¿que es lo que ves?. Sin duda, una escultura que representa una cabeza humana.
¿Te resulta familiar?, me refiero a si ¿te parece merecedora de compartir alguna de las salas en los museos de arte contemporáneo con destacados artistas de los S.XIX o XX?.
¿Podría ser atribuída a un artista de la talla de Modigliani?
¿o de Brancusi?
¿de Henry Moore?
¿o del mismísimo Pablo Picasso?
Probablemente habrás captado las similitudes, también evidentemente, las diferencias, pero aunque te resulte increíble, la imagen que encabeza éstas líneas, tiene aproximadamente 5.000 años de antiguedad.
Sí, lo has leído bien, se trata de la cabeza de una estatuilla cicládica, una civilización que se dió en el mediterraneo oriental hace miles de años, a la que vamos a dedicar ésta entrada.
Para Picasso los
ídolos cicládicos eran el único vestigio que nos quedaba de un tiempo ya
desaparecido. “A veces pienso –decía el malagueño- que una vez existió un
pequeño hombre de las Cícladas... pero ya no queda nada de su vida, ni de sus
dioses. No queda nada de nada excepto este testimonio mágico.”
El siglo XIX presenció el primer auge del turismo en el sentido moderno, es decir de masas. Al tiempo que surgían las primeras agencias de viajes y los primeros viajes combinados, la aristocracia europea escudriñaba los mapas a la caza de nuevos destinos que añadir al tradicional Grand Tour por Italia. Uno de esos destinos fue el Egeo, y en particular las más de treinta pequeñas islas que los geógrafos antiguos bautizaron como las Cícladas (palabra derivada de círculo, que hace referencia al escudo que forman en torno a la pequeña Delos, donde la mitología situaba la cuna de Apolo y Artemisa).
Las Cícladas, entre las cuales se cuentan Paros,
Miconos
o Santorini,
no han perdido su encanto para el turista del siglo XXI, pero aquellos primeros viajeros, además de “playas paradisíacas, aguas cristalinas y pueblos con encanto”, encontraron allí un tesoro artístico que iba a volverse muy popular en las capitales europeas.
Junto al turismo despegaba entonces la arqueología, impulsada por los espectaculares descubrimientos de Pompeya y Herculano (una arqueología entendida aún como “búsqueda del tesoro”, poco respetuosa con concepciones modernas como el patrimonio), y en las Cícladas aparecieron unas misteriosas figurillas que muchos se llevaron de vuelta como curiosos souvenirs.
Desperdigadas por Europa, pronto despertaron una admiración salvaje entre los artistas de vanguardia y los coleccionistas de arte.
Eran casi todas de mármol (un nombre más apropiado para las Cícladas habría sido Marmarinai o “islas de mármol”, pues este material se encuentra en abundancia en el archipiélago). Otros materiales,
como la piedra negra en este ejemplo, se utilizaron sólo excepcionalmente. Sabemos de figuritas hechas de piedras verdes y negras, piedra caliza, piedra pómez, toba blanca, esquisto, esteatita verde, concha, hueso, marfil, pedernal, plomo, bronce y arcilla; figuras de madera también pueden haber existido, aunque no hay ejemplos hayan sobrevivido. El uso poco frecuente de esos materiales puede haber sido dictado por la falta de mármol buena calidad en ciertas áreas o debido al hecho de que los artesanos locales eran más familiarizados con su trabajo.
Utilizaban un lenguaje naturalista, a veces tan altamente estilizado y reducido a lo esencial que el ojo moderno se ve tentado a llamarlo minimalista.
La mayoría, no todas, eran de sexo femenino, y algunas mostraban el abdomen hinchado ligeramente para sugerir un estado de embarazo. Las cabezas eran alargadas y estaban ligeramente inclinadas hacia atrás; los rasgos del rostro no existían o se limitaban a un largo triángulo para marcar la nariz. Eran figuras monolíticas y austeras, y sin embargo, delicadas y alegres. Rígidas y uniformes, evidenciaban no obstante, infinitas variaciones y un sugestivo movimiento contenido. Sorprenden por su extraordinaria belleza y simplicidad. Su sencillez reduce sus formas y detalles a la mínima expresión, pero es este esquematismo, esta capacidad de abstracción, lo que las hace tan bellas y expresivas.
Las de la última época representaban a músicos, flautistas y arpistas que recordaban al estilo alegre y jovial del arte cretense.
Muy probablemente llevarían algún tipo de decoración pictórica, como en los siguientes ejemplos:
según el Museo Arqueológico Nacional de Atenas
Aunque en la mayoría de los casos apenas nos han llegado intactos
El marco geográfico (tomado de Mª Isabel Rodríguez López – Arte cicládico)
Las
islas Cícladas o Kyklades constituyen el archipiélago que se encuentra situado
entre Grecia continental y el extremo suroccidental de Asia Anterior. Su nombre
deriva del griego kyklos, "círculo", ya que se disponen de forma
aproximadamente circular en torno a la sagrada Delos (“la brillante”) -Dilos en el mapa-, isla en
la que Leto dio a luz, tras un largo periplo, a los gemelos Apolo y Ártemis.
