Como sexto trabajo, Euristeo le dijo a
Heracles que expulsara ciertas aves caníbales con plumas de bronce del lago
Estínfalo, lago de Arcadia, rodeado de espesa selva, en las que se refugiaban,
huyendo de los lobos, innumerables aves. Estos animales parecían grullas, pero
tenían picos capaces de hacer pedazos una coraza de hierro. Heracles no podía
nadar en los pantanos, porque el agua estaba turbia, y tampoco podía cruzarlos
caminando, porque el barro no aguantaría su peso. Cuando disparó a los pájaros,
las flechas rebotaron en sus plumas. La diosa Atenea se le apareció entonces y
le dio un unos címbalos de bronce que a su vez había ella recibido de Hefesto.
—¡Agítalos! —le ordenó. Heracles lo hizo y las aves levantaron el vuelo,
aterrorizadas. Disparó, mató a docenas de ellas, ya que en la parte inferior de
sus cuerpos no tenían plumas de bronce, y las obligó a huir en dirección al mar
Negro. Ninguna volvió jamás.
Significado
En Sagitario, es el arquero sobre el caballo blanco (mitad humano y mitad divino), representado también como el centauro (mitad humano y mitad animal) con el arco y las flechas. Es un signo doble y siempre que hay un signo doble existe algún problema. Géminis es lo opuesto de Sagitario; Géminis es la dualidad, y Sagitario es la unidad, la personalidad unificada y consciente del espíritu, decidida a entrar en el signo de Capricornio, donde se hace la gran transición del cuarto al quinto reino o reino espiritual. A Sagitario se le denomina “el efecto de Escorpio” porque, en cuanto nos liberamos de la ilusión y nos concienciamos de que somos un espíritu, entramos en Sagitario y vislumbramos la meta que, hasta entonces, la nube de formas de pensamiento que se interponía entre ella y nosotros nos impedía ver. Y ello porque hablamos del amor espiritual, de la devoción, del espíritu, de lo que hay que hacer, de cómo hay que vivir, nos aprendemos de memoria las Enseñanza, etc. y, sin darnos cuenta, vamos formando a nuestro alrededor tal nube de pensamientos relativos a nuestras aspiraciones, que no vemos nada más. Pero lo procedente y necesario es dejar de pensar en lo que hemos de hacer y… ¡¡¡hacerlo!!!
Sagitario es la preparación para
Capricornio. Y se le llama también el signo del silencio porque, antiguamente,
los neófitos debían guardar silencio hasta que dominasen completamente la
palabra y el pensamiento, única manera de entrar en el quinto reino, el
espiritual, o sea, de escalar la montaña de Capricornio. Ésa es, pues, la
lección de Sagitario: control de la palabra mediante el control del
pensamiento. Y, cuando se ha dejado de murmurar o de hablar negativamente, hay
que aprender también a no hablar de las cosas espirituales cuando no proceda, a
“no echar las perlas a los cerdos”. Es decir, a no empeñarse en convertir a
quien no está preparado ni interesado en el tema. El control del pensamiento y
del lenguaje nos llevará automáticamente a la inofensividad que, a su vez, nos
conducirá a la liberación, a no tener que renacer más veces. Porque, lo que nos
hace tener que renacer no es ninguna fuerza maligna, sino nuestros propios
actos o, mejor dicho, el tener que equilibrar las consecuencias de nuestros
actos. Si dejamos de crear relaciones erróneas con la gente, con lo que decimos
o pensamos acerca de ella, hacemos imposible la actuación del karma.
Se dice que hay dos puertas cósmicas, Cáncer, la puerta de la encarnación, y Capricornio, la puerta del reino espiritual. Pero, antes de Capricornio hay una puerta más pequeña al pie de la colina y por la que hemos de pasar para escalar la montaña, que es la puerta de Sagitario. Pasando a través de esa pequeña puerta demostramos nuestra aptitud para usar con justicia las flechas del pensamiento. Y ésa es la gran prueba.
También se denomina a Sagitario la etapa de
la crisálida. ¿Por qué? Porque, lo mismo que la oruga, cuya única actividad
consiste en comer y, tras un período de silencio, quietud y misterio en la
crisálida, donde todo desaparece y se mezcla y se recombina, sale convertida en
una hermosa mariposa que surca los cielos libre y alegre, el aspirante, sale de
Sagitario convertido en algo nuevo, espiritual y libre. Porque, en la vida del
aspirante de hoy en día, que en Escorpio se desprendió de todo lo relativo a la
materia, no hay nada por lo que valga la pena vivir ni suficientemente
interesante para seguir luchando Y ése es el signo del aspirante honesto.
El verdadero sagitariano es una persona muy potente porque ése es el período que precede inmediatamente al nacimiento del dios interno. Sagitario es el espíritu de la verdad. Pero también del sectarismo. Es frecuente eso de “he tenido una revelación”, “Dios me ha escogido” y, por tanto, impongo a los demás mi visión de la verdad. Pero esa verdad es sólo un trozo de la Verdad. Y hemos de ser capaces de reconocer que hay otras ideas y otras opiniones y otras porciones de la verdad y, mientras no seamos capaces de compartir la verdad de los demás, nos será imposible poseerla. Por eso Sagitario es el primero de los cuatro grandes signos universales. Porque en él vemos la verdad en su conjunto y aprendemos a disparar debidamente las flechas de nuestro arco mental.
El verdadero sagitariano es una persona muy potente porque ése es el período que precede inmediatamente al nacimiento del dios interno. Sagitario es el espíritu de la verdad. Pero también del sectarismo. Es frecuente eso de “he tenido una revelación”, “Dios me ha escogido” y, por tanto, impongo a los demás mi visión de la verdad. Pero esa verdad es sólo un trozo de la Verdad. Y hemos de ser capaces de reconocer que hay otras ideas y otras opiniones y otras porciones de la verdad y, mientras no seamos capaces de compartir la verdad de los demás, nos será imposible poseerla. Por eso Sagitario es el primero de los cuatro grandes signos universales. Porque en él vemos la verdad en su conjunto y aprendemos a disparar debidamente las flechas de nuestro arco mental.
Se dice que en Escorpio conocemos el
pecado, mientras que en Sagitario conocemos lo que es justo. Se dice también
que los tres dones del zodíaco son: el don del ser, que se nos da en Aries y
nos permite ser conscientes de la existencia; el don de la oportunidad, que
conquistamos en Leo y nos permite dedicar nuestra vida a abrir la puerta de la
verdad a otros; y el don del poder, que adquirimos en Sagitario y que nace de
la comprensión de los demás, del amor universal y del recto juicio.
Recordemos que, entre todos los pájaros de
Estinfalos sobresalían tres, enormes, y de fuerza devastadora. Si comprendemos
que el pantano simboliza la mente dirigida por el cuerpo de deseos, pronto
identificaremos a esos tres pájaros enormes devoradores de hombres. Porque los
aspirantes, dado que nuestras principales actividades son los pensamientos y
las palabras, poseemos un gran poder de influencia y podemos causar verdaderos
estragos mediante esos tres grandes pájaros que son: la murmuración, la
conversación egoísta y la pretensión de “convertir” a los que no lo desean.
La segunda tarea de Hércules - bastante conocida también- consiste en
dar muerte a la Hidra en Lerna. Para lo cuál Hércules monta en un carro
conducido por su fiel sobrino Iolao, y llega a las inmediaciones de Lerna, y
precisamente junto a la fuente Amimone, donde se encontraba el escondrijo de la
Hidra. Hércules obliga a salir a la Hidra de su escondite arrojándole flechas
encendidas, y con la maza le corta las cabezas, pero sin lograr ventaja alguna,
pues brotaban dos por cada una que cortaba. Luego, la situación se complica
para Hércules, pues la Hidra se enrosca además en una de sus cabezas, y por
otra parte surge un cangrejo –en otras versiones un escorpión que lo muerde en
el tobillo y muere aplastado de un pisotón de Hércules- gigantesco, enviado por
Hera, que lo ataca también, forzando a Hércules a llamar a Iolao. Luego de dar
muerte al cangrejo, Iolao enciende parte del bosque inmediato, y con los
tizones quema los cuellos de la Hidra impidiendo así que proliferen las
cabezas.
Hércules entonces le corta por fin la cabeza inmortal, la entierra colocando encima una pesada roca, abre en canal el cuerpo de la Hidra y sumerge sus flechas en la bilis de ésta, haciéndolas empaparse e impregnarse bien del veneno del monstruo.
Hércules entonces le corta por fin la cabeza inmortal, la entierra colocando encima una pesada roca, abre en canal el cuerpo de la Hidra y sumerge sus flechas en la bilis de ésta, haciéndolas empaparse e impregnarse bien del veneno del monstruo.
En el futuro, las flechas envenenadas de
Hércules causarán gran daño, pues gracias al veneno de la Hidra, producirán
heridas mortales a los mortales e incurables para los inmortales, siendo causa
del paso de dios a mortal del Centauro Quirón y de la muerte de la mayoría de
los Centauros, y en especial de la del Centauro Neso, que traerá como
consecuencia, algún tiempo después, la muerte del propio Hércules por el veneno
de una de sus propias flechas; posteriormente, estas flechas serán utilizadas
en el sitio de Troya, imprescindible para la conquista de la ciudad, y en
particular la muerte de Paris por una de ellas, disparada por Filoctetes. Sin
embargo, Euristeo, no cuenta esta tarea de Hércules alegando que fue ayudado
por Iolao.
Está magníficamente descrita aquí la vida
del discípulo, que ha de sumergirse hasta las rodillas en la humanidad y ha de
levantar hacia la luz y el aire del espíritu al monstruo de los males
acumulados, como errores y fracasos durante su largo pasado. Las flechas
luminosas que lanzó Hércules a la cueva de la Hidra para llamar su atención
significan la aspiración espiritual, que despierta al monstruo dormido y hace
que, todo buscador, apenas inicia el Sendero, sea víctima de tentaciones
desconocidas y de problemas y desgracias inesperados.
