" El arte, lo es, si confluyen tres factores: la belleza espiritual, la belleza plástica y la belleza técnica." Jean Delville.
Muchas veces, los hombres y mujeres de éste siglo XXI, nos creemos que estamos viviendo una época original, diferente, superior a todo lo anterior. En realidad, cuando miramos atrás, descubrimos que en toda época los seres humanos hemos estado dando vueltas alrrededor de los mismos problemas, buscando soluciones muy semejantes y recurriendo con mucha aproximación a las mismas fuentes y recursos.
A finales del S.XIX, una generación excepcional de artístas de todas las artes, trató de dar respuestas a las necesidades de su tiempo, buscando y encontrando, nuevos caminos, embarcándose a menudo, en largos viajes en los que comprometieron su vida hasta las últimas consecuencias.
Hoy esos caminos, nos pueden parecer novedosos, o trillados, depende de nuestro nivel de experiencia, pero sin duda hemos de saber reconocer el valor y el coraje, con el que algunos de ellos supieron llevarlos a término.
Éste es el caso del pintor que hoy nos ocupa: Jean Delville, injustamente olvidado por los grandes tratados de la historia del arte -como muchísimos otros de sus iguales- quizás, porque supo mantenerse fiel a sus concepciones, aunque eso le significara apartarse de los círculos más influyentes del mercado del arte.
Ni las páginas de los muchos libros que se han escrito sobre historia del arte ni el mundo de la crítica parece recordarlo; y, sin embargo, las obras de Jean Delville siguen ahí, como una mirada hiperconcentrada y desgarradora de los universos ocultos, del pasado y del infierno. Con mucho de cristiano trágico enlazado a otro mucho de pagano, y con un delicioso sabor a gnosticismo, las pinturas de Delville parecen deleitarse ante los hechos atroces y simbólicos, como los poemas de Baudelaire, de cuya "escuela" fue deudor.
Lo esotérico, lo
oculto y lo espiritual se convirtieron en temas de interés absorbente en las
últimas décadas del siglo XIX, ya que muchos en Occidente reaccionaron ante el
burdo materialismo e hipocresía de su época. El entusiasmo por esas ideas
llegó a su apogeo durante la década de 1890, la década en la que el pintor y
escritor belga Jean Delville (1867 -1953) llegó al máximo de sus capacidades.
Aproximación a la biografia de Delville
Delville nació en
la ciudad belga de Lovaina, y se trasladó a Bruselas a los seis años. Como
adulto, vivió principalmente en el suburbio de Bruselas “del Bosque”, aunque
también pasó algunos años en París, Roma, Glasgow y Londres. Su habilidad
artística fue excepcional desde una edad temprana. Formado académicamente en La Escuela de Bellas Artes de Bruselas en compañía de Eugéne Laermans o Víctor Horta, expone por primera vez y de manera simultánea a sus estudios a la edad de veinte años. No obstante, en esta época comienza a mostrar una creciente pasión por las denominadas ciencias ocultas, ocultismo,... dando un giro sustancial a su temática. Un cambio e interés que adquiere solidez cuando se traslada a París, allá por 1889. Comenzó su formación en
la Academia de Bellas Artes de Bruselas cuando tenía doce años, continuando
allí hasta 1889 y ganó varios premios. Influido por el Renacimiento italiano, autores tales como: Rafael, Leonardo o Miguel Ángel, resultaron esenciales en la conformación de su estilo personal.
Él comenzó a exhibir
profesionalmente a la edad de veinte años, y más tarde impartió clases en las
Academias de Bellas Artes de Glasgow y Bruselas. Además de la pintura,
Delville también expresó sus ideas en numerosos textos escritos.
Asimismo, brillante en el manejo de la pluma. Los temas del idealismo, esoterismo, alegorías o la cábala son estandartes y férreas convicciones plasmadas, entre otros, en su libro: "Diálogo entre nosotros. Argumentación cabalística, ocultista, idealista." de 1895 e inmortalizadas en gran parte de su obra pictórica. De esta manera, la extensa relación de ideas ocultistas escritas, es decir: la creencia en la reencarnación, la existencia de un fluido divino en los cuerpos, en el éxtasis o la telepatía, están directamente relacionadas de forma evidente con toda su obra y explícitamente manifestadas en dos de sus trabajos más célebres: El ángel del esplendor y Los tesoros de Satán.
Pronto se unió a los núcleos de pintores del movimiento Simbolista.