Este archipiélago está compuesto por 34 islas de variados tamaños e innumerables islotes rocosos esparcidos sobre las azules aguas del mar Egeo. Además de la citada Delos, las más conocidas son: Serifos, Sifnos, Milos (entre las occidentales), Mikonos, Andros, Syros (en el norte del archipiélago), Paros, Antiparos, Naxos, (en el centro del archipiélago), Amorgós, Keros (en el este) y Thera -actual Santorini- (en la zona meridional).
Este archipiélago está compuesto por 34 islas de variados tamaños e innumerables islotes rocosos esparcidos sobre las azules aguas del mar Egeo. Además de la citada Delos, las más conocidas son: Serifos, Sifnos, Milos (entre las occidentales), Mikonos, Andros, Syros (en el norte del archipiélago), Paros, Antiparos, Naxos, (en el centro del archipiélago), Amorgós, Keros (en el este) y Thera -actual Santorini- (en la zona meridional).
Los
geólogos atribuyen la peculiar formación y naturaleza de estas islas, ricas en
recursos minerales, a una sucesión de cambios geológicos: terremotos,
erupciones volcánicas y movimientos de la corteza terrestre. Son
islas de roca metamórfica, a excepción de Thera y Milo, ambas formadas por
suelo de tipo volcánico. Estas dos islas son especialmente significativas en el
ámbito histórico y artístico: Thera, como es sabido, es la cresta de un volcán,
que explotó en el 1450 a.C., y cuyas fatales consecuencias se dejaron sentir
notablemente en el mundo minoico. Milo, por su parte, es una isla rica en
obsidiana, por lo que desde la Antigüedad habría de convertirse en un pingüe
centro comercial y de explotación de dicho mineral.
Los
isleños no dependieron completamente de la navegación,
ya que muchas de estas islas tienen suelos muy fértiles, y sus depósitos metálicos de cobre, plata, plomo y oro, habrían de convertirse en un elemento básico para la nueva era griega del metal. Los suelos volcánicos, por su parte, resultaban especialmente aptos para el cultivo de la vid, al tiempo que el clima cálido y el siempre presente sol contribuyeron decisivamente a la calidad de los vinos, cuya fabricación se remonta a esta época. Por otro lado, en algunos valles de altura se dio la cría de ganado, y la producción de trigo.
reconstrucción de una embarcación cicládica
ya que muchas de estas islas tienen suelos muy fértiles, y sus depósitos metálicos de cobre, plata, plomo y oro, habrían de convertirse en un elemento básico para la nueva era griega del metal. Los suelos volcánicos, por su parte, resultaban especialmente aptos para el cultivo de la vid, al tiempo que el clima cálido y el siempre presente sol contribuyeron decisivamente a la calidad de los vinos, cuya fabricación se remonta a esta época. Por otro lado, en algunos valles de altura se dio la cría de ganado, y la producción de trigo.
Este
privilegiado marco geográfico estuvo habitado desde el Neolítico y en él se
desarrolló, desde el año 3.000 a.C., una civilización marítima y comercial, una
civilización consciente de ser la encargada de poner en contacto a los
habitantes de las riberas del Egeo, como demuestran, por ejemplo, la
utilización de la obsidiana de Milo o el mármol de Paros en puntos bien
alejados del ámbito egeo.
Cronología.
La
cultura que se desarrolló en las islas Cícladas durante la Edad del Bronce se
designa tradicionalmente, siguiendo la terminología sugerida por el arqueólogo
griego Tsountas, como Cicládico, y se divide en tres fases sucesivas, de
acuerdo con la siguiente cronología:
Cicládico
Antiguo (CA): ca. 3100 a.C-2000/1850 a.C.
Cicládico
Medio (CM): ca. 2000/1850 a.C.-1600 a.C.
Cicládico
Reciente (CR): ca. 1600-1050 a.C.
El
momento más brillante del Bronce Cicládico corresponde al Cicládico Antiguo.
Tras este período, las islas cayeron sucesivamente bajo la influencia de Creta
(en el Cicládico Medio) y de Micenas (en el Cicládico Reciente), a excepción de
Akrotiri, en la isla de Thera (Santorini), que siguió manteniendo durante largo
tiempo una notable influencia minoica.
Algunos aspectos de la civilización cicládica.
Algunos aspectos de la civilización cicládica.
Se
ha señalado tradicionalmente que los más antiguos habitantes de las Cícladas
fueron los Carios, pueblo de piratas venidos de Asia Menor, y otras gentes
oriundas de Anatolia, que llegarían al archipiélago de las islas Cícladas, en
oleadas migratorias sucesivas. Parece probable que con ellos se introdujera en
estas islas el culto a la Diosa Madre, garante de la fecundidad, un culto de
origen Neolítico.
Asi como, de numerosas estatuillas más esquemáticas que probablemente fueron el orígen de las que estamos estudiando
Los hallazgos arqueológicos nos informan sólo parcialmente de las prácticas religiosas de los habitantes de las Cícladas, por lo que conocemos muy poco de ellas: no podemos establecer con seguridad si hubo espacios destinados al culto, aunque, como ha señalado Zervos (1957) algunos vestigios arqueológicos, como los exhumados en el puerto de Minoa (Amorgós) permiten vislumbrar la presencia de lugares sagrados al aire libre, como por ejemplo, en una gruta sita en el interior de una gran peña. En este lugar han aparecido depósitos con presencia de abundante cerámica, exvotos y huesos de animales; estos hallazgos sugieren la celebración de ceremonias de ofrenda e inmolación de animales, cuyas cenizas descansarían en la roca, símbolo de la Gran Madre.