Porque, en este signo hay que compensar
todos los pares de opuestos, ya que puede ser un signo avanzado del discípulo
integrado y consciente, o signo retrasado del hombre no evolucionado, como se
supone casi siempre. Todo dependerá de en qué sentido esté el hombre
transitando por el zodíaco.
La Hidra de cada uno de nosotros vive en
las cavernas de la mente. Crece en el fango y la oscuridad de los rincones
mentales sin luz...
Simboliza la fuerza serpentina, que actúa en el cuerpo del hombre (Kundalini), bajo el dominio de Escorpio y que, si se la controla, lo conduce hasta la Iniciación, pero si no, lo lleva a los grados más ínfimos de la animalidad.
Simboliza la fuerza serpentina, que actúa en el cuerpo del hombre (Kundalini), bajo el dominio de Escorpio y que, si se la controla, lo conduce hasta la Iniciación, pero si no, lo lleva a los grados más ínfimos de la animalidad.
Por eso este signo tiene dos notas clave:
la regeneración y la degeneración.
Esta Hidra terrible, alojada en los
repliegues del subconsciente, suele dormitar allí por largo tiempo pero, de
repente, puede explotar en un furor terrible, inesperado y desconocido. Nadie
imagina que está alimentando en su subconsciente un monstruo tal, pero allí
está. Y surge, una vez y otra, trastocándolo todo y produciendo mucho daño. Por
eso es conveniente lanzarle, como Hércules, esas flechas de luz, para poder
descubrirla y, una vez conocida su existencia, combatirla frente a frente a la
luz del espíritu. Combatir algo así que está en nuestro interior es muy difícil
incluso para un hijo de Dios. Porque, eliminada una cabeza, le crecen dos tan
malignas o más. Y, eliminado un pensamiento o un deseo negativos, siempre nacen
otros que los reemplazan.
El aspirante ha de hacer tres cosas para
vencer:
- Percatarse de su existencia, lo cual
requiere humildad, para saber reconocer las propias imperfecciones de un modo
objetivo.
- Localizarla, que requiere discernimiento
y búsqueda de una técnica apropiada.
- Sacarla a la luz y destruirla, lo cual
requiere valor.
Nos está diciendo claramente que,
descubiertos nuestros bajos deseos e impulsos egoístas que supuran en nuestra
naturaleza subconsciente, hemos de elevarlos de nivel y estudiarlos a la luz de
la sabiduría, es decir, con la ayuda de la intuición, con la tutoría del Yo
Superior. Es el sistema para resolver la mayor parte de nuestros problemas:
estudiarlos desde un nivel más alto donde, vistos desde otra perspectiva, dejan
de ser problemas y se vislumbra su solución, que parecía imposible.
El psicoanálisis y las ciencias modernas
del alma han aprendido a sacar a la superficie ese monstruo, que todos nos
asombramos de tener dentro, que es capaz de las mayores monstruosidades y que
ha ido creciendo, reprimido, a lo largo de incontables vidas, pero que, en
momentos determinados, como las guerras o las luchas sociales o políticas o
familiares, sale a flote produciendo estragos. La ciencia, pues, lo saca a la
superficie, pero es incapaz de aportar soluciones para dominarlo o reconducir
sus energías.
La cabeza cercenada y enterrada bajo una
roca significa que toda la energía generada por el problema queda, una vez
resuelto éste, perfectamente utilizable para fines positivos, a disposición de
la roca de la voluntad. Vale, pues, la pena, descubrir esa joya en nuestro yo
inferior, pues es una fuente de poder.
Cada una de las nueve cabezas de la Hidra
representa uno de los problemas que suelen acosar a quien pretende el dominio
de sí mismo. Estos nueve problemas, o cabezas o facetas de las tendencias
negativas ocultas, que han producido indecibles estragos entre los hijos de los
hombres desde el principio de los tiempos, y que el Hércules que hay dentro de
cada uno de nosotros ha de redirigir y transmutar en sus equivalentes
positivas, son las siguientes:
A).- Tres apetitos que son:
a).- El sexo Los problemas que surgen del
abuso de la energía creadora, conocida como sexo, atraen nuestra atención por
todas partes. Pero, si nos dominan, llegamos hasta la animalidad. Y, si los
dominamos y alquimizamos la energía sexual, podemos convertirnos en
superhombres. La ciencia sabe que la energía de la materia contenida en los
alimentos la convierte nuestro organismo en movimiento, y sabe convertir el
calor en movimiento y éste en electricidad. Pero aún no ha llegado a transmutar
la energía de las emociones y los deseos ni la energía sexual o la del pensamiento
o la de la palabra, en algo positivo, cosa que el ocultismo sabe hacer y nos lo
enseña en este maravilloso trabajo de nuestro héroe Hércules. b).- La comodidad
El amor a la comodidad, al lujo y a las posesiones exteriores, prevalece
todavía con fuerza en la raza humana. El hombre de hoy, prisionero de la
comodidad, se sume en la apatía, olvidando las luchas y pruebas que templan la
afilada hoja del esfuerzo espiritual. La voluntad de buscar, la tendencia
impulsora de resolver el misterio de la vida, es ajena a la inclinación
narcisista de hacer del confort un motivo central de la vida.
c).- El dinero La búsqueda del dinero como
un fin en lugar de un medio, reduce la vida de incontables hombres y mujeres.
La acumulación de dinero es una pasión dominante que yace en todas las
actividades de los pueblos. Se hace caso omiso de los valores éticos y morales,
en el loco esfuerzo por reunir el poder que confiere el oro. El impulso de
acumular riqueza es insaciable. No importa cuánta tenga una persona, ávidamente
aún desea más. El individuo que sufre de esta aflicción, desea muy a menudo
recibir todo y no dar nada. Se mira a sí mismo como protagonista único de la
vida del planeta y no reconoce tener la responsabilidad de compartir con otros
los beneficios que ha recibido.
Pero, como el que da todo lo que tiene, se
encuentra a sí mismo más rico de lo que era antes, ese impulso de adquirir
bienes materiales puede ser transmutado en el deseo de acumular conocimiento y
de adquirir las joyas del espíritu. La tarea de destruir estas tres primeras
cabezas (sexo, comodidad y dinero) continúa desafiando los poderes de la
humanidad, miles de años después de que Hércules realizara su extraordinaria
proeza.
B).- Tres pasiones, a saber:
a).- El miedo Los fantasmas del miedo atormentan
a los hijos de los hombres. Son simples formas mentales ilusorias que los
confunden y los amedrentan, actuando como grilletes en sus pies y como una
piedra de molino alrededor de su cuello. Existen varias clases de miedo: al
ridículo, al fracaso, a lo desconocido, a la vejez, al peligro y a la muerte.
Pero todos esos miedos pueden ser vencidos elevando la conciencia a un punto
más alto de integración. Cuando la vida de una persona se centra en un
propósito superior al miedo (como el servicio altruista o la salvación de un
hijo) o cuando actúa conscientemente en el momento presente, el miedo
desaparece.
b).- El odio El odio tiene sus raíces en la
negación. Es lo opuesto al deseo de unión y, por tanto, al amor. Por eso,
cuando se supera, se transforma en amor.
c).- El ansia de poder El poder, cuando no
está relacionado con el amor, es una fuerza corruptora. Muchas tragedias en las
relaciones humanas, resultan del incontrolado deseo de dominar la verdad de los
otros, de dictar y regular sus conductas. El que substituye los principios
éticos por consideraciones de poder, engendra perpetua lucha. Los altos ideales
que han servido como faros, a través de los siglos, la hermandad, la
cooperación, el idealismo, dejan de brillar apenas mientras el poder es el
factor determinante en la sociedad. Cuando el ansia de poder se transmuta
debidamente, se convierte en el ansia de realizar y, luego, en ansia de
sacrificarse por los demás. Y entonces el poder sirve al amor y el amor
glorifica al poder.
C).- Tres vicios de la mente no iluminada,
a saber:
a).- El orgullo Los muros construidos por
el orgullo encarcelan al hombre más que los barrotes de una prisión. Sujeto por
las cadenas de pensamientos ególatras, mira con condescendecia a los demás. Y,
de ese modo, debilita continuamente el vínculo que unifica a todos los hombres
en indisoluble hermandad y se aleja progresivamente del círculo de las
simpatías humanas.
b).- El separatismo La mente analítica
divide y subdivide, apreciando la parte por encima del todo. Coloca mayor
énfasis sobre la diversidad que sobre la indiscutible unidad. Tal pensamiento
fragmentado se opone al impulso natural hacia la síntesis. La actitud
separatista se fija más en las diferencias entre los hombres que en sus
similitudes, y así:
- Concibe la religión como una serie de
unidades antagónicas en vez de como simples expresiones del impulso espiritual
único.
- Considera la oposición de las clases
sociales como más importante que la sencilla humanidad que hace hermanos a los
hombres.
- Ve la tierra como una serie de naciones
diferentes en vez de cómo un mundo único.
Las consecuencias lógicas son: el
patriotismo, el nacionalismo, el fanatismo, el integrismo, el racismo y una
serie casi interminable de “ismos”, causa de una gran parte de las calamidades
por las que la humanidad ha pasado y sigue pasando.
c).- La crueldad La crueldad es un
testimonio de la existencia de tendencias perversas que corroen la mente. Es la
satisfacción que experimentan los hombres en herir a los otros. La vida moderna
ofrece muchos ejemplos de brutalidad y desenfrenada crueldad. En dos pruebas,
como hemos visto, Hércules "mató" cuando debería haber amado. Pero en
Escorpio realizó esa transformación, extirpando de su propia naturaleza una
tendencia que lo habría perjudicado en toda empresa futura.