El Simbolismo
Fue uno de los movimientos
artísticos más importantes de finales del siglo XIX. En Un manifeste littéraire
("Un manifiesto literario"), publicado en 1886, Jean Moréas definió
este nuevo estilo: "Enemigo de la enseñanza, la declamación, la falsa
sensibilidad, la descripción objetiva" (Ennemie de l'enseignement, la
déclamation, la fausse sensibilité, la description objective).
En la literatura
La poesía simbólica investiga para una forma sensitiva" (la poésie symbolique cherche à vêtir l'Idée d'une forme sensible). La literatura simbolista posee intenciones metafísicas, intenta utilizar el lenguaje literario como instrumento cognoscitivo, por lo cual se encuentra impregnada de misterio y misticismo. Intentaba encontrar lo que Charles Baudelaire, gran poeta de este movimiento, denominó "correspondencias", las secretas afinidades entre el mundo sensible y el mundo espiritual. Para ello utilizaban determinados mecanismos estéticos, como la sinestesia. El origen del término se remonta al manifiesto publicado por J. Moréas en el suplemento literario de Le Figaro (18 de septiembre de 1886).
El Simbolismo hunde sus raíces en la obra poética de Ch. Baudelaire, cuyas Flores del mal (1857) contenían ya en germen sus postulados esenciales: oposición declarada al realismo, al positivismo y al espíritu científico y concepción del mundo como un misterio que el poeta ha de desvelar alterando su inteligibilidad, suspendiendo el juicio lógico y penetrando en los dominios del ensueño y del subconsciente. La obra de Baudelaire, además, lograba la síntesis de las dos tendencias fundamentales del movimiento: una dimensión parnasiana, a través de la búsqueda de una belleza ideal, y otra decadente, manifestada en la atracción por lo artificial y lo perverso. En 1884 la novela de Huysmans A contrapelo y el ensayo de P. Verlaine Los poetas malditos dieron una celebridad tardía a S. Mallarmé, quien, a partir de 1886, celebró en su casa unas tertulias a las que acudían jóvenes como H. de Régnier y F. Viélé-Griffin. A estos nombres hay que añadir otros en los que Simbolismo y decadentismo van muy unidos: A. Rimbaud,
Ch. Cros, T. Corbière y J. Laforgue. La fase de mayor actividad del movimiento se sitúa entre 1885 y 1897, cuando a las obras de sus miembros franceses vinieron a sumarse el teatro simbolista del belga M. Maeterlinck y los poemas de su compatriota E. Verhaeren.
Tras la muerte de Verlaine (1896) y de
Mallarmé (1898), el grupo perdió cohesión y tendió a dispersarse. Sin embargo,
su herencia fue recogida por importantes escritores, como P. Claudel, P. Valéry
y G. Apollinaire, y, a través de ellos, ejerció su influencia en los primeros
movimientos de vanguardia. El Simbolismo también se incorporó a las diversas
literaturas europeas (O. Wilde en Gran Bretaña, S. George en Alemania, K.
Hamsun en Noruega, G. Brandes en Dinamarca) y renovó, de forma muy especial, el
estancado panorama literario español, gracias a la influencia que ejerció en la
obra del nicaragüense R. Darío.
En la Música
El
Simbolismo también ejerció una cierta influencia en la música. Algunos
escritores y críticos simbolistas eran entusiastas de la música de Richard
Wagner, discípulo de Schopenhauer.
La
estética simbolista tuvo un fuerte impacto en las obras de Claude Debussy.
Sus
elecciones de libretos, textos y temas surgieron casi exclusivamente de la
producción simbolista: en particular, obras como sus lieder Cinq poemas de
Baudelaire, varios lieder sobre poemas de Verlaine, la ópera Pelléas et
Mélisande con libreto de Maurice Maeterlinck, y sus esbozos inacabados sobre
dos obras de Poe, El diablo en el campanario y la caída de la Casa Usher, todo
indica que Debussy estuvo muy influido por los temas y gustos simbolistas. Su
obra más popular, el Prélude à l'après-midi de un fauno, está inspirada en un
poema de Mallarmé, El après-midi de un fauno.
También
Aleksandr Skriabin se dejó influir por la estética simbolista. Pierrot Lunaire
de Arnold Schönberg utiliza el texto de la traducción alemana de poemas del
poeta simbolista Albert Giraud, mostrando así un vínculo entre el expresionismo
alemán y el simbolismo.