Asi como, de numerosas estatuillas más esquemáticas que probablemente fueron el orígen de las que estamos estudiando
Los hallazgos arqueológicos nos informan sólo parcialmente de las prácticas religiosas de los habitantes de las Cícladas, por lo que conocemos muy poco de ellas: no podemos establecer con seguridad si hubo espacios destinados al culto, aunque, como ha señalado Zervos (1957) algunos vestigios arqueológicos, como los exhumados en el puerto de Minoa (Amorgós) permiten vislumbrar la presencia de lugares sagrados al aire libre, como por ejemplo, en una gruta sita en el interior de una gran peña. En este lugar han aparecido depósitos con presencia de abundante cerámica, exvotos y huesos de animales; estos hallazgos sugieren la celebración de ceremonias de ofrenda e inmolación de animales, cuyas cenizas descansarían en la roca, símbolo de la Gran Madre.
Parece que Keros fue uno de los
santuarios más importantes de la cultura cicládica, a la altura de lo que fuera
Delos, en las posteriores épocas arcaica o clásica. La Isla de Keros fue el
destino ceremonial para un ritual que implicaba la ruptura de preciadas
posesiones y conllevaba hacer una peregrinación, hasta allí, con los fragmentos para su entierro.
"Me quedé
sorprendido de encontrar una gran cantidad de fragmentos de cuencos de mármol y
de cientos de figuras de mármol", dijo el arqueólogo Lord Collin Renfrew.
Las esculturas halladas
en Keros se encontraron casi todos rotas. Los
arqueólogos encontraron también, miles
de fragmentos de vasijas de mármol y cientos de partes del cuerpo de
figurillas, tales como partes de los muslos, brazos doblados o un pie alargado.
Eso le llevó al descubrimiento de que las roturas
no fueron el resultado de saqueos descuidados. "Quedó claro que este era un
sitio muy extraño."
La teoría de Renfrew
es que los pobladores de las Cícladas habrían utilizado los fragmentos de las
figuras y tazones de manera ritual, quizás llevándolas en procesión desde sus
lugares de orígen.
El resultado de las investigaciones realizadas hasta
ahora ha sido bastante inequívoco: parece de hecho ser un sitio ritual, donde
se depositan los objetos en fosas en el suelo. El
contenido de los pozos fueron cuidadosamente tamizados para comprobar si había en
ellos restos de huesos humanos y no se encontraron. Es
evidente que esto no era un cementerio. Igualmente los objetos no se habían
roto en el sitio, ya que las piezas no encajan. Se
les había roto en otra parte, traídos a Keros como fragmentos y luego
enterrados. El
análisis de los fragmentos de cerámica mostró que procedían de diferentes
islas. Más
de un centenar de fragmentos de figurillas fueron descubiertos, muchos de los
famosos del tipo de brazos doblados de las Cícladas. Una
escultura grande pero fragmentaria de la zona pélvica de una estatuilla de
brazo doblado era 17 cm de ancho, lo que sugiere que la original antes de la rotura habría medido más
de 1 metro de altura. Esta es la primera vez que una figura tan grande ha sido
documentada a partir de un contexto arqueológico seguro.
En la
excavación se puso de manifiesto una serie de pozos interconectados entre si. Algunos de ellos descendieron a la
irregular cama de roca subyacente de más de un metro de profundidad, pero no
fue posible decir cuántos de ellos estaban abiertos a la vez. ¿Había quizás una fosa cavada por año
en el que todo el mundo puso ofrendas de ese año? ¿O es que cada grupo, cada isla tal
vez, tenía su propia fosa especial en la que se hacían ofrendas año tras año? ¿Se hacen ofrendas más o menos
continuamente, o hubo una ceremonia anual magnífica, a mediados de verano tal
vez, o tal vez cada cuatro años como en los posteriores Juegos Olímpicos?. No
lo sabemos.
La evidencia sugiere
que los fragmentos fueron depositados ritualmente en Keros por cerca de 400 a
500 años, hasta alrededor de 2000 AC.
Asimismo,
las célebres esculturas conocidas como “ídolos cicládicos” son probablemente
manifestaciones artísticas de naturaleza religiosa, en relación con el culto a
la citada divinidad femenina –la Gran Madre Tierra-.
La
cultura cicládica fue una cultura eminentemente urbana, como también lo fuera
la surgida en torno a la ciudad de Troya,
El Nivel II de la ciudad de Troya sobre el 3.000 a.C.
cuya irradiación cultural debió ser determinante en el Egeo a principios del II milenio a.C. Se dio entonces un compromiso entre las tradiciones neolíticas y las aportaciones llegadas de Anatolia, hecho que habría de señalar el comienzo de la Edad del Bronce en estos territorios. Gracias al comercio de cabotaje algunos de los productos de elaboración cicládica se extendieron hasta Creta, el Mediterráneo oriental, el continente griego, el Adriático, la costa provenzal o, incluso, hasta las islas Baleares, (Demargne, 1964: 39).