Y eso lo logró cuando:
- Dio entrada a la luz dentro del oscuro
retiro de su subconsciente.
- Luchó con las fuerzas monstruosas que se
revolcaban en el fango subliminal. Y
- Venció a los enemigos de su propia casa.
Hércules estaba, pues, listo para aventurarse
en el próximo trabajo. A diferencia de Hércules, nosotros no hemos triunfado
sobre la Hidra. La mayoría de nosotros está ocupada con los métodos fútiles
empleados primero por él en esta prueba. Individualmente, estamos tan
interesados en nuestra propia evolución que olvidamos cualquier panorama más
amplio, cuando deberíamos perder de vista la personalidad y empezar a funcionar
como espíritus.
Hay una ley natural que establece que todo
tiene su ritmo y su momento y su cantidad. Y esa ley es la que, a veces, nos
impide dar un salto hacia arriba. Aparentemente, es un problema. Pero lo sería
mayor si pudiésemos, de un salto, instantáneamente, situarnos más altos de lo
que nuestro estatus actual pudiera soportar. Hemos de ir avanzando paso a paso,
y creciendo al ritmo apropiado. Si pudiéramos limpiar en un momento todo
nuestro subconsciente y percibir, de una vez, toda la luz y la energía y la
omnisciencia y omnipotencia de nuestro propio Yo Superior, ello resultaría devastador
para nuestros vehículos.
¿Hemos, entonces, de permanecer inactivos?
No. Hemos de luchar con nuestra propia Hidra interior mediante los trabajos
regulares y sistemáticos contenidos en la retrospección y la concentración y la
meditación y la oración diarias. Y así, casi sin darnos cuenta, venceremos a la
Hidra.
La prueba real de Escorpio sólo llega
cuando uno funciona como una unidad, cuando sus espíritus y sus vehículos estás
armonizados y coordinados. Entonces, uno entra en Escorpio y es objeto de mil
agresiones y trastornos; los deseos, que uno creía dominados, se desbocan; el
equilibrio que uno creía definitivo, se pierde; y la mente, que uno creía que
controlaba la personalidad, parece que no funciona.
El aspirante ha de hacer tres cosas en
Escorpio: Primera: demostrarse a sí mismo, que la materia ya no lo domina.
Segunda: demostrarse a sí mismo que la materia es sólo un canal a través del
que él se pone en contacto con la manifestación divina. Tercera: comprender que
la Personalidad (vehículos físico, etérico, de deseos y mental) son necesarios
para evolucionar y para manifestar el propio espíritu en la tierra y para
entrar en contacto con los demás espíritus manifestados del mismo modo aquí. Y
que, por tanto, ha de cuidar y proteger esos vehículos y mantenerlos en el
mejor estado posible de funcionamiento. La gran ilusión es la utilización de la
personalidad para fines egoístas.
Se dice de Escorpio que es el signo de la
magia. Existe una magia blanca, que es la expresión del espíritu por medio de
la forma, y una magia negra, que es el uso de la forma para ganar lo que
queremos para la forma. La magia blanca es el uso del espíritu con propósitos
de elevación humana, utilizando la personalidad. La magia negra es puro
egoísmo. ¿Y por qué es Escorpio el signo de la magia? Porque en Virgo
descubrimos, dentro de nosotros mismos a un espíritu divino que hemos ido nutriendo a lo largo de los
tiempos; en Libra, oscilamos entre los pares de opuestos, la forma y el
espíritu, hasta que logramos el equilibrio; y en Escorpio se nos prueba para
ver cuál de los dos triunfará, la forma o la divinidad, el Yo Superior o el yo
inferior, lo real o lo irreal, lo verdadero o la ilusión. Ésta es la historia
real de la prueba de la Hidra en Escorpio.
Capturar al Can Cerbero. (Trabajo nº 10 en
Capricornio)
Tras esto, bajó con valentía hasta el Tártaro,
pero Carente no quiso transportar a un mortal hasta la otra orilla de la laguna
Estigia. —Destruiré tu barca —le amenazó Heracles— y te cubriré de flechas como
un erizo está cubierto de púas. Caronte tembló de terror y lo llevó al otro
lado. Más tarde, Hades castigó a Caronte por su cobardía.
Heracles vio a Teseo y Pirítoo pegados al banco de Hades, mientras las furias los azotaban. Hércules libera a Teseo, pero al intentar hacer lo mismo con Pirítoo se produce un temblor de tierra y Hércules renuncia a su propósito, por lo que Pirítoo permanece para siempre en el Hades, mientras que Teseo volverá al mundo de arriba con Hércules. Queriendo este proporcionar sangre a las almas del infierno, mata una de las vacas de Hades; el pastor que las guardaba, llamado Menetes, desafía a luchar a Hércules, quien le rompe las costillas, pero le perdona la vida a petición de Perséfone. Perséfone salió corriendo del palacio y cogió a Heracles de las manos: —¿Puedo ayudarte, querido Heracles? —preguntó. —Majestad, te ruego que me prestes a tu perro guardián durante unos días. Podrá volver a casa enseguida, cuando se lo haya enseñado a Euristeo. Perséfone dirigió sus ojos hacia Hades: —Por favor, esposo, concede a Heracles lo que pide. Esta tarea le ha sido encomendada por consejo de tu cuñada Hera. El promete no quedarse con nuestro can Cerbero.
—Muy bien —respondió Hades—, y puede llevarse también a ese loco de Teseo, ya que está aquí. Pero tiene la obligación de dominar a Cerbero, sin usar ni la maza ni las flechas. Hades creyó que esta condición haría imposible el trabajo, pero la piel de león de Heracles era resistente a los pinchazos de las púas del lomo de Cerbero, así que Heracles, con sus fuertes manos, apretó el pescuezo del can, hasta que sus tres cabezas se oscurecieron. Cerbero entonces se desmayó y Heracles pudo arrastrarlo con facilidad. Por desgracia, el único túnel de vuelta a la Tierra lo bastante ancho era uno que tenía la salida cerca de Mariandinia, junto al mar Negro, así que a Heracles le esperaba un viaje largo y difícil. Antes de partir, Heracles cogió una rama de laurel blanco como trofeo y se la colocó como si fuera una corona. Cuando Heracles apareció arrastrando a Cerbero con una correa, Euristeo se dio un susto de muerte. —Gracias, noble Heracles —dijo—; ahora, quedas liberado de tus trabajos. Pero, por favor, devuelve esa bestia enseguida.
Heracles vio a Teseo y Pirítoo pegados al banco de Hades, mientras las furias los azotaban. Hércules libera a Teseo, pero al intentar hacer lo mismo con Pirítoo se produce un temblor de tierra y Hércules renuncia a su propósito, por lo que Pirítoo permanece para siempre en el Hades, mientras que Teseo volverá al mundo de arriba con Hércules. Queriendo este proporcionar sangre a las almas del infierno, mata una de las vacas de Hades; el pastor que las guardaba, llamado Menetes, desafía a luchar a Hércules, quien le rompe las costillas, pero le perdona la vida a petición de Perséfone. Perséfone salió corriendo del palacio y cogió a Heracles de las manos: —¿Puedo ayudarte, querido Heracles? —preguntó. —Majestad, te ruego que me prestes a tu perro guardián durante unos días. Podrá volver a casa enseguida, cuando se lo haya enseñado a Euristeo. Perséfone dirigió sus ojos hacia Hades: —Por favor, esposo, concede a Heracles lo que pide. Esta tarea le ha sido encomendada por consejo de tu cuñada Hera. El promete no quedarse con nuestro can Cerbero.
—Muy bien —respondió Hades—, y puede llevarse también a ese loco de Teseo, ya que está aquí. Pero tiene la obligación de dominar a Cerbero, sin usar ni la maza ni las flechas. Hades creyó que esta condición haría imposible el trabajo, pero la piel de león de Heracles era resistente a los pinchazos de las púas del lomo de Cerbero, así que Heracles, con sus fuertes manos, apretó el pescuezo del can, hasta que sus tres cabezas se oscurecieron. Cerbero entonces se desmayó y Heracles pudo arrastrarlo con facilidad. Por desgracia, el único túnel de vuelta a la Tierra lo bastante ancho era uno que tenía la salida cerca de Mariandinia, junto al mar Negro, así que a Heracles le esperaba un viaje largo y difícil. Antes de partir, Heracles cogió una rama de laurel blanco como trofeo y se la colocó como si fuera una corona. Cuando Heracles apareció arrastrando a Cerbero con una correa, Euristeo se dio un susto de muerte. —Gracias, noble Heracles —dijo—; ahora, quedas liberado de tus trabajos. Pero, por favor, devuelve esa bestia enseguida.
Significado
Este signo de Capricornio es uno de los más difíciles de interpretar. Se dice que ni siquiera su símbolo se ha delineado nunca correctamente porque, de hacerse, la afluencia de fuerza que produciría no sería deseable. Al pie de la montaña, la cabra, el materialista, busca alimento en lugares desérticos y áridos. El chivo expiatorio, algo más arriba, pace las flores del deseo cumplido, cada uno con su espina correspondiente. Y, en la cima, la cabra sagrada o unicornio ve la visión. Y entonces aparece el Iniciado.