En la pintura y escultura
Paralelamente a la preocupación del impresionismo por la pintura al aire libre contra el academicismo oficial y a los intentos de construcción científica de la pintura por el llamado puntillismo, se desarrolla una nueva concepción sobre la función y objeto de la pintura. Los simbolistas – cuyos precedentes se encuentran en William Blake, los nazarenos y los prerrafaelitas – propugnan una pintura de contenido poético. El movimiento simbolista reacciona contra los valores del materialismo y del pragmatismo de la sociedad industrial, reivindicando la búsqueda interior y la verdad universal y para ello se sirven de los sueños que gracias a Freud ya no se conciben únicamente como imágenes irreales, sino como un medio de expresión de la realidad. El Simbolismo no pudo desarrollarse mediante un estilo unitario; por eso, se hace muy difícil definirlo de forma general. Es más bien un conglomerado de encuentros pictóricos individuales.
El Simbolismo es una
tendencia que supera nacionalidades, límites cronológicos y estilos personales.
En este cajón de sastre podemos encontrar figuras tan dispares como Vincent Van
Gogh, Paul Gauguin, Gustav Klimt, Edvard Munch, etc. Los pintores
simbolistas tenían una fuerte conexión con la literatura, con sus propios
escritores, poetas y dramaturgos. Ya hemos mencionado a Baudelaire,
Mallarmé, Rimbaud, Verlaine, Poe. Incluso los libros de Nietzsche, quien
limpió el piso de la moral convencional y destacó la importancia y la fuerza de
la individualidad. La filosofía oriental tuvo también una fuerte
influencia: Buddha, la reencarnación, el nirvana se convirtieron en conceptos
populares.
Mitos, leyendas, cuentos de hadas, donde a menudo sus
habitantes eran: ninfas, faunos, medusas, ángeles, sátiros ... Los
artistas estuvieron fascinados por sueños, visiones, alucinaciones. Mucho
antes de "La interpretación de los sueños" de Freud, ya se había escrito mucho
sobre el mundo del inconsciente, que podría ser explorado por medio de la
meditación. También la religión sigue siendo un tema favorito, pero fue
tratado con más libertad, más lejos de la Iglesia y de sus
dogmas. Nacimiento y muerte, el sentido de la vida y la búsqueda de
ideales también fueron temas populares.
Otro
tema fue el de la sexualidad , se trató de muchas maneras
diferentes. La burguesía se complacía en simbolistas como Félicien
Rops, que conecta la sexualidad con lo satánico, con la aprobación silenciosa
de la Iglesia. Pero también nos encontramos con un mensaje totalmente
diferente de la sexualidad: no como una característica del demonio, sino un
motivo interno de la naturaleza humana. Más aún: la pasión es la base del
sexo, así como para la fuerza de vida, amor y comprensión.
Los cuerpos entrelazados y amantes apasionados de Rodin todavía tienen
como título "La puerta del infierno". El tema fue representado
antes por Peter Paul Rubens , todos los cuerpos estaban
orientados hacia abajo y luego, en la dirección del infierno. Pero con
Rodin, los cuerpos están orientados hacia arriba.
Para complicar más la cuestión, el Simbolismo derivará en
una aplicación bella y cotidiana de honda raigambre en el arte europeo de fines
del siglo XIX y principios del XX: el Art Nouveau. El Simbolismo pretende
restaurar significado al arte, que había quedado desprovisto de éste con la
revolución impresionista. Mientras que otros neoimpresionistas se inclinan por
ramas científicas o políticas, el Simbolismo se decanta hacia una
espiritualidad frecuentemente cercana a posiciones religiosas y místicas. La
fantasía, la intimidad, la subjetividad exaltada sustituyen la pretenciosa objetividad
de impresionistas y neo-impresionistas. Continúan con la intención romántica de
expresar a través del color, y no quedarse solamente en la interpretación. Ahí
encontramos el nexo de unión con el resto de neo-impresionistas, puesto que las
teorías del color local y los efectos derivados de las yuxtaposiciones de
primarios, complementarios, etc., les resultarán muy útiles a la hora de
componer sus imágenes, muy emotivas, como en la casi violenta visión de la
pasión amorosa que Klimt ofrece en su Dánae. Los simbolistas encontraron un
apoyo paralelo en los escritores: Charles Baudelaire, Jean Moréas, en contra
del naturalismo descarnado de Zola.