El Nivel II de la ciudad de Troya sobre el 3.000 a.C.
cuya irradiación cultural debió ser determinante en el Egeo a principios del II milenio a.C. Se dio entonces un compromiso entre las tradiciones neolíticas y las aportaciones llegadas de Anatolia, hecho que habría de señalar el comienzo de la Edad del Bronce en estos territorios. Gracias al comercio de cabotaje algunos de los productos de elaboración cicládica se extendieron hasta Creta, el Mediterráneo oriental, el continente griego, el Adriático, la costa provenzal o, incluso, hasta las islas Baleares, (Demargne, 1964: 39).
Escultura
Sin duda alguna, la más conocida y singular expresión del arte cicládico la constituyen, como ya se ha señalado, las numerosas estatuillas de mármol procedentes de las necrópolis cicládicas, y difundidas hasta regiones tan alejadas como Cerdeña (Arias, 1967:14), que habitualmente son designadas como ídolos cicládicos. Estos ídolos representan, en su mayor parte, figuras femeninas, pero a finales del Cicládico Antiguo hicieron su aparición, como veremos, otras tipologías, entre las que destacan los célebres músicos.
Son
esculturas de mármol de Paros, y aunque todas poseen como denominador común su
original esquematización, sus perfiles redondeados y la ausencia de detalles,
pueden distinguirse en ellas, varios arquetipos: las que tienen forma de
violín,
las que presentan los brazos cruzados bajo el pecho,
las representaciones de mujeres preñadas,
sentadas
en otras disposiciones
las mujeres que exhiben a sus hijos en brazos o sobre la cabeza,
Existen también, aunque son muy excepcionales, representaciones masculinas
los ya citados músicos
o el bebedor
el cazador
incluso algún grupo escultórico
También es muy variable su tamaño, que oscila de los 5 centímetros de las más pequeñas hasta las grandes figuras que pueden llegar a medir 1,5 metros de altura.
Como éste precioso ejemplar del Museo de las Islas Cicladas en Atenas.
Aunque parezcan obras sencillas, en realidad no lo son en absoluto. La creación de una figura de las Cícladas se basa en reglas estrictas y un detallado sistema de proporciones, que requiere medidas precisas y considerable habilidad en la aplicación.
Por lo tanto, era muy probable que fuera el trabajo de artesanos especializados, que probablemente pasaron sus conocimientos a los artesanos más jóvenes sólo después de que este último pasara un largo período de tiempo de trabajo como aprendices. Algunos estudiosos han intentado identificar los "artistas" individuales o talleres distinguiendo grupos de estatuillas con características similares. Los "artistas" (o talleres) se han llamado convencionalmente después de que el museo o la ciudad que alberga obras características de ellos, después de la excavación que los trajo a la luz, o después de que el coleccionista que los posee (por ejemplo, el de Berlín Maestro, el Schuster Maestro, el Doumas Maestro , el Goulandris Maestro, etc.). Otros estudiosos, sin embargo, rechazan estas atribuciones como anacrónica y creen que las similitudes reflejan la proximidad cronológica o geográfica.
las que presentan los brazos cruzados bajo el pecho,
las representaciones de mujeres preñadas,
sentadas
en otras disposiciones
las mujeres que exhiben a sus hijos en brazos o sobre la cabeza,
Existen también, aunque son muy excepcionales, representaciones masculinas
los ya citados músicos
o el bebedor
el cazador
incluso algún grupo escultórico
También es muy variable su tamaño, que oscila de los 5 centímetros de las más pequeñas hasta las grandes figuras que pueden llegar a medir 1,5 metros de altura.
Como éste precioso ejemplar del Museo de las Islas Cicladas en Atenas.
Aunque parezcan obras sencillas, en realidad no lo son en absoluto. La creación de una figura de las Cícladas se basa en reglas estrictas y un detallado sistema de proporciones, que requiere medidas precisas y considerable habilidad en la aplicación.
Por lo tanto, era muy probable que fuera el trabajo de artesanos especializados, que probablemente pasaron sus conocimientos a los artesanos más jóvenes sólo después de que este último pasara un largo período de tiempo de trabajo como aprendices. Algunos estudiosos han intentado identificar los "artistas" individuales o talleres distinguiendo grupos de estatuillas con características similares. Los "artistas" (o talleres) se han llamado convencionalmente después de que el museo o la ciudad que alberga obras características de ellos, después de la excavación que los trajo a la luz, o después de que el coleccionista que los posee (por ejemplo, el de Berlín Maestro, el Schuster Maestro, el Doumas Maestro , el Goulandris Maestro, etc.). Otros estudiosos, sin embargo, rechazan estas atribuciones como anacrónica y creen que las similitudes reflejan la proximidad cronológica o geográfica.
El Mármol se trabajó
principalmente con herramientas de piedra. Aunque no hay evidencia del kit de
herramientas del artesano de las Cícladas, la investigación moderna en
combinación con la arqueología experimental ha demostrado que la mayoría de las
herramientas fueron probablemente hechos de esmeril. Una pieza de esta piedra
pesada y densa - que abunda en Naxos - puede ser fácilmente convertido en un
mazo (para la configuración de la figura), simplemente haciendo su borde
puntiagudo o afilado. El esmeril también fue probablemente utilizada como un
taladro (para tallar y perfilar detalles anatómicos, como el ojo, el oído, el ombligo,
y los agujeros de reparación), como una herramienta de grabado (para más
detalles incisos) o como un pulidor de superficie. Polvo de esmeril fue muy
eficaz como abrasivo para el trabajo inicial del mármol.
