vista occidental (es decir,
poco habituado a diferencias doctrinales tan grandes dentro de una misma
creencia), se podría decir que constituyen dos religiones diferentes atendiendo
a sus escritos canónicos. Pero quizá esta afirmación sea algo exagerada, porque
comparten algunas ideas fundamentales: que el humano es el único camino para
alcanzar la budeidad, que ningún dios puede eliminar las consecuencias kármicas
(lo que significa que las consecuencias de nuestras acciones son irredimibles),
y que no existe ningún creador de cielo y tierra, supremo legislador y juez del
universo.
Monje budista tibetano
La escuela Theravada se desarrolla por el
sur de la India, la isla de Ceilán y toda la península Indochina. Es la más
antigua y actualmente se mantiene con todo vigor en los países que surgieron
luego de la descomposición del imperio colonial inglés y francés.
Como dice Coomaraswamy sus adeptos
consideran que mantienen los principios del más temprano budismo. En este
sentido consideran a el Buda Sidarta "como un hombre igual a otros y que
sólo se lo distinguía de los demás por su penetración intuitiva de los secretos
de la vida y del dolor, en su percepción de las cosas tal como verdaderamente
son, como una eterna Transformación; con este conocimiento alcanzó el Nibbana
[Nirvana en sánscrito] y para él se extinguieron las causas del
nacimiento" .
En esta escuela no se admite especulación de
si Buda y los demás Arahats (persona que ha alcanzado la budeidad) subsisten
después de la muerte física. Es, en cierto sentido, una religión estrictamente
racionalista aunque, naturalmente, tiene su culto y rituales para todas las
principales situaciones de la vida humana.
"El Mahayana, o "Gran Barca"
es así llamado por sus adherentes como réplica al Hinayana o "Pequeña
Barca" del budismo primitivo, pues ofrece a todos los seres de todos los
mundos la salvación por medio de la fe y el amor, así como por el conocimiento,
mientras que el segundo sólo puede llevar, a través del proceloso mar de las
Transformación a la lejana orilla del Nibbana, a aquellas pocas almas fuertes
que o no requieren ninguna ayuda espiritual exterior ni el consuelo del
culto"
La escuela Mahayana se extendió por el
Tíbet, donde tomó el nombre de Vrajayana (El camino del Diamante), China y
Japón. En occidente es muy conocido el Zen, que es una rama del Mahayana nacido
en China (con el nombre de "Chan"), para luego japonizarse. Posteriormente
alcanzó en la isla del sol naciente su máximo esplendor.
Monje budista vietnamita
Sin embargo esta localización geográfica es
errónea si se entiende que ambas tendencias nacieron de un desplazamiento
geográfico. Según diversos autores el Theravada también alcanzó el Tíbet,
simplemente que no arraigó en él, probablemente porque no conciliaba con la
mentalidad de sus habitantes, aunque parece, que esto puede empezar a estar cambiando.
Dibujando un esquema de trazos gruesos, sin
detalle, podríamos decir que para un intelectual occidental, ateo (en el
sentido de no creer en ninguna clase de dioses grandes o pequeños, creadores o
protectores), la rama Theravada seduce por su mensaje empírico, basándose en la
experiencia y en el análisis personal antes de dar el siguiente paso. En cambio
el Mahayana resulta, para esta mentalidad, más similar al cristianismo u otras
grandes religiones universales. De todos modos, incluso en el Mahayana, como ya
dijimos más arriba, se excluye la visión de un Dios modelo
judeo-cristiano-islámico: creador, legislador, juez y perdonador de los
pecados, si llega el caso.
Ya en nuestra época además de estas dos
corrientes fundamentales han aparecido intentos de acomodar, o de síntesis,
protagonizados por budistas occidentales. La primera experiencia en este
sentido fue la sociedad Teosófica, de origen inglés, allá por 1875; y una de
las últimas (que tenga noticia) es la protagonizada por otro inglés: Dennis
Lingwood, (Londres, 1925) que luego de vivir 20 años en oriente volvió a su
tierra en 1967 para fundar los "Amigos de la Orden Budista
Occidental". El D.Lingwood, más conocido por Sangharakshita, ha creado
centros en diferentes partes del mundo. En nuestro país se encuentra uno de
ellos en la provincia de Alicante ("Gujialoka"). La síntesis que ha
hecho resulta bastante atractiva, a juzgar por la cantidad de centros que se
han abierto siguiendo esta visión del budismo.
De todas formas es evidente que todas las variedades del budismo se encuentran en expansión y cambio.
De todas formas es evidente que todas las variedades del budismo se encuentran en expansión y cambio.
Veamos el conocido Tercer sermón de Buda:
El
sermón del fuego
Adittapariyaya
Sutta
Esto
he escuchado. En una ocasión el Bienaventurado estaba en Gaya, en la Cabeza de
Gaya, junto a un grupo de mil monjes. Estando ahí, se dirigió a ellos con estas
palabras:
Monjes,
todo está ardiendo. ¿Qué significa que todo está ardiendo?
El ojo
está ardiendo, las formas están ardiendo, la conciencia del ojo está ardiendo,
el contacto del ojo está ardiendo; también toda sensación placentera o penosa,
y la que no es ni placentera ni penosa que depende del ojo como su condición
indispensable, está ardiendo. ¿Ardiendo con qué? Ardiendo con el fuego de la
codicia, con el fuego de la animadversión, con el fuego de la falsa ilusión;
ardiendo con el nacimiento, la vejez y la muerte; con las penas,
lamentaciones, dolores, con la angustia y desesperación.