El beso de Rodin
En cuanto a la escultura, Rodin fue el más cercano a sus
planteamientos, y pese a todo, íntimamente ligado a los presupuestos del gran
escultor impresionista Edgar Degas. Muy cercana a los planteamientos del
Simbolismo, en cuyo seno se inscribe, se sitúa la Escuela de Pont-Aven, una de
las primeras en definirse como tal. Pont-Aven es una pequeña localidad rural de
la Bretaña francesa, a donde se dirigió en 1886 un grupo de pintores
neo-impresionistas. El primero de todos fue Émile Bernard, que trataba de
recuperar la integridad de lo rústico, de lo arcaico, en una región totalmente ajena
a los avances de la vida moderna. Bernard cultivó un estilo muy personal de
colores planos, perfectamente delimitados en contornos silueteados. Así,
gracias a las técnicas de reproducción, las obras simbolistas fueron conocidas
y por otro lado, el hecho de que no fuesen únicas, sino que se imprimían y
repetían, daban a la obra de arte una nueva dimensión. La obra de arte deja de
ser única. A pesar de ello no
crearon una escuela.
Pero volvamos a nuestro autor.
La
nieta del artista Miriam Delville describe a su abuelo principalmente como un
buscador, que buscó toda su vida la perfección (comunicación personal,
noviembre de 2001). En sus últimos años de
adolescencia y desde los veinte años, pintó paisajes y representaciones de los
pobres. Entonces (quizás un poco como Annie Besant)
Delville apartó de los problemas sociales al esoterismo y la filosofía
espiritual. A diferencia de Besant, sin embargo, se asocia
con un gran número de sociedades y personas esotéricas durante su vida. Probablemente, como dice Miriam Delville, esto se debió a su
búsqueda del ideal.
Aunque
Delville nunca encontró la filosofía perfecta, tres movimientos parecen haber
tenido un efecto particularmente fuerte en sus ideas. El primero de ellos fue
rosacruces, ya expuesta por Sâr Joséphin Péladan (1858 -1918).
El "SAR", con quien Delville se reunió en París en 1887
o 1888, era un ocultista muy excéntrico, cuyo título autoproclamado lo
relacionado con la antigua realeza asiria. Se
presentó como un descendiente de los reyes magos sacerdotales, y para mejorar
esta impresión exótica llevaba ropas largas y peinado su pelo oscuro y la barba
en la moda que recuerdan a los antiguos asirios. De
hecho, el nombre real fue Joseph Péladan, y llegó a Lyon, la segunda ciudad de
Francia. Al igual que a su familia antes
que él, se combina una fuerte fe católica con el ocultismo y el esoterismo. Llegó a París en 1884, con el objetivo (y por un tiempo tener
éxito) a tomar la ciudad por asalto. Estableció su propio orden
Rosacruz llamada la Orden de la Rosa + Cruz del Templo y el Grial. Sus escritos insinuaban prácticas ocultas, la alquimia, la magia y
la iniciación, así como la admiración de moda por Wagner. También escribió una novela que describe el erotismo y la
decadencia de los parisinos. Todos estos temas fueron bien
adaptados a los gustos de los estetas parisinos de finales del siglo XIX, y el
estilo de Péladan de publicidad llevó a su gran popularidad en el momento
Delville lo conoció.
En
un principio, Delville adoptó las ideas de Péladan. Entre 1892 y 1895, expuso
pinturas en el Salon de París de la RAE de la Rosa + Cruz. Después de 1895, Delville se desligó de la RAE, aunque se mantuvo
fiel a muchos de los conceptos esotéricos de esta última. Éstos desempeñan un papel importante en la propia filosofía de
Delville, que (haciendo uso de un término de Péladan) llamó idealismo. Una vez que Delville se hubo separado de Péladan, creó sus propias
exposiciones Idealistas en Bélgica.
Édouard
Schuré (1841 -1929), que venía de Estrasburgo y vivió la mayor parte del tiempo
en París, fue la segunda gran influencia en Delville. Schuré había desarrollado
sus conceptos espirituales junto con el gran amor de su vida, Margarita Albana
Mignaty. Los dos se conocieron en
Florencia en 1871, y sus conversaciones mutuas alcanzaron la fruición durante
el otoño de 1884. El resultado fue el libro de
Schuré muy influyente Los Grandes Iniciados , publicado por primera vez en 1889, y aún en la prensa hoy. La medida en que Schuré también fue influenciado por las ideas
teosóficas no está claro, pero él era miembro de la Sociedad Teosófica, entre
1884 y 1886.