La Obsidiana - ampliamente
disponibles en Melos - y el pedernal
también pueden haber sido empleados en el tallado de mármol. Cuando en forma de
cuchillas, estos materiales pueden ser utilizados como herramientas de grabado
o incluso para el borrado de las huellas de alisado en la superficie del
mármol; en forma de pequeñas escamas puntiagudas que se conviertan en taladros
particularmente eficaces. Finalmente, la piedra pómez empapada en agua es un
material excelente para el pulido final de la superficie, y lo mismo es cierto
para arena mezclada con agua. Cinceles y martillos de bronce
se podrían haber utilizado
para una mayor precisión y rapidez en la toma de los recortes en figurines más
complejos, tales como los arpistas, aunque su escasa durabilidad (debido a la
alta cantidad de cobre contenido), así como el alto valor de los metales en ese
período, probablemente ocasionaria que la mayoria de herramientas fueran de piedra. Como se puede deducir de
las pocas estatuillas sin terminar que se han descubierto hasta el momento, el
primer paso en el proceso fue a dar forma a más o menos la pieza en bruto de
mármol en una figura por el impacto de un mazo. A continuación, el polvo de esmeril
se utilizó para desgastar la superficie hasta que se obtiene la forma y tamaño
deseados. Una vez que se logró la forma deseada, la superficie se alisó
cuidadosamente antes de que comenzara el buen trabajo de tallar los detalles.
Al final, la estatuilla fue pulida a un alto grado que todavía nos resulta increíble y, como ya hemos visto, decorada con pinturas.
Las huellas de suavizado horizontal, vertical o
diagonal son muy a menudo visible en la superficie de las estatuillas de
mármol. A veces, podemos ver las marcas dejadas por la herramienta utilizada
para nivelar los contornos de la hendidura de la pierna en figuritas
"canónicas". Las huellas de las reparaciones también son discernibles
en algunos casos.
La mayoría de estas figuras se han encontrado en los cementerios, lo que
ha dado lugar a interpretaciones en relación con el mundo funerario,
especialmente como amuletos para los difuntos (probablemente las más pequeñas),
o como indicadoras del lugar del enterramiento, a modo de estela, si bien es
cierto que también han aparecido otras figuras en distintas aldeas.
Sus
orígenes no están claros. Resulta evidente la influencia de culturas cercanas como las de Anatolia
o incluso de otras zonas del sur de Europa como de la desembocadura del Danubio con una antiguedad de unos 8.000 años
incluso de la zona de Magnesia al norte de Grecia
Parece que surgieron en la última etapa del Cicládico Antiguo I en una forma esquemática, mientras que las figuras más naturalistas no aparecerían hasta el tercer estadio de este período. Siguiendo las directrices de Renfrew (1972), puede admitirse que existen varias corrientes en la evolución de estas figurillas. El citado autor considera que las más antiguas surgieron en la cultura de Grotta-Pelos (Cicládico Antiguo I 3), y son muy esquemáticas, lo que impide identificar el sexo de las estatuillas. Entre ellas pueden diferenciarse tres tipologías:
o incluso de otras zonas del sur de Europa como de la desembocadura del Danubio con una antiguedad de unos 8.000 años
incluso de la zona de Magnesia al norte de Grecia
Parece que surgieron en la última etapa del Cicládico Antiguo I en una forma esquemática, mientras que las figuras más naturalistas no aparecerían hasta el tercer estadio de este período. Siguiendo las directrices de Renfrew (1972), puede admitirse que existen varias corrientes en la evolución de estas figurillas. El citado autor considera que las más antiguas surgieron en la cultura de Grotta-Pelos (Cicládico Antiguo I 3), y son muy esquemáticas, lo que impide identificar el sexo de las estatuillas. Entre ellas pueden diferenciarse tres tipologías:
El
llamado tipo de Plastiras,
en el que los rasgos faciales se encuentran muy marcados. Este tipo parece un desarrollo de las figuras sentadas neolíticas.
en el que los rasgos faciales se encuentran muy marcados. Este tipo parece un desarrollo de las figuras sentadas neolíticas.
El
segundo modelo es el llamado tipo de Louros,
cuya principal característica es la de mantener los brazos estirados horizontalmente. Según Getz-Preziosi (1985), este modelo es un desarrollo del de forma de violín, pero para Renfrew (1972) es más bien un derivado del tipo neolítico de Dímini corriente en el Neolítico Reciente de Tesalia. Estos dos tipos citados son los únicos en los que se representan los rasgos faciales, a excepción de la nariz que, salvo el tipo de forma de violín, se señala en todas las figuras. El género de las figurillas de Louros no suele señalarse, mientras que las de Plastiras son manifiestamente figuras femeninas.
cuya principal característica es la de mantener los brazos estirados horizontalmente. Según Getz-Preziosi (1985), este modelo es un desarrollo del de forma de violín, pero para Renfrew (1972) es más bien un derivado del tipo neolítico de Dímini corriente en el Neolítico Reciente de Tesalia. Estos dos tipos citados son los únicos en los que se representan los rasgos faciales, a excepción de la nariz que, salvo el tipo de forma de violín, se señala en todas las figuras. El género de las figurillas de Louros no suele señalarse, mientras que las de Plastiras son manifiestamente figuras femeninas.