El
oído está ardiendo..., la nariz está ardiendo…, la lengua está ardiendo..., el
cuerpo está ardiendo..., la mente está ardiendo, las ideas están ardiendo, la
conciencia de la mente está ardiendo, el contacto de la mente está ardiendo;
también toda sensación placentera o penosa, y la que no es ni placentera ni
penosa que depende de la mente como su condición indispensable, está ardiendo.
(…)
Podemos escucharlo en el idioma Palí (no es el que Buda usaba)
Podemos escucharlo en el idioma Palí (no es el que Buda usaba)
Monjes,
viendo esto, el bien instruido noble discípulo experimenta desapego hacia el
ojo, hacia las formas, hacia la consciencia del ojo, hacia el contacto
del ojo y hacia toda la sensación placentera o penosa, y hacia la que no es ni
placentera ni penosa que depende del ojo como su condición indispensable.
Experimenta desapego hacia el oído..., hacia la nariz..., hacia la lengua...,
hacia el cuerpo..., hacia la mente, hacia las ideas, hacia la consciencia de la
mente, hacia el contacto de la mente y hacia toda sensación placentera o
penosa, y hacia la que no es ni placentera ni penosa que depende de la mente
como su condición indispensable.
Experimentando
desapego se vuelve desapasionado. Mediante el desapasionamiento, su mente se
libera. Alcanzada esta libertad, aparece en él el conocimiento de que está
liberado. Entonces entiende: el nacimiento está destruido, la vida santa ha
sido realizada, la tarea ha culminado. No queda nada más por delante.
Esto
dijo el Bienaventurado y aquellos monjes se sintieron deleitados y elevados por
las palabras del Bienaventurado. Y las mentes de aquellos mil monjes fueron
plenamente liberadas de las contaminaciones a través del no-apego.
La Ley del Karma
H. Saddhatissa, nació en Ceilán y fue
ordenado monje budista en 1926. Posteriormente se desempeñó como profesor de
budismo en la Universidad de Benarés (India) y en Toronto (Canadá). Es un
representante calificado de la escuela Theravada.
Kamma o Karma, según lo escribamos en Pali
o en Sánscrito, está producido -para Saddhatissa- por todas las acciones que
cada individuo efectúa. Karma es la manera como "el pasado influye sobre
el presente, pues 'Kamma' es pasado al igual que presente. El pasado y el
presente influyen sobre el futuro -en esta vida o en la venidera-. Buda ha
dicho: 'Es al acto mental de la voluntad, oh monjes, al que llamo Kamma.
Después del deseo viene la acción mediante el cuerpo, la palabra o el
pensamiento' (Anguttaranikaya)".
Habitualmente, y no sólo en el budismo, se usa "Karma" como nombre genérico para denotar la conducta y sus resultados. Dichas consecuencias forman una intrincada madeja, interactuando entre si hasta el punto de no poder seguir la cadena causal. Cadena que puede llegar a ser muy compleja dado que nuevos efectos reaccionan con los anteriores, generando consecuencias de toda clase.
Habitualmente, y no sólo en el budismo, se usa "Karma" como nombre genérico para denotar la conducta y sus resultados. Dichas consecuencias forman una intrincada madeja, interactuando entre si hasta el punto de no poder seguir la cadena causal. Cadena que puede llegar a ser muy compleja dado que nuevos efectos reaccionan con los anteriores, generando consecuencias de toda clase.
Es de hacer notar que, según el budismo
(Theravada), no todas las acciones humanas son provocadoras de Karma: "la
voz Pali "Kamma" (...) significa literalmente "acción",
"actuar". Pero en la teoría buddhista del karma tiene un sentido
específico: expresa únicamente la "acción volitiva", y no todas las
acciones. Además, esta palabra no significa, como muchos suelen emplearla
errónea y libremente, el resultado del karma, pues en la terminología
buddhista, el karma no significa nunca su propio efecto, sino que éste es
conocido con el nombre de "fruto" o "resultado" del karma
(Kamma-phala o Kamma-vipaka).
Tampoco debe confundirse la acción de la
ley kármica con "recompensa" o "castigo" por la conducta
llevada a cabo. No es la acción de la justicia humana o divina, es el resultado
de una ley natural. Una clase de acción volitiva genera unos efectos, otra
clase genera distintos. "La idea de justicia moral o de recompensa y
castigo, proviene de la concepción de un ser supremo o de un Dios que juzga,
dicta sentencia y decide qué es lo bueno y qué es lo malo"
El budismo considera que no se pueden
eliminar las consecuencias kármicas que operan hasta su extinción; como las
ondas provocadas por lanzar una piedra en un lago se extienden hasta llegar a
la orilla o perderse en la distancia. Las consecuencias (vipaka) de la conducta
volitiva se extienden hasta que sus efectos quedan cumplidos. Esta acción puede
abarcar más de una vida. De ahí la dificultad para establecer la cadena causal
en la determinación del estado presente; deberíamos incluir también vidas
anteriores, con los inconvenientes de no saber qué hechos son los que
provocaron los actuales efectos.
Siendo una cuestión básica para la
comprensión no sólo del budismo sino de las tradiciones orientales este
concepto ha sido bastante mal entendido, al asimilarlo incorrectamente al
destino; a una especie de predestinación que está más allá de la voluntad
humana.
No es el "destino", porque éste
se nos impone. En cambio la ley kármica es el resultado de acciones que pueden
ser cambiadas por la acción de la libertad humana. "Nuestra vida -dice
Saddhatisa- es, a la vez, vipaka [resultado] del pasado y Kamma [productora de
consecuencias] del futuro. La ley del "Kamma/vipaka" explica la razón
por la que el Budismo es frecuentemente considerado como la doctrina del aquí y
del ahora. Pues el aquí y el ahora es el único campo de acción en el que el
hombre puede influir sobre la cadena del Kamma/vipaka y, finalmente
interrumpirla.
1/2 Continúa en la siguiente entrada.
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