La
Sociedad Teosófica fue la tercera gran influencia en Delville. Como Brendan Cole, autor de una
tesis doctoral completa sobre Delville señala el interés del artista en la
Teosofía se hizo evidente en 1895. Esta fue la fecha en que
Delville publicó su Diálogo entre nous , un texto en el que expone su ocultismo y puntos de vista
idealistas. Este interés fue en aumento, como Delville se movió más lejos de la órbita de Péladan. En algún momento entre mediados
y finales de 1890, Delville se unió a la Sociedad Teosófica y asimilado sus
nuevas creencias con entusiasmo característico. En su libro La Nueva Misión del Arte(1900), señala las conexiones entre la Teosofía y las ideas de
Schuré y una década más tarde se convirtió en el secretario del movimiento
teosófico en Bélgica.
En 1910, llegó a ser secretario personal de Krisnahmurti, que había de ser el gran Mesías de la Teosofía, pero quien dotado de una gran inteligencia y profundas convicciones, se negó a ser el instrumento de quienes para ello lo habían preparado, iniciando un camino espiritual sin ningún tipo de religión. Al mismo tiempo, añadió una
torre a su casa en el bosque, la pintura de la sala de meditación en la parte
superior del todo en azul, con el emblema de la Sociedad Teosófica en su cumbre.
Delville y el ocultismo
Aunque
Delville frecuencia escribió sobre temas espirituales, casi nunca hablaba de
sus imágenes. Sin embargo, no hay duda de que
él era un pintor de ideas, y está claro que hay conexiones entre sus pinturas y
sus puntos de vista esotéricos. Un tema recurrente en muchas de
sus obras fue la evolución del alma humana, logrado a través de la iniciación y
la reencarnación.
Las
ideas de Delville sobre la iniciación fueron influenciadas por Schuré y más
tarde por la Teosofía, pero probablemente se introdujo en el tema por Péladan. Como
Robert Pincus-Witten, Péladan vio a sí mismo como un iniciado con poderes
ocultos y otorgó el mismo estatuto a algunos de los otros miembros de su grupo,
que hayan participado en las iniciaciones secretas de la que no sabemos nada.
¿Llegó
Delville a participar en las ceremonias de iniciación? Él bien podría tener como
miembro de la sociedad de Péladan, sin duda tendría en el movimiento masónico,
al que también pertenecía.
En cualquier caso, tanto él
como Péladan describen el verdadero artista como un iniciado, cuya misión era
enviar la luz, la espiritualidad y el misticismo en el mundo.
Otra
clave importante para la comprensión de pinturas y dibujos de Delville es el
concepto de la luz astral. Los flujos radiantes en muchas de las escenas de la artista hay
representaciones de esto, como se sugiere a continuación. En su Diálogo entre nous , Delville describió la luz astral como una matriz invisible y
universal que envuelve todo en el universo, incluyendo las estrellas y los
animales, vegetales, minerales y reinos. También se satura y rodea las
almas de los seres humanos y engendra su renacimiento en cuerpos nuevos. Las obras del artista dejan claro que los colores de este cambio
de la luz astral, de acuerdo con el nivel espiritual.
En el mundo material denso, los tonos son cálidos,
predominantemente de color rojo y naranja. La luz en
los niveles más altos del universo psíquico, en cambio, es brillante y
reluciente. Allí los colores dominantes son claros
púrpuras, blancos y dorados.
Pinturas y dibujos de Delville: algunos ejemplos
El
retrato de la señora Stuart Merrill
Las
mejores reproducciones de Deville (especialmente las anteriores) a menudo tienen un aire
de misterio e intriga. Uno de los más misteriosos es
su retrato de la señora Stuart Merrill . Este dibujo, ejecutado en tizas
en 1892, es sorprendentemente otro mundo. En ella Delville representa una joven como medio en trance, con los ojos vueltos hacia arriba. Su radiante pelo rojo-naranja combina con la luz astral líquida de
su aura.
Los
colores calientes que rodean aluden cabeza de la señora Merrill a los fuegos
terrenales de la pasión y la sensualidad. Por otro lado, el libro sobre el que descansa la barbilla y las
manos largas, casi espectral está inscrito con un triángulo que apunta hacia
arriba, lo que representa idea del conocimiento humano perfecto de Delville,
logrado (como él dice en su Diálogo ), a través de la magia, la cábala y el hermetismo. Como ha sido ampliamente reconocido, la pintura, con sus
referencias al ocultismo y la sabiduría parece hacer alusión a la iniciación. En ese caso, el aura roja de la mujer podría referirse a su lado
sensual, que se hará más espiritualizado cuando ella se mueve en una etapa
diferente de desarrollo.