Hay dos portales de importancia dominante:
Cáncer, hacia lo que erróneamente llamamos la vida, y Capricornio, el portal
hacia el reino espiritual. Capricornio es la puerta a través de la que pasamos
cuando ya no nos identificamos con la parte material de la existencia, sino que
vivimos identificados con el espíritu. Eso es lo que significa ser iniciado. Un
Iniciado es una persona que no sitúa la conciencia en su mente, sus deseos, o
su cuerpo físico. Los puede usar si lo desea; y lo hace para ayudar a la
humanidad, pero no es ahí donde su conciencia está enfocada. Está enfocado en
lo que llamamos espíritu, que es ese aspecto de nosotros mismos que está libre
de forma. Es en la conciencia del espíritu donde nosotros funcionamos
finalmente en Capricornio, nos conocemos a nosotros mismos como iniciados y
entramos en los dos grandes signos universales de servicio a la humanidad.
Capricornio es el signo de la Iniciación,
en la que los cuerpos físico, emocional y mental se postran ante el dios interno
en el momento de su Transfiguración.
Hasta ahora, todos los trabajos de Hércules
han tratado sobre sus consecuciones personales. Ahora ya no. Ahora Hércules es
ya libre. Es un Iniciado. Un discípulo del mundo. Ha dado vueltas y más vueltas
al zodíaco. Ha aprendido las lecciones de todos los signos y ha subido a la
montaña de la Iniciación. Ha experimentado su transfiguración y puede ya
trabajar en tareas que no se relacionen consigo mismo ni con su pasado como
hombre.
Capricornio es un signo triste; es el signo
del sufrimiento intenso y la soledad y el silencio, pues éstas son también las
señales del Iniciado. La característica principal del Iniciado es, precisamente
la impersonalidad. La impersonalidad está basada en un logro de la
personalidad. Se debe haber estado enormemente apegado a la personalidad para
poder luego conocer el significado de la impersonalidad, pues no se llega a ser
impersonal sin pasar antes por la tentación de lo personal. La impersonalidad
que debemos desarrollar es una expansión del amor personal que tenemos por un
individuo, por nuestra familia, por nuestro círculo de amigos; es exactamente
esa misma actitud pero hacia la humanidad y no tiene nada que ver con el
sentimentalismo. Podemos amar a toda la humanidad porque conocemos el
significado del amor personal, y debemos brindar a todos el mismo amor que
hemos dado a los individuos cercanos a nosotros. La impersonalidad no es impedir
la entrada ni levantar muros sino amar a todos porque somos capaces de ver a
las gentes como realmente son, con sus faltas, sus fracasos, sus logros y con
todo lo que hace de ellos lo que son. Ésa es la condición que se debe lograr en
Capricornio.
El discípulo del mundo no sólo hace lo que
hizo Hércules, bajar al infierno para vencer a Cerbero, sino que trabaja entre
los hombres todo el tiempo, interesado en su prójimo, pero de modo impersonal.
Se nos relata en el mito de este signo que Hércules tenía que hacer tres cosas
antes de penetrar en el infierno.
Son tres cosas interesantes, así como lo es el orden en que debía hacerlas:
Son tres cosas interesantes, así como lo es el orden en que debía hacerlas:
a) Primero, tenía que purificarse.
Hércules, el hijo de Dios, que había vencido, que había sido transfigurado, iba
a bajar al infierno a trabajar, y le llegó la orden de que se purificara. Él
pensaba que era muy puro. El mito no nos dice cómo se purificó pero,
seguramente, tuvo que demostrar estar libre de irritabilidad y egoísmo. Porque
es una regla en ocultismo que, si no puedes vivir de modo puro en tu propio
círculo, no eres de utilidad ni en el cielo ni en el infierno. ¿Y qué significa
aquí “puro”? Libre de las limitaciones de la materia. Si yo soy en alguna
manera prisionero aún de mi mente, que es una forma de materia sutil, no soy
puro. Si tengo cualquier emoción egoísta, no soy puro. Hércules tenía que
purificarse.
b) Luego, tenía que ser iniciado en los
Misterios de Eleusis que, entre otras cosas, enseñaban a los iniciados a bajar
a los infiernos sin peligro, y a salir de ellos, a voluntad. Quiere decir
también que cada cual ha de pasar a través de su propio infierno personal,
antes de que pueda pasar por el infierno universal. Se aprende la naturaleza de
lo universal a través de la experiencia individual. No podemos aprender de
oído.
c) Por fin, Hércules tenía que detenerse y
realizar un acto de servicio antes de poder imponerse a Cerbero. Vio a dos
personas atadas y siendo atacadas por las Fúrias. Tenía que liberarlas antes de
que pudiera hacer frente a su propio problema.
Siempre, para el iniciado, el servicio está
primero; dejar pasar lo que ha emprendido si se necesita su ayuda. Esa es
siempre la historia del iniciado, porque está basada en la conciencia de grupo.
Cerbero, el perro de tres cabezas, de
espantoso ladrido, con serpientes creciendo en todo su cuerpo y con víboras por
cola, era el guardián del Hades. Las tres cabezas simbolizan: el amor a las
sensaciones, el deseo y las buenas intenciones no realizadas. La más
importante, y de la cual dependen las otras dos, es la central, la del deseo.
La importancia de la tercera cabeza está resumida en la conocida frase que dice
que "El camino del infierno está pavimentado de buenas intenciones".
La cola, formada de serpientes, representa a todas las ilusiones que impiden el
progreso de la vida espiritual: la materialidad, que nos oprime; la naturaleza
psíquica inferior que causa gran destrucción; el miedo a lo largo de cada
posible línea; el temor al fracaso, que mantiene a tantos apartados de la
actividad y engendra sólo inercia, la gran falta, se nos dice, de los
aspirantes y los discípulos. Por eso se nos insiste siempre en “no dejar de
intentar.”
Cuando el verdadero sentido de la realidad
reemplaza tanto a la ambición terrenal como a la ambición espiritual, el hombre
puede decir: "Estoy perdido en la luz suprema, pero vuelvo mi espalda a la
luz". Porque así va el discípulo del mundo, el iniciado en Capricornio,
por su camino, para servir a la humanidad en Acuario. En ese signo limpia los
establos de Augías (del karma de toda la ignorancia y errores pasados: el
Morador en el Umbral) y así se convierte en Piscis en un Salvador del Mundo.
Cada hombre debe recordar que el destino de
la humanidad es incomparable y que depende en gran parte de su voluntad de
colaborar en una tarea trascendente. Que la ley es, y siempre ha sido, luchar;
y que la lucha no ha perdido nada de su violencia al ser transportada del plano
material al espiritual. Que nunca debe olvidar que la chispa divina está en él,
sólo en él y que él es libre de descuidarla, de matarla, o de acercarse a Dios
mostrando su anhelo de trabajar con Él, y para Él.
Limpiar los establos del
rey Augías. (Trabajo nº11 en Acuario)
El quinto trabajo fue limpiar el inmundo establo de Augías rey de la Élide, hijo ya sea del sol, ya de Posidón, ya de Forbante, en un solo día. Augías tenía muchos millares de animales y nunca se había preocupado de eliminar sus excrementos. Euristeo le encargó esta tarea a Heracles sólo para molestarlo, esperando que se cubriera de inmundicia, cuando cargara el estiércol en las cestas para llevárselo. A él se presenta Hércules, pero en lugar de manifestarle que viene por orden de Euristeo, se lo oculta, y pacta con él la limpieza de los establos en un solo día al precio de la décima parte del ganado. Augías accede a este pacto porque no cree a Hércules capaz de cumplirla así, pero como testigo del pacto actúa el propio hijo de Augías, Fileo. Augías sonrió a Heracles con desprecio: —Te apuesto veinte vacas contra una, a que no puedes limpiar el establo en un solo día. —De acuerdo —dijo Heracles. Hércules blandió su maza, derribó la pared del establo, abre un canal en los cimientos del establo, y, desviando el curso de los ríos Alfeo y Peneo, logra hacerlos pasar por los establos y que su impetuosa corriente arrastre el estiércol, quedando así limpios en un solo día los establos.
Pero Augías, que se ha enterado de lo que
ha hecho por orden de Euristeo, se niega a entregarle el salario convenido,
mostrándose dispuesto a acudir a juicio. En el juicio Fileo testimonia contra
su padre y a favor de Hércules, por lo que Augías, encolerizado, los expulsa de
su reino a los dos. Fileo va a establecerse a la isla de Duliquio. Hércules
marcha por el momento a casa de Dexámeno, libera a la hija de éste, Mnesímaca,
de tener que casarse con el Centauro Euritión, que a ello quería obligarla,
dando muerte al Centauro. En cuanto a la limpieza de los establos de Augías,
este trabajo fue doblemente inútil para Hércules, pues si por una parte, como
hemos visto, Augías se negó a pagarle el precio convenido, alegando que tenía
que hacerlo de todos modos por estar al servicio de Euristeo, a su vez este se
negó a darle validez a la tarea, alegando que lo había hecho mediante contrato
con Augías, teniendo ahora que hacer otro, en compensación por este trabajo
invalido.
Habiendo realizado la tarea asignada, el
hijo del hombre, que también era el hijo de Dios, volvió a aquel de quien había
venido. - Te has vuelto un servidor del mundo. - dijo el Maestro cuando Hércules
se acercó. - Has progresado retrocediendo; has llegado a la Casa de la Luz por
otro sendero; has empleado tu luz para que pueda brillar la luz de los demás.
La joya que otorga el undécimo trabajo es tuya para siempre.
Los dos ríos mencionados en la labor
acuariana de Hércules son una clave de los poderes de Acuario. Y el mismo
significado tienen las dos columnas en el relato de Sansón en la Biblia. La
nota clave de Acuario es “equilibrio”, significando la analogía o equivalencia
de los opuestos Las fuerzas masculina y femenina han de estar totalmente
equilibradas en cualquier plano de manifestación. Con la adquisición de ese
equilibrio, desaparecerán los cambios sucesivos de la riqueza a la pobreza, de
la salud a la enfermedad, de la esperanza al miedo. Ya estamos notando la
tendencia a ese equilibrio en la culturización de la mujer, en su acceso a
prácticamente todos los puestos de la sociedad, incluso en el reparto de las
tareas domésticas. Las que han de sostener la nueva estructura de la Era de Acuario
son, pues, las columnas de la Justicia y de la Igualdad, tanto para los hombres
como para las naciones.