El
modelo más conocido de este estadio cultural es el llamado de "forma de
violín", o de “caja de violín”, representación de figuras muy esquemáticas
con un cuerpo, un largo cuello sin cabeza, y los brazos apenas esbozados. En esta estructura general, de naturaleza abstracta, se incluyen, sin
embargo, algunos detalles tales como la incisión de órganos genitales y
collares. Su origen se ha interpretado frecuentemente como una abstracción del
tipo sentado del Neolítico, antecedente también de las figuras de Plastiras.
Para algunos autores, esta serie responde a un criterio abstracto de
representación que se reduce el cuerpo femenino a un estructura geometrizada de
cuello largo, un prototipo que ya había estado presente en el Neolítico griego;
no son otra cosa que el desarrollo armonizado de aquellas piedras de forma oval
y eliptica que habían estado bien presentes en las necrópolis del Eneolítico,
de probable significado betílico y con carácter marcadamente anicónico (Arias,
1967: 15). Generalmente los ídolos “de violín” son de
pequeñas dimensiones, a diferencia de otras tipologías.
Durante
la etapa final del Cicládico Antiguo II y el Cicládico Antiguo III, el modelo
más representativo es el que, a partir de Renfrew, se conoce como folded-armed
figurines (FAF), “figuras de brazos cruzados”, así llamadas, precisamente, por
mantener todas ellas los brazos cruzados en ángulo recto sobre el vientre,
dispuestos uno encima del otro, en posición de abrazo. El
esquematismo de las figuras se mantiene, aunque el escultor muestra un especial
interés por señalar los caracteres sexuales, los senos y el triángulo púbico, a
partir del cual se traza una línea gruesa hacia abajo que marca la separación
de las piernas, aunque hay muchas variantes.
Las
cabezas suelen ser ovales y alargadas, y en muchos casos aparecen inclinadas
hacia atrás, y sólo se señala en ellas el caballete de la nariz, larga y
arqueada.
La longitud del cuello no es exagerada; los hombros suelen ser muy anchos, las caderas estrechas y las piernas, en ocasiones, muestran una ligera flexión de las rodillas. En las variedades de Kapsala y Khaliandri, los pies están inclinados, lo que sugiere una posición tumbada. Los dedos de pies y manos están indicados por medio de incisiones. Como se ha señalado, los brazos están cruzados, en bajorrelieve sobre el vientre, y en algunos ejemplares están sugeridos mediante leves trazos o esbozos de muñones incisos. La única parte del cuerpo femenino que normalmente fue objeto de modelado son los senos, no muy grandes, pero bien destacados en el conjunto corporal.
La longitud del cuello no es exagerada; los hombros suelen ser muy anchos, las caderas estrechas y las piernas, en ocasiones, muestran una ligera flexión de las rodillas. En las variedades de Kapsala y Khaliandri, los pies están inclinados, lo que sugiere una posición tumbada. Los dedos de pies y manos están indicados por medio de incisiones. Como se ha señalado, los brazos están cruzados, en bajorrelieve sobre el vientre, y en algunos ejemplares están sugeridos mediante leves trazos o esbozos de muñones incisos. La única parte del cuerpo femenino que normalmente fue objeto de modelado son los senos, no muy grandes, pero bien destacados en el conjunto corporal.
Las
incisiones sirven también para señalar los repliegues carnosos del cuello, la
ingle, la rodilla, o el tobillo. Los órganos sexuales
pueden representarse mediante la habitual imagen del triángulo dividido, aunque
ocasionalmente se omiten. El dorso de las figuras, al igual que en los modelos
anteriores, es muy simple. Es posible que
tuvieran algún tipo de decoración, ya que se han encontrado en ellas restos de pigmentos
rojos y azules. Esta decoración dejaría vislumbrar
diademas, collares, pintura facial y otros aditamentos que servirían, sin duda,
como complemento icónico. Aunque, como decimos, la orientación general es muy
esquemática, la atención que el escultor presta a los rasgos distintivos de la
figura femenina, destacando no sólo los senos y el pubis, sino también el
esbelto talle femenino por medio de hombros anchos y caderas estrechas, hace
que estos ídolos sean llamados también de “tipo realista”, en comparación con
los primeros modelos.
Veamos la descripción en detalle una de las consideradas obras maestras del arte cicládico, por parte de un experto:
Veamos la descripción en detalle una de las consideradas obras maestras del arte cicládico, por parte de un experto:
Magníficamente
esculpida en mármol blanco fino con inclusiones grises, esta estatuilla ha
sobrevivido en perfectas condiciones. Afortunadamente, la superficie nunca ha
sido limpia-da en exceso, sigue mostrando una fina capa de incrustación
calcárea, típica del mármol de las Cícladas. La
cabeza se ha tallado en forma de lira en ángulo hacia atrás, nariz aguileña y
alargada junto a una prominente barbilla puntiaguda. La corona de la cabeza la tiene arqueada con una cresta
en forma de media luna en la parte posterior, el cuello se estrecha y se une al
cuerpo mediante una incisión curvada en la parte delantera, las líneas
diagonales en la parte posterior se fusionan con la columna vertebral. Hombros
anchos ligeramente arqueados, pequeños pechos puntiagudos, los brazos estrechos
y doblados, reposan suavemente sobre el abdomen hinchado, los codos angulares
sobresalen del cuerpo, el izquierdo está tallado en el mismo nivel que el
derecho para conseguir así un efecto simétrico. El abdomen se representa hinchado indicando embarazo, el gran triángulo
púbico, realizado mediante una marcada incisión, denota la función de “dar la
vida” del ídolo. Piernas largas juntas pero arqueadas dejando un espacio entre
los muslos, las rodillas sangradas y perfiladas por incisión, los tobillos
están marcados de manera similar y los pies en ángulo hacia abajo, con las
suelas cóncavas y los dedos de los pies delineados.