Pero
cualquiera que sea la interpretación, este muy inusual retrato ha tenido un
fuerte efecto en los espectadores. Patrick Bade en Femme Fatale lo ve como misterioso y sobrenatural, y Philippe Jullian en Dreamers
de Decadence se refiere a veces como "una visión
positiva mágica." La Mona Lisa de la década de 1890 y también se le dio el título La
Mysteriosa . Hoy en día, hay pocos detalles
disponibles sobre el modelo, e incluso su nombre no se menciona en la
literatura. La más amplia información sobre su identidad
está dada por el hijo de Jean, Olivier Delville en su biografía del pintor.
Lo que cuenta Olivier no es de primera mano, sin embargo, ya que
nació por lo menos diez años después de que la obra fuera ejecutada. Se informa que Stuart Merrill (poeta simbolista que publicó sus
obras en París y Bruselas) tenía una casa en el bosque cerca de la Delvilles. Y añade que "la joven señora Merrill-Rion" era belga,
y que Delville fue golpeado por su extraña belleza y fué representada como un
personaje de médium.
La
pintura no fue comprada por los Merrill, pero se quedó con el Delvilles hasta
que fue vendida a un coleccionista privado en California a finales de 1960. En 1998, fue adquirida por el
Museo de Bellas Artes de Bruselas, donde actualmente se encuentra en
exhibición.
Los Tesoros
de Satanás
Ya en otras ocasiones hemos lamentado que la reproducción de una obra artística en internet, por muy alta que sea la resolución, nunca puede compararse con la visión de la obra en directo, aunque como ésta, haya sido restaurada con anterioridad. Nada tiene que ver la visión de ésta imagen con la del original. Lo sentimos. Otra
de las mejores obras de Delville, que es también expuesta en el Museo
de Bellas Artes de Bruselas, es LosTesoros de
Satanás , que se expuso por primera vez en 1895. En ella, el artista representa a Satanás con un aspecto algo salvaje, cabeza
ardiente del cabello y enormes tentáculos rojo en vez de alas. Olas escarlata rodean su brazo izquierdo, que él preside sobre un
río de hombres y mujeres inconscientes. Las cifras se encuentran
paralizados en el centro de un arrecife de coral exuberante, rodeado por las
monedas, joyas y peces extraños. Más allá del arrecife son
vistas llenas de formaciones rocosas irregulares pintadas en tonos de naranja,
amarillo y marrón. Estas formaciones son
influenciados por los antecedentes montañosas de Mona Lisa y otras obras de Leonardo da Vinci, pero en la escena de Delville,
todo el paisaje se encuentra bajo el agua.
Aunque
los cuerpos desnudos de los hombres y las mujeres en trance son una sutil
mezcla de rosas y amarillos ácidos, resaltado con toques de verde, el tono
general de la pintura es de color naranja. En su estudio sobre Delville y Roerich, James Primos se
refiere la propia descripción de Delville de Tesoros de Satanás de la siguiente manera: "la luz astral (como artista me lo
describió) corre a través del mundo de agua y se funde con el color de los
cuerpos . "
Aunque
la interpretación completa se deja al espectador, está claro que los tesoros de Satanás no es una visión tradicional del infierno. Esta imagen inédita revela la fascinación por la decadencia y la
erótica, que era típica de Péladan y el período en general, pero, al mismo
tiempo, como en muchas de las obras de Delville, es probable que sea el inicio
del tema de fondo. Delville era un gran
admirador de la Édouard Schuré Los Grandes Iniciados, Tesoros de
Satanás pueden haber sido inspirados por un episodio de la iniciación de
Isis en el libro de Schuré. En la escena relevante, Schuré
describe el fracaso del novato de una primera prueba, la tentación de los
sentidos. Envuelto en un sueño de fuego, el novicio se
emborracha con el pesado perfume de una mujer seductora, y luego se queda
dormido, después de salvajemente satisfacer su deseo. Este fracaso es descrito por su hierofante como una caída en el
abismo de la materia.