Hay una frase muy interesante en el Nuevo
Testamento, la de "El fin del mundo o el fin de los tiempos". Y, si
reflexionamos un poco, podremos empezar a comprender que lo que realmente
quería decir era que el signo Piscis, en el cual llegó Cristo, el Salvador del
Mundo, terminaría en un tiempo concreto que es, precisamente, el momento en que
nos encontramos ahorra. Nos estamos enfrentando a un día del juicio, en el cual
las ovejas y las cabras serán separadas y unas irán al cielo y las otras al
infierno. Se ha pensado siempre que las que irían al cielo serían las ovejas y
las cabras al infierno. Pero, bien mirado, debe ser lo contrario. Porque la
cabra, en Capricornio, es el Iniciado y, desde un cierto ángulo esotérico, las
cabras van al cielo porque funcionan en el reino espiritual, que es el cielo,
mientras que las ovejas permanecen en la tierra (que, después de todo, es el
único infierno que uno puede posiblemente) hasta que dejen de ser ovejas, es
decir, hasta que aprendan a tener pensamientos propios e individuales, hasta
que se transformen en cabras, escalen la montaña y cambien su carácter de
seguidores por la de buscadores independientes.
La entrada en el cielo es la entrada en la
era de Acuario, que empezará dentro de unos quinientos años, pero en cuya zona
de influencia y de penumbra ya nos encontramos. Las fuerzas de Piscis se están
retirando rápidamente. Todo lo que sucede en el plano físico se debe a fuerzas
superiores, como se expone a continuación:
a) ¿Qué quería decir el culto del toro en
Tauro? No significaba la deificación de la naturaleza animal en el hombre, sino
que éste, bajo el símbolo del toro, tenía que luchar con el animal que hay
dentro de él.
b) Luego, nuestro sol pasó a Aries, el
Carnero, y teníamos el sacrificio del cordero, mostrando que el sacrificio de
la naturaleza animal estaba empezando a representar la lucha con la naturaleza
animal.
c) Luego, el sol pasó a Piscis, los peces.
Las fuerzas que actuaron – y siguen actuando – sobre nuestro planeta presentan
ante la conciencia del hombre su dualidad esencial. Y el hombre ha empezado a
darse cuenta de que es, a la vez, espíritu y cuerpo. Cristo apareció en Piscis
para demostrarnos cuál sería nuestro último logro cuando hubiéramos unido al
pez símbolo de la segunda persona, y al pez nadando en la materia, símbolo del
ser humano encarnado.
d) Estamos pasando ahora al signo de
Acuario donde, a través del simbolismo del agua y la purificación, aprenderemos
cómo ser el espíritu y no el ser humano. Eso es lo que ocurrirá en Acuario. Al
final de la era de Acuario, aproximadamente de aquí a dos mil setecientos años,
la naturaleza animal, la naturaleza emocional y la mentalidad serán
secundarias, y ese impulso universal en cada uno de nosotros que nos pone en
armonía con Dios, habrá pasado a primera línea; habremos dejado atrás el reino
humano y, aunque podamos estar habitando cuerpos, nuestra conciencia estará
enfocada en el quinto reino de la naturaleza, el reino espiritual.
El signo opuesto a Acuario es Leo, el signo
del individuo, del hombre que se ha encontrado a sí mismo como ser humano. Él
se sostenía sobre sus propios pies; era el centro de su universo, las estrellas
giraban a su alrededor, todo ocurría con relación a él. Por eso aprendió
ciertas grandes lecciones: que era posible que él no fuera tan importante como
pensaba y que, sujetándose a cierta disciplina, podría encontrar un yo más
amplio. En Acuario, el discípulo se convierte en un maestro servidor. Ése es el
principio fundamental que hay que mantener in mente. Puede ser un maestro
porque ha aprendido a servir, y puede servir porque es un maestro.
Siendo Hércules un Iniciado, ha de de hacer
tres cosas, características de todo verdadero iniciado y que, si no están
presentes en alguna medida, no se le puede denominar así:
a). Servicio desinteresado. No es el que se
presta porque el es un camino hacia la liberación, sino el que se presta porque
nuestra conciencia ya no es egocéntrica sino universal y no hay nada que
podamos hacer sino asimilar las aflicciones de nuestro prójimo y ayudarlo. No
es ningún esfuerzo para el verdadero maestro acuariano actuar así.
b). Trabajo en grupo. El mundo está lleno
de organizaciones y sociedades, hermandades que son felices preparando terrenos
para la era de Acuario. Desgraciadamente, esos grupos, hoy en día, son sólo
focos de celos, de gente tratando de impresionar a los otros con sus
conocimientos y su vida de autosacrificio. Pero esto no es trabajo grupal. El
trabajo grupal consiste en permanecer solo espiritualmente en el manejo de los
propios asuntos, con completo olvido del propio yo, y siempre en beneficio de
la parte de la humanidad con la que estamos relacionados. El verdadero grupo
niega la ambición; niega el progreso ascendente en la organización y niega toda
presunción de prerrogativas oficiales.
c). Autosacrificio. La finalidad del
autosacrificio es purificar el yo. Desde la cima de la montaña en Capricornio,
Hércules tiene que bajar, literalmente, a la suciedad material, y limpiar los
establos de Augías. La lección que en ello se contiene es fácil de comprender:
Él, que había trepado a la cima de la montaña, que había triunfado en todas las
grandes pruebas, que había pasado de Capricornio al reino espiritual y conocido
algo del significado del éxtasis místico, estando en el disfrute de ese estado
altamente espiritual, recibe la orden, no de hacer un gran trabajo para el
mundo sino, simplemente, la de limpiar unos establos. El objeto de la prueba
puede ser resumido de esta manera: Hércules tenía que ayudar a la purificación
del mundo por la recta dirección de las fuerzas de la vida a través de él.
Estamos entrando en la era de Acuario, al
final de la cual, el materialismo habrá desaparecido completamente, ya que toda
la vida se interpretará en términos de energía. Estamos tratando íntegramente
con fuerzas. Y somos fuerzas. Tendremos un nuevo lenguaje, el lenguaje
simbólico de la energía misma. Seremos todos ocultistas de hecho porque el
ocultista vive y trabaja en un mundo de fuerzas, y empieza con las fuerzas de
dentro de sí mismo. Ahora estamos tratando con energías y estamos
malgastándolas. Este signo inaugura la escuela de los Salvadores del Mundo. Es
un signo de preparación para lo que el próximo signo de Piscis nos traerá.
Acuario se representa como un hombre
sosteniendo un cántaro invertido. El hombre invierte el cántaro y de él salen
dos chorros de agua, el río de la vida, y el río del amor, y esas dos palabras,
vida y amor, son las dos palabras que encarnan la técnica de la era de Acuario;
no la forma, ni la mente, sino la vida y el amor. Dos palabras que usamos
constantemente, pero tras las cuales no tenemos ningún concepto claro.
Estamos, como se ha dicho, en la zona de
penumbra de Acuario, de su primer decanato, regido por Saturno y de ahí
nuestras presentes dificultades, nuestro trastorno político, la división del
escenario del mundo en grandes grupos, con gente que es patriótica, y gente que
está empezando a vislumbrar el espíritu internacional. En las iglesias hay
asimismo división entre los que están obteniendo una imagen de la universalidad
del amor de Dios, y los que se inclinan ante la autoridad y el dogma. En el
campo de la economía – Saturno - hay una división entre los que se inclinan
ante las cosas materiales y los que las dejan pasar para conseguir cosas
mejores; entre los que toman las posesiones por ellas mismas, los que acumulan
y guardan, y los que las dejan para adquirir lo que Cristo llama "los tesoros
en el cielo". En cualquier campo del pensamiento encontramos estas dos
fuerzas dominantes a causa del impacto de las energías pisceanas y acuarianas.
Hay dos grupos distintos: los que están atados al pasado y al aspecto material,
y los que están adquiriendo la clarividencia y están viendo la vida, la
conciencia, el propósito y el plan, emergiendo por medio de todos ellos.
Lo maravilloso es que, a pesar de los
disturbios superficiales y de deplorables acontecimientos, el espíritu del
hombre, que es sano y puro, se está elevando y estamos saliendo bien, pero no
hemos de pensar que esto será trabajo de una semana o de un año. Depende de
nosotros cuán rápido aprendamos la lección de cómo conducirnos para que la era
pisceana del materialismo y la autoridad, la posesión y la mentalidad, pueda
ser reemplazada por la era de la espiritualidad, la intuición y la conciencia
universal.
El segundo decanato de Acuario está
gobernado por Mercurio, y de aquí vendrá la iluminación. La iluminación que
llegó en Leo, el opuesto de Acuario, era "yo soy el yo", la
iluminación que llamamos autoconciencia. Pero la iluminación que llega en
Acuario es "yo soy Eso", yo soy la conciencia del grupo. Mi
autoconciencia ha desaparecido, mi individualidad no es importante, mi
personalidad es sólo un mecanismo, pero mi conciencia es una con todo lo que
existe. En el tercer decanato, gobernado por Venus, tendremos el predominio del
amor inclusivo. Dentro de dos mil años, podremos expresar realmente el amor
fraternal. Deberá ser un hecho manifestado antes de que la humanidad en su
conjunto pueda pasar a la Era de Capricornio.
El aspirante individual no puede recibir la
Iniciación hasta que aprende a amar desinteresadamente, a amar a todos y no
sólo a los que piensan como él y actúan como él desea.