Esta
descripción tan exacta hace referencia a un ídolo cicládico. Solamente a uno,
considerado uno de los tipos escultóricos más emblemáticos que nos ha llegado
de la antigüedad: una figura femenina, de la Edad del Bronce, del maestro de
Schuster. Es la única creación del enigmático escultor que se conserva completa.
Una indiscutible obra maestra.
Esta
descripción tan exacta hace referencia a un ídolo cicládico. Solamente a uno,
considerado uno de los tipos escultóricos más emblemáticos que nos ha llegado
de la antigüedad: una figura femenina, de la Edad del Bronce, del maestro de
Schuster. Es la única creación del enigmático escultor que se conserva
completa. Una indiscutible obra maestra. Hasta el momento sólo doce esculturas
han sido reconocidas como obra de un solo artista, conocido con el sobrenombre
del Maestro de Schuster, activo hacia el 2400 a.C. La mayoría de sus figuras
representan a una mujer embarazada. Su estilo combina rasgos de dos escuelas
principales de la escultura de las Cícladas, hoy conocidas como la variedad
tardía Spedos y la variedad Dokathismata. El citado Maestro de Schuster,
apelativo que toma por el apellido de uno de los primeros dueños, Madame
Marion Schuster de Lausanne.
Todo museo y coleccionista particular anhela poseer una de estas esculturas
formativas, genuinas obras de arte con un singular refinamiento artístico y
técnico. Esta admiración, unido a su escasez y a la dificultad de encontrar
ídolos completos (suelen aparecer muchas veces, cabezas, torsos, piernas y pies
sueltos), explica que su valor sea de los más elevados en el mercado de la
arqueología.
El récord mundial lo tiene Christie’s, cuando en
diciembre del 2010, vendió por casi 13 millones de euros (el triple de su
estimación) la pieza anteriormente descrita. Se trataba de una obra emblemática, pues era el
ídolo que daba nombre al maestro.
Otro remate interesante, 950.000 euros, lo
logró Sotheby’s Nueva York, en junio de 2008 con una figura masculina cicládica
de 29,2 centímetros de altura. Seis meses después, vendieron un ídolo femenino
de 47 cm por más de 700.000 euros. En las subastas la mayoría de ídolos
cicládicos se rematan entre 30.000 y 300.000 euros. Se pueden adquirir fragmentos,
cabezas u otras partes del cuerpo a otros precios, pero las cabezas siempre son
las más valoradas. Una de ellas, perfecta, elegante, intacta, del tipo Spedos,
de 14,5 centímetros de altura, se adjudicó en Christie’s hace una década por
150.000 euros, casi triplicando su precio de salida. Y un torso femenino de
diez centímetros de altura encontró comprador en Sotheby’s Londres por 12.000
euros.
Por su belleza atemporal, además, no es raro que
cautiven a los amantes del arte contemporáneo.
Desde
el punto de vista estilístico, las estatuas de las Cícladas contribuyeron poderosamente a
liberar la representación
de la figura humana de los esquemas de la abstracción
prehistórica, sin vía aparente de salida. Así, por ejemplo,
en la estructura geométrica de los citados músicos comienza
a aparecer de lleno una capacidad arquitectónica y estructural, una
conquista del espacio
que resulta absolutamente
novedosa e inusitada.
Algunos
autores han señalado que el auténtico valor religioso
de estos ídolos se nos escapa (Vermeule, 1971: 75), y sin embargo, la
interpretación tradicional ha convertido a estas figuras en representaciones
de la divinidad femenina mediterránea. Otras
opiniones sostienen que pudiera tratarse de representaciones de ninfas y
héroes, y también se ha querido ver en ellas a la divinidad dadora de la
vida, ya que la posición de los brazos sobre el vientre, o el abultamiento
manifiesto de éste, sugiere dicha idea. Para
algunos estudiosos, la acentuación de los detalles sexuales podría aludir
simbólicamente a la muerte, es decir, al retorno al seno de la Tierra Madre,
en analogía con ciertas divinidades femeninas anatólicas, halladas en Çatal
Huyuk (Arias, p.15).
Sea como fuere, la esquemática belleza de estos ídolos hizo que ya en su época fueran muy apreciados, por lo que se han encontrado numerosos de ellos en territorios exteriores a las Cícladas, especialmente en las tumbas de Creta, donde se sabe de la existencia de una industria que imita estos ídolos, que quizá pudieron haber servido como amuletos de protección en el tránsito al más allá.
El misterioso arte de las islas Cicladas.
Sea como fuere, la esquemática belleza de estos ídolos hizo que ya en su época fueran muy apreciados, por lo que se han encontrado numerosos de ellos en territorios exteriores a las Cícladas, especialmente en las tumbas de Creta, donde se sabe de la existencia de una industria que imita estos ídolos, que quizá pudieron haber servido como amuletos de protección en el tránsito al más allá.
El misterioso arte de las islas Cicladas.
Durante los últimos años
del XIX el interés por estas figurillas fue en aumento y en paralelo
creció el saqueo de los yacimientos, causando un daño irreparable no sólo a las
comunidades locales sino al propio entendimiento del arte cicládico.
En Europa, la fascinación
por estas figurillas alcanzó su cénit en la época de las vanguardias
artísticas, que proporcionaron algunos de sus más fervientes admiradores:
Picasso, Brancusi, Modigliani, Henry Moore o Giacometti se entusiasmaron por la
fuerza calmada de sus formas y por el misterio que las rodeaba. Las admiraban
profundamente, pero poco sabían de la cultura que las había creado.
Hoy sabemos un poco más.
Que se produjeron a finales de la Edad de Bronce, entre el año 3.000 y el 2.200
a.C., y que durante ese tiempo experimentaron, como el arte griego posterior,
una evolución lenta, pero constante. Que formaban parte del ajuar funerario de
los difuntos, aunque no pueda afirmarse si habían sido valiosas propiedades de
los enterrados o si se producían ad hoc para acompañarlos en su
descanso eterno.
Que la mayoría de las
figuras representen a mujeres y que muchas de ellas aparezcan embarazadas
parece sugerir que tenían una función similar a las esculturas neolíticas –las
diosas madre– que rendían culto a la fertilidad. Que muchas de estas obras se hayan
encontrado en ajuares funerarios podría sugerir algún tipo de creencia
relacionada con el más allá. Reafirmar la vitalidad de la vida podría ser
también el objetivo simbólico de los tipos masculinos propios de la última
etapa del arte cicládico: el flautista, el arpista, el servidor de vino, el
cazador o guerrero.
Los europeos del cambio de
siglo admiraron estas figurillas, en fin, igual que admiraron otras, neolíticas
o africanas, porque eran testigos de un tiempo remoto y más puro, libre de las
estrictas normas de la civilización moderna.
Pero los últimos estudios
dibujan un escenario muy distinto. La producción cicládica de esculturas no
sólo respondía a una fórmula estandarizada, que los escultores conocían de
memoria, sino a un extraordinario refinamiento en el diseño que alcanzaba la
armonía a través del cálculo y la proporción, exactamente igual que el arte
griego clásico.
Los ídolos cicládicos
–ídolos en el sentido griego del término, eidolon, es decir,
imagen– eran sofisticados y hacían gala de un primitivo antropometrismo como el
que un par de milenios después sustentará el arte de Atenas o Corinto. El arte
cicládico puede ser un ejemplo tardío de cultos remotos que se hunden en la
Prehistoria, pero es también una piedra en el camino que llevó al Doríforo y al
Partenón.
El referido “misterio” de
las figuras nace de su carencia de detalles, de su increíble sencillez, pero
este “minimalismo” (dicho sea con toda la precaución) pudo tener motivos más
pragmáticos que filosóficos. Los escultores de las Cícladas produjeron, en
todas las épocas de su desarrollo, dos líneas de productos: una era más
naturalista e intentaba reflejar con precisión los rasgos del cuerpo; la otra
era más sencilla y los reducía a la mínima expresión (con un talento exquisito),
hasta el punto de reducir los brazos a un par de incisiones sobre el pecho o
dejar el rostro reducido a su forma (que luego, no obstante, se pintaba).
Hoy son estas últimas las que más nos llaman la atención y las que más convencidamente llamamos “modernas”, pero bien pudieron ser el intento de los escultores cicládicos de reducir costes de producción, simplificar el proceso de fabricación y llegar a mercados más amplios, dejando los tipos más naturalistas como versión avanzada para clientes más adinerados. No hay que olvidar que en las Cícladas, como en la mayor parte de las islas griegas, la agricultura estaba geográficamente negada, y fueron la industria y el comercio los motores de la economía.
Hoy son estas últimas las que más nos llaman la atención y las que más convencidamente llamamos “modernas”, pero bien pudieron ser el intento de los escultores cicládicos de reducir costes de producción, simplificar el proceso de fabricación y llegar a mercados más amplios, dejando los tipos más naturalistas como versión avanzada para clientes más adinerados. No hay que olvidar que en las Cícladas, como en la mayor parte de las islas griegas, la agricultura estaba geográficamente negada, y fueron la industria y el comercio los motores de la economía.
El avance del conocimiento
no tiene que desmitificar estas fantásticas creaciones. Su valor reside en su
belleza y en el talento que fue necesario para diseñarlas, más allá de que su
sencillez respondiera a creencias y rituales perdidos o a la búsqueda del
beneficio empresarial. Lo verdaderamente importante es que estos productos
milenarios, nacidos de talleres desconocidos y por motivos que sólo empezamos a
imaginar, siguen disponibles en nuestros museos, y siguen maravillándonos
cuatro mil años después.
Como siempre espero que os haya sido útil e interesante.
Como siempre espero que os haya sido útil e interesante.
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