Vasto
mundo submarino de Delville, gobernado por Satanás, es casi seguro que una
imagen del material abismo. Satanás, señor del reino físico, lo preside mientras sus habitantes duermen. Envueltos en la ilusión, los hombres y mujeres que sueñan son
cautivados por el hechizo de Satanás, y atrapados por sus propios
deseos. Los Tesoros de Satanás incluyen no sólo su sensualidad, sino
también su seducción de las riquezas mundanas, representadas por las perlas,
monedas, y los corales que los rodean. Por encima de todo, el pueblo
mismo en trance son los verdaderos tesoros de Satanás.
El
Ángel de Splendor
En
una etapa posterior en la Iniciación de Isis de Schuré, el iniciado trasciende
su atrapamiento en la materia. 1894 pintura de Delville titulado The Angel of
Splendor puede ser visto como un ejemplo de esta nueva
fase del desarrollo humano. En este trabajo, actualmente en
una colección privada, el reino de la materia está representada por las
serpientes y las rosas espinosas enredados en la parte inferior derecha del
lienzo. Una figura masculina, con los brazos en alto y
los ojos vueltos hacia arriba similares a los de la señora Stuart Merrill, se
sienta medio dentro y medio fuera de la esfera material. A su izquierda, un ángel femenino luminosa y casi sin cuerpo se
eleva hacia arriba, con los pliegues de fluido y transparente de su vestido que
rodea al hombre en un círculo de luz. Un vasto paisaje se extiende,
muy por debajo de las cifras. Está lleno de colinas
irregulares similares a los Tesoros de Satanás . Aquí, sin embargo, están
pintadas en luminosos colores púrpuras y dorados y se levantan de un mar azul
brillante.
Esta
escena puede verse de dos maneras. Si está inspirado en el episodio de Iniciación de Isis de Schuré,
el hombre sería el discípulo ha descartado ser terrenal, retrocediendo, y
absorbido por la materia. En este caso, el ángel sería lo
Schuré describe como "otro, yo más etéreo más puro", que acaba de
nacer.Alternativamente, si la historia no se toma directamente de Schuré, el ángel
puede ser visto como un ser separado (tal vez ser superior al hombre),
guiándolo del abismo. En ambas interpretaciones, sin
embargo, el significado básico es el mismo.
El mismo tema en otra pintura. La
pintura de Delville es claramente una descripción de la evolución espiritual del
alma.
La
escuela de Platón
En
1895 ganó el Premio de Roma y se fue con su familia a Italia. Una vez allí, pintó La
Escuela de Platón , otra obra en la que el tema
de la evolución espiritual desempeña un papel. Esta pintura, que ahora está en el Musée d'Orsay en París, fue
recibida con gran entusiasmo en la exhibición en Bruselas en
1898. Sus colores son predominantemente frescos,
destacando los azules, los verdes, y los dorados, con toques de morado.
El mismo tema
de la sensualidad y la espiritualidad también está presente
en Delville en éste maravilloso "Platón y sus alumnos". Obvio
que presenta a Cristo y sus doce apóstoles. Probablemente Delville tuvo
que adaptar el título, tal vez porque los cuerpos de los doce apóstoles son representados
muy sensualmente. Por desgracia, no todo el trabajo de Delville es del mismo nivel. En otras obras enfatiza demasiado
el mensaje que queremos dar. Platón, cuya
filosofía Delville admiraba, se encuentra en el centro de un hermoso pero
artificial paisaje clásico, la difusión de la sabiduría de un grupo de doce
alumnos varones. Él es barbudo y como Cristo,
una asociación que no es casual. De acuerdo con Schuré y
HP Blavatsky, la máxima autoridad en la Teosofía, Platón se había iniciado, pero en
vez de hablar abiertamente, disfrazó las verdades esotéricas para ponerlas
en una forma intelectual racional, adecuadas para la enseñanza pública. Estas enseñanzas fueron luego transmitidas a los Padres de la
Iglesia e integradas en el Cristianismo.
En
la pintura de Delville, Platón está cubierto, pero todos sus estudiantes están
desnudos. En cuanto a ellos, los
espectadores tienden a ser golpeados por su apariencia extraña algo afeminados. El objetivo de Delville era representar a los discípulos como
andróginos. Según Platón, y más tarde los sistemas esotéricos,
como la teosofía, los humanos primitivos habían sido una vez hermafroditas. Su separación en dos sexos se produjo al caer más profundamente en
la materia. En los días de Delville, Péladan y otros estetas de moda de París
consideraron que los tipos humanos más espirituales eran aquellos que ya comenzaban a
regresar al estado andrógino. El afeminamiento de los
discípulos de Platón es, pues, un signo de su pureza y de su evolución lejos de
materialismo y hacia la divinidad.