Cuanto más refinadas son las formas a
través de las que actúa la vida, más rápida es la reacción a los estímulos.
Ésta es la razón por la cual llevamos esta inmensa velocidad en cada etapa de
la vida, por la cual estamos todos tan constreñidos. Tenemos cuerpos pisceanos,
materializados, y estamos tratando de vibrar a la velocidad de la era de
Acuario. Y todavía no somos acuarianos. Cristo proclamó su mensaje "para
el fin de los tiempos" cuando dijo, “Un nuevo mandamiento os doy; que os
améis unos a otros como yo os he amado”. El undécimo mandamiento, el undécimo
signo. Cristo sabía que el ciclo que inauguraba pasaría, que surgiría un nuevo
método de trabajo por medio del cual los Maestros emplearían un nuevo modo de
llegar a la humanidad, pero Él preparó el camino para Su propio trabajo
posterior.
Augías, el hijo de Neptuno, el dios de las
aguas, guardaba manadas de animales y, durante treinta años, los establos no
habían sido limpiados; de modo que la suciedad se había acumulado. A Hércules
se le dijo que hiciera algo acerca de eso; muchos habían intentado limpiar los
establos y fracasaron: eso era siempre superior a ellos. Siendo Hércules un
Iniciado y teniendo mucho sentido común, lo que los verdaderos Iniciados
siempre tienen, bajó de la cima de la montaña y estudió el problema. Primero
destruyó el muro que rodeaba los establos, haciendo dos grandes agujeros en sus
lados opuestos, y luego desvió los dos ríos a través de ellos. No trató de
barrer y limpiar, como habían hecho otros, sino que destruyó barreras usando
los ríos. Los establos fueron limpiados sin esfuerzo por su parte. Cada uno de
nosotros somos uno de los animales de la manada guardada por Augías, y los
establos en los que vivían no habían sido limpiados en treinta años (3 x 10),
siendo 3 el número de la personalidad y 10 el de la consumación).
¿Y qué hizo Hércules? Derribó las barreras.
Y eso es lo primero que tiene que ocurrir
en la era de Acuario. Estamos apenas empezando a pensar en términos amplios, a
dejar de ser exclusivos. Eso ocurrirá en Acuario y, para eso, habremos de
destruir el prejuicio y aprender a pensar en términos generales, de totalidad.
Derribar las barreras en gran escala ha de ser llevado a cabo por la opinión
pública, y esto es de desarrollo lento y grandemente emocional; ésa es la
dificultad. En la era de Acuario, especialmente en el segundo decanato,
gobernado por Mercurio, tendremos la opinión pública moldeada por el
pensamiento y no por la emoción, y tendremos el mundo lleno de pensadores. El
cometido de los que escriben en este sentido, es empezar a pensar
constructivamente, para que los fundamentos estén bien colocados por las
fuerzas así emitidas; construyendo para el futuro. Cultivemos el espíritu
acuariano de dejar libre a la gente, la capacidad de tener confianza. Y, cuando
hayamos hecho todo lo posible para derribar los muros y para expresar la vida y
el amor, ayudados por nuestro espíritu, cuya naturaleza es amor-sabiduría, no
busquemos reconocimiento; no lo conseguiremos.
Lo duro de la tarea del pionero en cualquier
campo del pensamiento, de cualquier persona que se está esforzando para
expresar los nuevos ideales, es siempre la falta de reconocimiento, y a veces
peor. No seremos elogiados, ni compadecidos, tendremos momentos difíciles, pero
estaremos preparando el terreno para que, en el futuro, el odio y la separación
desaparezcan.
El décimo trabajo
de Heracles fue robar un rebaño de bueyes del rey Geríones, que vivía en una
isla cerca de la corriente de Océano. Geríones tenía tres troncos con sus
respectivas cabezas, pero un solo par de extremidades. Hera esperaba que
Heracles fracasara en este último trabajo o, al menos, que no tuviera tiempo de
cumplirlo, antes de que expirara el
plazo de noventa y nueve meses. Cuando llegó al extremo occidental del mar
Mediterráneo, donde España y África se unían en aquel tiempo,
Heracles abrió un
estrecho entre ellas. Los acantilados de cada lado se llaman, aún hoy, las
Columnas de Hércules. Luego, navegó
adentrándose en el Océano, en una barca de oro que le prestó el Sol y usando la
piel de león como vela. Cuando llegó a la isla de Geríones, Heracles fue
atacado por un perro bicéfalo y por un pastor de Geríones, a los que abatió de
un mazazo. Finalmente, Geríones salió corriendo de su palacio, como si se
tratase de una fila formada por tres hombres. La diosa Hera, entonces, intentó
ayudar a Geríones deslumbrando con un espejo a Heracles, pero éste esquivó el
destello y mató a Geríones con una flecha, que atravesó a la vez los tres
troncos. Luego, disparó también contra Hera, hiriéndola en un hombro. La diosa
se fue entonces volando a suplicar a Apolo y a Artemisa, para que le extrajeran
la flecha y la curaran.
Heracles cruzó los
Pirineos con los bueyes y recorrió la costa meridional de Francia. Pero en los
Alpes, un mensajero de Hera le dio a propósito una orientación errónea. Giró
hacia el este y bajó hasta el estrecho de Mesina, antes de darse cuenta de que
estaba en Italia y no en Grecia. Muy enfadado, se dio media vuelta y perdió
todavía más tiempo en lo
que hoy es Trieste, porque Hera envió tábanos, para que picasen a los bueyes en
sus partes más sensibles. Los animales salieron de estampida hacia oriente y Heracles
tuvo que seguir sus huellas durante ochocientos o mil kilómetros hasta Crimea, donde una
horrible mujer con cola de serpiente le prometió ponerlos en la dirección
correcta, con la condición de que la besara tres veces. Heracles lo hizo, aunque
de muy mala gana, y por fin llegó a Grecia sano y salvo con los bueyes, justo cuando
terminaba el plazo de noventa y nueve meses.
Significado
Pensemos en
Hércules como en un Salvador del Mundo. Ha tenido una visión de algo que ha de
hacer. Ve a la humanidad poseída por un monstruo, un hombre de tres cuerpos,
símbolo de un ser humano con sus tres vehículos, mental, emocional y físico
unidos.
Ese monstruo humano
de tres cabezas representa la fuerza egoísta concentrada por el hombre y que le
ataca en todos los aspectos: moral, mental y físico. Las masas humanas están representadas
por el rebaño rojo, dominado por ese monstruo de tres cabezas.
El pastor que cuida
el rebaño, del que Hércules se compadeció y cuya vida perdonó, representa la
mente. Por eso fue respetado, porque no se puede concebir ningún ser humano
encarnado que no necesite usar la mente como intérprete de la energía
espiritual.
El perro de dos
cabezas es la Ley Convencional del Viejo Orden, guiada por el egoísmo, conocida
como “ortodoxa”, y que ha de ser sustituida por la Nueva Ley, inspirada por el
amor. Porque la Ley ortodoxa, como el perro, posee un doble aspecto: es, a la
vez, buena y mala, pues nunca beneficia a todos, sino que contenta a unos y
daña a otros. El trabajo del Nuevo Día consiste en separar ambos aspectos.
Por una parte, hay
que eliminar lo que no es ya útil y entorpece y, por otra, hay que conservar lo
que hay de aprovechable.
Hércules, representa la ley cósmica que finalmente extrae el bien del mal y el orden
del caos.
El destino de la
humanidad como conjunto está representado por el hecho de que, al regresar a
casa, Hércules coloca el rebaño en un recipiente de oro, que le ha dado el dios
del Sol, Helios.
Fijémonos en que al
guardián del ganado, Ortro (el aspecto forma), se le dio muerte, pero el pastor
y el ganado fueron introducidos en la copa de oro y elevados hasta el cielo.
Aquí tenemos representado el Santo Grial; y así se realizó el trabajo. El
Salvador del Mundo había cumplido su función; había elevado a la humanidad. Y eso
es, precisamente, lo que hizo.
Pero no hay fracaso
por parte del Gran Plan. Tal vez lentitud, pero, ¿sabemos cuán desastroso sería
si la evolución fuera demasiado rápida, cuán peligroso si la gente fuera
sobreestimulada antes de estar preparada para ello?
Todos los Maestros
conocen los peligros de la sobreestimulación, los desastres que ocurren cuando
una persona hace ciertos contactos antes de que su mecanismo esté
suficientemente puesto a punto. Los
Salvadores del
Mundo tienen que trabajar lentamente, pues el tiempo no significa nada para
ellos.
El signo de Piscis
gobierna los pies y de ahí la idea de hollar o pisar el Sendero y alcanzar la
meta que ha sido la fundamental revelación espiritual de la era de Piscis.
Piscis es también
el signo de la muerte, en varios aspectos. A veces será la muerte del cuerpo, o
puede ser que una vieja teoría llegará a su fin; que una amistad indeseable
cesará; que la devoción a alguna forma religiosa del pensamiento que se ha
sostenido, terminará y surgirá una nueva y colocará sus pies sobre un nuevo
sendero.
Piscis es el signo
de la muerte para la personalidad.
Recordemos aquella
exclamación, tan mal traducida y peor interpretada, de la Crucifixión . “Padre,
¿por qué me has abandonado?”, que no es sino la reclamación
de la personalidad al espíritu, que la está abandonando para siempre, tras
milenios de convivencia. Si nosotros pudiéramos abandonar la idea de los velos
de la personalidad, estaríamos dispuestos a abandonar la personalidad.
También significa
la muerte de un Salvador del Mundo, pues es el signo de la crucifixión y marca
el fin de un ciclo zodiacal.