Delville
pintó este tema en "El Hombre-Dios", una corriente de organismos
orientados hacia arriba en abrazo extático, que termina en Cristo con los
brazos abiertos: el amor universal de Cristo. Esta visión no era muy
querida por la Iglesia. Hasta hoy los obispos de Brujas siempre guardaban
el trabajo para que se quedase en los sótanos del Museo Groeninge y que nadie
pudiera verlo. Otro problema fue que había utilizado Delville blanco de
zinc en lugar de blanco de plomo, con el resultado de que la pintura se
desmorona fuera, el trabajo ha sido restaurada varias veces.
Carácter de Delville y el último año
Según
la biografía de su hijo Olivier, Delville estaba decidido a plasmar sus ideales
en el mundo con su pintura y la escritura continua. También complementa los
ingresos confiables que hizo de estas actividades mediante la enseñanza del
arte. Profesor en la Escuela de Bellas Artes de Glasgow de 1900 a 1905, y director de La Academia de Bellas Artes de Bruselas hasta 1937, obtuvo reconocimiento en vida, aunque fué
pronto relegado al olvido durante décadas.
Pero su ajetreada vida profesional no le
impide aplicar sus creencias fuertemente arraigadas a su vida personal. Aunque Delville salió de su casa durante varios años en la edad
adulta, sin embargo, Olivier describe a su padre como una persona de coraje, la
perseverancia, la honradez, y el intelecto, así como un hombre de familia recta
que era estricto con sus seis hijos.
A
pesar de todo su trabajo y capacidad, sin embargo, Delville nunca tuvo el
reconocimiento que le hubiera gustado. Como Brendan Cole dice en su tesis, el artista casi seguro que
pagó un precio por negarse a comprometer sus ideales. Además, como señala Cole, el tono intolerante y polémico de muchos
de los escritos de Delville podría haber puesto a la gente en su contra.
Para
1951, Delville fue casi completamente ignorado y olvidado. El crítico de arte Paul Cas,
quien visitó Delville en su casa en el bosque en ese año, fue uno de sus pocos
partidarios restantes. En su introducción a la
biografía de Olivier Delville –el hijo de nuestro autor- Cas describe el rostro
de Delville lleno de graves, profundas arrugas, y casi trágico. En este
momento, como Cas pone de manifiesto, la soledad de Delville en el mundo del
arte era total.
Delville
murió dos años después de la visita de Cas por lo que no llegó a ver el
renacimiento del interés en su trabajo. Ese
avivamiento se caracterizó por exposiciones en Londres en 1968 y en París en
1972.
En su obra, se encuentran en un mismo plano el simbolismo, la perspectiva esotérica y la teosofía, con una armonía ambigua y original, que de alguna forma sospecho ha influenciado mucho, directa o indirectamente, sobre la obra de pintores tales como Tola o Giger. Y porque merece un espacio en la memoria es que escribo estas líneas: su tradición y su estética no son las corrientes, pero eso no evita que sean fascinantes e irresistibles. Recordar y acusar este olvido es el fin de esta entradaa, a la vez que llamar la atención sobre este enigma constante llamado Jean Delville.
Hoy las obras de Delville (especialmente los
tempranos, antes de la Primera Guerra Mundial) son una vez más reconocidos por
sus cualidades excepcionales. A pesar de que no se
corresponden con el gusto de todos, muchas personas ahora ven como las
manifestaciones más destacadas y fascinante de temas sobrenaturales. A menudo se incluyen en exposiciones y antologías del movimiento
simbolista y en libros sobre el arte fantástico y esotérico.
Las Obras de Delville también se recuerdan en la sede internacional
Teosófica en Adyar, India, donde el salón principal está decorado en un estilo
que Philippe Jullian ( Los simbolistas ) cree imitar la de Delville. (Harris,
Lynda. "Jean Delville: Pintura, Espiritualidad y la
esotérica." Búsqueda 90,3 (mayo-junio, 2002).
Os ofrezco a continuación una amplia selección de las obras de Jean Delville, en el convencimiento de que con ello contribuímos a la recuperación de la obra de uno de esos grandes artístas que no han recibido el reconocimiento que por sus méritos merecía.
O
Pues como siempre, deseo que os haya sido útil e interesante.
1 comentari:
Maravilloso articulo,he disfrutado mucho con él.
Cómo me gusta este blooooooog!!
Me encanta todo lo que publicas.
Gracias y un abrazo
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