Hay tres signos de
salvación en el Zodíaco:
a.- Leo, de donde
la palabra sale para el ser humano, “labra tu propia salvación". Así tenemos en Leo al hombre decidido a mantenerse erguido sobre sus
propios pies, que se hace orgulloso y dogmático. Pero eso es necesario para la
salvación porque, sólo sometiendo a prueba su equipo, llegará al punto donde
aparece una perspectiva más amplia.
b.- El segundo signo
de salvación es Sagitario, el signo del servicio y el silencio, donde el hombre
dogmático, cansado de hablar de sí mismo y de abrirse camino, se pierde de
vista a sí mismo en la meta y sirve silenciosamente.
c.- Y, por fin,
llegamos al tercer signo de salvación, Piscis, el de los Salvadores del Mundo.
Existe en la
naturaleza el reino humano y, por encima de él, hay otros reinos: el espiritual
y el cósmico; y, por debajo de él, los reinos animal, vegetal y mineral.
El trabajo de los
inteligentes hijos de Dios es actuar como transmisores, a través de la mente,
de la energía espiritual, que salvará y vitalizará a todos los reinos
inferiores de la naturaleza.
En cada país se
puede encontrar a los que saben (no a los que dicen que saben). Pero hay un grupo
de seres humanos, integrados ahora, sobre quienes está colocada la carga de
guiar a la humanidad.
Están iniciando y
diseminando movimientos que tienen en sí la nueva vibración; están diciendo
cosas que son universales en su carácter; están enunciando principios que son
cósmicos; son inclusivos, no exclusivos; no les importa qué terminología use un
hombre; insisten en que el hombre debe guardar su propia concepción de la
verdad para sí mismo, y no la debe imponer a nadie más; se reconocen mutuamente
y, dondequiera que se encuentren, hablan un idioma universal, demuestran la luz
universal, son servidores y no tienen interés en ellos mismos.
El mensaje que les
llega desde lo interno está expresado en las palabras simbólicas, "Lo que yo te digo en la
oscuridad, háblalo tú en la luz". A cada uno se le
dirá una cosa diferente según la necesidad de la gente que lo rodea, para
entregar un mensaje de luz. Por lo tanto, ellos no están atados por dogmas o
doctrinas, porque tienen la palabra que les ha
llegado en la oscuridad, la que han labrado para sí en la lucha y el esfuerzo
de sus propios espíritus.
Encuentran la
necesidad de su prójimo, y de ellos es el mensaje de Cristo. "Un nuevo mandamiento os doy:
que os améis unos a otros como yo os he amado". Pero ese amor de Cristo no es un sentimiento.
El amor que Cristo
proclamó es una comprensión inteligente y una apreciación de la necesidad del
individuo.
Un nuevo mandamiento os doy puede ser resumido como "inclusividad", el signo característico
de la Nueva Era, el espíritu universal, la identificación, la unidad con todos
nuestros semejantes.
Eso es amor y él
nos mantendrá ocupados; no tendremos tiempo para hablar del amor, estaremos
ocupados haciendo cosas, grandes cosas y pequeñas cosas, cosas sin importancia
y cosas importantes.
¿Cómo nos
prepararemos para llenar ese requerimiento, para poseer esas características
que automáticamente nos colocan dentro del grupo de servidores del mundo?
a) Sea cual fuere
nuestro deber, hagámoslo.
b) Cultivemos la
recta actitud interior y estemos abiertos de par
en par a todos
nuestros semejantes.
c) Aprendamos a
meditar, y aprendamos verdaderamente a meditar.
La meditación,
cuando es correctamente llevada a cabo, es un arduo trabajo mental, pues
significa orientar la mente en dirección al espíritu, y nosotros aún no podemos
hacerlo. Significa que, cuando hayamos aprendido a enfocar la mente en el
espíritu, debemos sostenerla firmemente allí y, cuando hayamos aprendido a
hacer eso, debemos aprender a escuchar en la mente lo que el espíritu nos está diciendo,
y eso aún no podemos hacerlo.
d) Luego, debemos
aprender a recibir lo que el espíritu nos ha dicho, y formar con ello palabras
y frases y volcarlo al cerebro que está esperando. Eso es la meditación, y es
siguiendo ese proceso como llegaremos a ser Servidores del Mundo, pues entonces
seremos la fuerza de lo que hayamos llevado a cabo. Automáticamente, nos encontraremos
protegidos por ese Gran Uno cuya misión es levantar a la humanidad de la
oscuridad a la luz, de lo irreal a lo real.
Aquí acaban los 12 trabajos de Heracles,
pero no sus peripecias.
Sigamos con la narración de Robert Graves: “Heracles decidió volver a casa. Heracles volvió a Tebas, donde su madre Alcmena lo recibió con alegría. Pero Hera ideó un astuto plan. Le dijo a Autólico que robara un rebaño de yeguas y potros moteados a un hombre llamado Ifito, que les cambiara el color y que se los vendiera a Heracles. Así lo hizo. Ifito siguió el rastro de las pezuñas de su rebaño hasta Tirinto y le preguntó a Heracles si, por casualidad, se había llevado él las yeguas. Heracles acompañó a Ifito hasta lo más alto de una torre y, muy serio, le dijo:
Sigamos con la narración de Robert Graves: “Heracles decidió volver a casa. Heracles volvió a Tebas, donde su madre Alcmena lo recibió con alegría. Pero Hera ideó un astuto plan. Le dijo a Autólico que robara un rebaño de yeguas y potros moteados a un hombre llamado Ifito, que les cambiara el color y que se los vendiera a Heracles. Así lo hizo. Ifito siguió el rastro de las pezuñas de su rebaño hasta Tirinto y le preguntó a Heracles si, por casualidad, se había llevado él las yeguas. Heracles acompañó a Ifito hasta lo más alto de una torre y, muy serio, le dijo:
—¡Mira a tu
alrededor! ¿Ves alguna yegua moteada en mis pastos?
—No —contestó
Ifito—. Pero sé que están cerca de aquí. Heracles perdió la paciencia, al verse
considerado un ladrón y un mentiroso, y arrojó a Ifito por encima de las
almenas.
Los dioses
condenaron a Heracles a ser esclavo de la reina Onfalia de Lidia; el dinero por
su venta, que Hermes había acordado, fue para los huérfanos de Ifito.
Onfalia, que no
sabía quién era Heracles, le preguntó por sus habilidades.
La reina, entonces,
le hizo vestirse de mujer con unas enaguas amarillas, le dio una rueca y le
enseñó a hilar lana. A Heracles le pareció un trabajo muy descansado. Un día,
un dragón gigantesco empezó a comerse a los súbditos lidios de Onfalia, así que
ésta le dijo a Heracles:
—Pareces fuerte.
¿Te atreves a luchar contra el dragón?
—A tu servicio,
señora.
Los dragones no
eran nada para Heracles e inmediatamente disparó una flecha envenenada entre
las mandíbulas del dragón y lo mató. Onfalia le devolvió la libertad, como
muestra de agradecimiento.
Más tarde, Heracles
se casó con una princesa llamada Deyanira, hija del dios Dionisos, y fundó los
juegos olímpicos, que debían celebrarse cada cuatro años, mientras existiera el
mundo. Estableció que los vencedores de cada competición serían obsequiados con
coronas de laurel, en lugar de los valiosos trofeos habituales, porque tampoco
a él le habían pagado nada por sus trabajos. Nadie se atrevió a luchar jamás contra
Heracles, lo que defraudó a los espectadores. No obstante, un día, el rey Zeus
se dignó a bajar del Olimpo. Él y Heracles mantuvieron una formidable pelea que
terminó en empate y todo el mundo quedó encantado.
Heracles se vengó
de los reyes que le habían despreciado cuando llevaba a cabo sus trabajos,
incluyendo a Augías, y mató a tres hijos de Euristeo. Zeus le prohibió atacar
al propio Euristeo, porque hubiera sido un mal ejemplo para otros esclavos liberados.
El dios-río Aqueloo desafió a Heracles a un combate y perdió un cuerno durante
la lucha. Heracles también peleó contra el dios Ares y lo mandó cojeando de vuelta
al Olimpo.
Un día, un centauro
llamado Neso se ofreció para ayudar a la esposa de Heracles, Deyanira, a cruzar
un río desbordado, por una pequeña suma de dinero. Heracles le pagó, pero
cuando Neso alcanzó la otra orilla se puso a correr con Deyanira en los brazos.
A ochocientos metros de distancia, Heracles le disparó una de las flechas untadas
con la sangre de la hidra. Agonizante, Neso le susurró a Deyanira:
—Recoge un poco de
mi sangre en esta jarra pequeña de aceite. Si alguna vez Heracles ama a otra
mujer más que a ti, dispondrás de un hechizo que funcionará seguro. El aceite
mantendrá mi sangre fresca. Tírasela en la camisa. No te será nunca más infiel.
¡Adiós!
Deyanira siguió el
consejo de Neso.
Estando al servicio
de Euristeo, Heracles había participado en un concurso de tiro con arco
organizado por el rey Eurito de Ecalia, cuyo premio era su hija Yole.
Eurito alardeaba de
ser el mejor arquero de Grecia y le sentó muy mal el verse derrotado por
Heracles, así que gritó:
—Mi hija es una
princesa. No puedo aceptar que se case con un esclavo de Euristeo. La
competición queda anulada.
Heracles recordó
este insulto años más tarde, así que saqueó Ecalia y mató a Eurito. Raptó a
Yole y a sus dos hermanas, y las puso a fregar suelos y cocinar.
Deyanira, entonces,
tuvo miedo de que Heracles se enamorara de Yole, que era muy hermosa. Y cuando
él le envió un mensajero pidiéndole su camisa mejor bordada, Deyanira pensó:
«Se la quiere poner cuando se case con Yole». Fue entonces cuando esparció un
poco de la sangre de Neso en el bordado rojo de la camisa, donde no se notaba,
y se la dio al mensajero.
En realidad,
Heracles necesitaba la camisa para un sacrificio de acción de gracias a Zeus,
por la captura de Ecalia.
En cualquier caso, cuando Heracles se puso la camisa y estaba vertiendo vino en el altar, sintió de repente como si unos escorpiones le estuvieran picando. El calor de su cuerpo había derretido el veneno de la hidra que había en la sangre de Neso. Heracles gritó, vociferó, chilló, golpeó el altar y trató de quitarse la camisa, pero se arrancó también grandes jirones de piel. Su sangre silbaba al contacto con el veneno. Entonces, saltó a un río, pero el veneno le quemaba aún más que antes. Heracles supo en ese momento que estaba condenado y pidió a sus amigos, con voz débil:
En cualquier caso, cuando Heracles se puso la camisa y estaba vertiendo vino en el altar, sintió de repente como si unos escorpiones le estuvieran picando. El calor de su cuerpo había derretido el veneno de la hidra que había en la sangre de Neso. Heracles gritó, vociferó, chilló, golpeó el altar y trató de quitarse la camisa, pero se arrancó también grandes jirones de piel. Su sangre silbaba al contacto con el veneno. Entonces, saltó a un río, pero el veneno le quemaba aún más que antes. Heracles supo en ese momento que estaba condenado y pidió a sus amigos, con voz débil:
—Por favor,
llevadme al monte Eta y construid una pira con madera de roble y de olivo.
Ellos, llorando,
obedecieron. Heracles trepó hasta la plataforma que había encima y
tranquilamente se tumbó sobre su piel de león y usó su maza como almohada.
Ardió hasta morir.
El fuego dolía mucho menos que el veneno de la hidra. En éste momento Heracles destruye totalmente su personalidad (su ego, o yo inferior)
La glorificación de Heracles.
Zeus, que se sintió
muy orgulloso de su valiente hijo, les dijo a los dioses del Olimpo:
—Heracles será
nuestro portero y se casará con mi hija Hebe, diosa de la juventud. Si alguien
no está de acuerdo, empezaré a lanzar rayos. ¡Levántate, noble alma de
Heracles! ¡Bienvenida al Olimpo!
Zeus parecía tan
furioso que Hera no se atrevió a decir nada. El alma inmortal de Heracles subió
sobre una nube y Atenea lo presentó enseguida a los otros dioses. Sólo Ares le
dio la espalda, pero cuando Deméter le pidió al dios que no hiciera el tonto, también
éste le dio la mano a Heracles, aunque desganadamente.
Cuando Heracles
mató a Anteo, la Madre Tierra protestó ante los dioses del Olimpo. Dijo que,
para compensarla, Zeus debería como mínimo perdonar a Atlas y a los otros
titanes, sus hijos, quienes aún estaban condenados a esclavitud perpetua. Zeus la
mandó callar de malos modos. Así que, para vengarse, la Madre Tierra fue a
Flegras, en Tracia, y creó allí a veinticuatro descomunales gigantes de largas
barbas y con pies de cola de serpiente. Planearon entonces atacar a los dioses
del Olimpo, lanzando gruesas piedras y teas contra el palacio. Hera profetizó
que la única esperanza de los dioses del Olimpo era encontrar una planta que
crecía en algún lugar de la Tierra. Quien la oliera jamás resultaría herido.
Así que Zeus ordenó al Sol y a la Luna que no brillaran durante un tiempo.
Luego, buscó a tientas por toda Grecia, hasta que encontró la planta y se la
hizo oler a todos los dioses del Olimpo. Hera volvió a profetizar:
—Ahora, un héroe
vestido con una piel de león nos salvará.
Se refería, por
supuesto, a Heracles, su nuevo portero.
Los dioses
abandonaron el Olimpo e invadieron Flegras.
Heracles colocó una flecha en su arco y disparó contra Alcioneo, el jefe de los gigantes. Éste se desplomó como si hubiera muerto, pero enseguida volvió a levantarse, reviviendo al tocar el suelo de su país. Heracles entonces combatió cuerpo a cuerpo contra Alcioneo y lo arrastró hasta cruzar la frontera griega y penetrar en Escitia, donde lo golpeó con su maza hasta la muerte. Mientras tanto, los demás gigantes atacaron a los dioses, que se vieron obligados a retroceder hasta la cumbre del Olimpo - el famoso tema, recurrente en el arte griego de la Gigantomáquia-.
Luego, los gigantes levantaron un enorme montículo de rocas junto a los altos muros del palacio para, encaramándose en él, poder invadir la morada de los dioses. Una roca golpeó a Ares en la cabeza y éste cayó de rodillas y se puso a gemir. Un gigante llamado Porfirión intentó estrangular a Hera, pero Eros cogió su pequeño arco y le clavó una flecha en el corazón, lo que provocó que el gigante se enamorara locamente de la diosa y le llenara la mano de grandes y babosos besos. Zeus, muy enfadado, arrojó entonces un rayo contra Porfirión y éste lo detuvo con su escudo, mientras volvía a besar a Hera, esta vez en la boca.
Heracles colocó una flecha en su arco y disparó contra Alcioneo, el jefe de los gigantes. Éste se desplomó como si hubiera muerto, pero enseguida volvió a levantarse, reviviendo al tocar el suelo de su país. Heracles entonces combatió cuerpo a cuerpo contra Alcioneo y lo arrastró hasta cruzar la frontera griega y penetrar en Escitia, donde lo golpeó con su maza hasta la muerte. Mientras tanto, los demás gigantes atacaron a los dioses, que se vieron obligados a retroceder hasta la cumbre del Olimpo - el famoso tema, recurrente en el arte griego de la Gigantomáquia-.
Luego, los gigantes levantaron un enorme montículo de rocas junto a los altos muros del palacio para, encaramándose en él, poder invadir la morada de los dioses. Una roca golpeó a Ares en la cabeza y éste cayó de rodillas y se puso a gemir. Un gigante llamado Porfirión intentó estrangular a Hera, pero Eros cogió su pequeño arco y le clavó una flecha en el corazón, lo que provocó que el gigante se enamorara locamente de la diosa y le llenara la mano de grandes y babosos besos. Zeus, muy enfadado, arrojó entonces un rayo contra Porfirión y éste lo detuvo con su escudo, mientras volvía a besar a Hera, esta vez en la boca.
Heracles regresó
justo a tiempo para romperle el cuello al gigante y sujetarlo en el aire hasta
su muerte. En ayuda de Ares, acudieron Apolo y Heracles, que con sus flechas le
sacaron los ojos derecho e izquierdo respectivamente a un gigante. Hefesto dejó
ciego a otro, tirándole a la cara una paletada de oro fundido. Después,
Heracles agarró a los dos gigantes y se los llevó corriendo al otro lado de la
frontera, uno bajo cada brazo, donde les golpeó en la cabeza. Durante el fragor
de la batalla, Afrodita se escondió en el armario de la ropa blanca, mientras
Deméter y Hestia temblaban junto a una de las ventanas del palacio. Atenea, en
cambio, combatió con valor y sangre fría, y Artemisa corrió de aquí para allá,
disparando contra los gigantes desde los lugares más inverosímiles. Alertadas
por el alboroto, las tres parcas salieron de la habitación de hilar y corrieron
a la cocina, donde cada una se armó con una mano de mortero dorada, de esas que
se utilizan para machacar perejil, menta o ajo. Al no existir nadie que pueda combatir
contra las parcas, los otros gigantes huyeron.
Los dioses del
Olimpo lanzaban cualquier cosa que tuvieran a mano contra el enemigo en
retirada. Una enorme roca arrojada por Poseidón cayó al mar y se convirtió en
la isla de Nísiro. Los gigantes presentaron su última resistencia en
Trapezunte, en Arcadia. Poseidón, Zeus y Ares, que no lo habían hecho muy bien
hasta entonces, lucharon valientemente ahora, con tridente, rayos y lanza.
Mientras tanto, Hermes, que le había pedido el casco de la invisibilidad a
Hades, apuñalaba al enemigo por la espalda. Heracles mató más gigantes él solo
que todos los demás dioses juntos. Cuando
la batalla llegó a
su fin, Hera se le acercó y le dio las gracias por librarla de aquel repugnante
Porfirión.
—Siento vergüenza
por lo mal que te traté cuando estabas en la Tierra —le dijo.
—Olvídalo, por
favor, reina Hera —contestó Heracles, haciéndole una gran reverencia.
Así Hércules pasó a ser un
dios y se le casó de nuevo en el Olimpo con su hermanastra, la bella y siempre
joven Hebe, hija de Zeus y Hera y diosa de la juventud.
Hasta el momento había
sido la ayudante personal de los dioses: les servía el néctar en copas de oro,
ayudaba a su hermano Ares a vestirse con sus atuendos de guerra, pasaba a
Hermes los mensajes de los dioses y subía de vez en cuando a hacerle compañía a
su tía Hestia, la cuidadora del fuego. Sin embargo, tras la apoteosis (que
significa “junto a los dioses” en griego) de Heracles y su posterior matrimonio
con él, abandonó todos estos trabajos, que a partir de entonces realizó el
joven Ganimedes, uno de los amantes masculinos de Zeus.
Juntos, Heracles y Hebe
tuvieron a Alexiares y Aniceto, y vivieron en el Olimpo para siempre junto a
los demás dioses.
Así acabó el héroe más grande de todos los tiempos.
Como siempre espero que os haya sido útil e interesante.
(Los textos sobre el significado de los trabajos, estan basados en textos de Annie Besant, Francsico Manuel Nacher, diversas conferencias...)
Como siempre espero que os haya sido útil e interesante.
(Los textos sobre el significado de los trabajos, estan basados en textos de Annie Besant, Francsico Manuel Nacher, diversas conferencias...)
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada